Filósofo, doctor cum laude en Psicología, maestro, comisario
del Cuerpo Nacional de Policía, historiador y editor Julio
de Antón López (Ceuta 1943) dedicó esta semana a pasear por
su tierra a la que le tiene “un cariño muy especial”. Detrás
de él le acompaña una vasta e intensa vida dedicada la
docencia, al estudio y al análisis. Autor de 14 libros, la
periodista y escritora Margarita Riviere dijo de él que
“Julio de Antón es, tal vez, uno de los personajes con más
bagaje y experiencias educativas, mostradas y demostradas
por el discurso de una vida profesional azarosa y con
demasiados cambios.”
Durante esta semana, el que fuera en su día director general
de la Policía de la Ciudad Autónoma (1997/98), ha tenido la
oportunidad de hacer en su tierra lo que realmente le gusta
“pasear, montar en autobús y contemplar a las gentes”,
porque se reconoce un auténtico “vouyer social”.
Recuerda con cariño especial su etapa como docente en el
instituto de Ceuta allá por los primeros años de la década
de los 60 y a aquéllos 100 niños ceutíes a los que llevó a
Madrid para mostrar la capacidad de estos muchachos en lo
que se llamaba ‘expresión dinámica’, una suerte de tabla de
gimnasia sostenida que se llevaba por entonces en lo que era
el incipiente mundo de la actividad deportiva regulada en
las aulas. Un viaje con un centenar de jóvenes de instituto
que contó con la participación de José Solera, recuerda De
Antón, y de Jaime Rigual “y un tal Juárez, un policía
municipal muy comprometido”.
Ha paseado Julio de Antón por las calles de su ciudad
durante esta semana, de descanso, en su aun agitada vida en
la capital. Paseó físicamente y mentalmente. Los olores de
la brisa marina de Ceuta le traslada a esas Escuelas
Prácticas donde correteó su infancia aunque nació en la
calle Fernández; y a las calles de aquella bulliciosa y
activa Villajovita de la década de los 50. Un barrio en el
que se quedó tras su matrimonio “con una ceutí”, apunta
orgulloso durante su tranquila y sosegada conversación.
“Ceuta ha cambiado mucho. Es muy bonita, límpia... de las
ciudades más ‘guapas’ de España, y mira que que recorrido el
país”. Se queda maravillado de su luminosidad y reconoce que
“es una auténtica perla”.
Pasear por sus calles sirve de ejercicio cognitivo donde el
recuerdo azuza a la memoria constantemente. “La gente me
saluda porque, sobre todo los mayores de 50 años, aún se
acuerdan del profesor”. Julio de Antón, que es licenciado en
Filosofía Pura con calificación de sobresaliente y doctor en
Psicología con el reconocimiento Cum Laude, muestra su lado
más orgulloso y de satisfacción cuando se le habla de su
condición de maestro. Su vida docente se inició tras aprobar
la oposición al Magisterio Nacional ,año 1962, y pasar
destinado como propietario en Cortes de la Frontera, Cádiz,
luego adscrito provisionalmente a la escuela Sánchez Navarro
en Ceuta, circunstancia que favoreció ser un especialista en
calidad de profesor de Educación Física y Maestro de Judo y
por tanto subir un peldaño en el discurso docente ,
trabajando como profesor en el Instituto de Enseñanza Media
de aquella localidad, Taller Escuela Sindical Virgen de
Africa y destacado en los finales de curso en Institutos de
Enseñanza Media ubicados en Tetuan, Larache y Alcazarquivir,
(Marruecos), en el transcurso de los años 1962-68. En la
década de los setenta pasó a ocupar la plaza de profesor
titular numerario de psicología criminal en la Escuela
Superior de Policía , años 1973-82, compartiendo este
desempeño con la Dirección del Colegio de Huérfanos de la
Dirección General de Seguridad.
Preceptor del Príncipe Felipe
Fue esa experiencia acumulada la que llevó a Zarzuela. En
2008, SAR el Príncipe de Asturias recibió en audiencia al
educador, historiador y escritor ceutí Julio de Antón, al
objeto de recordar los trece cursos coordinados y dirigidos
por él, programados y financiados por Zarzuela, para la
formación extraescolar del Príncipe, en el transcurso de los
años 1976-1983 . En dicha audiencia quedó evidenciada la
magnífica formación extraescolar de SAR el Príncipe de
Asturias, en los periodos de niñez y pubertad (nueve a
dieciséis años) fue de la mano de aquel ceutí, que fuera su
Preceptor, designado por SS.MM. los Reyes de España a
principios de 1976, apoyado por más de ciento treinta
educadores, entonces, los más cualificados del país. Julio
de Antón recuerda a González Grenn, Rodríguez de la Fuente,
Pérez de Tudela, Pascual del Riquelme, Mariano Haro, Sánchez
Paraiso, Roland Burger, Martín Barroso, De la Cuadra
Salcedo, Lombau, “y un largo etcétera, todos y cada uno
especialistas y expertos en creatividad, tiempo libre,
naturaleza, deporte, animación sociocultural, supervivencia
y convivencia”.
Nuestro protagonista se siente orgulloso de haber
participado “directamente” a ayudar a madurar y socializar
la personalidad del que está llamado a ser Rey de España, a
ayudarle a aprender habilidades en la naturaleza, deporte,
estudio; a facilitar su creatividad e imaginación; “a
convivir”, apunta un orgulloso De Antón, deportista nato y
cinturón negro de Judo tercer Dan. “Fueron momentos muy
felices, muy agradables”. Ha escrito su Tesis Doctoral y se
la ha dedicado a Don Felipe quien le recibirá en audiencia
próximamente acompañado de su nieto Iván, su hija Sofía y su
yerno. Las vivencias con el Príncipe “son muchas. He estado
nueve años intensos con él, lunes, miércoles, viernes,
algunos fines de semana y los veranos en Palma”.
Del Príncipe dijo que es “muy inteligente” y cuenta con una
“habilidad tremenda para los idiomas, para el manejo de
aparatos... porque tiene un sentido espacial excepcional.
Dispone de una cualidad que llamamo inteligencia emocional
muy pronunciada”. “Tiene un gran nivel de empatía, proyecta
una imagen muy buena”. “Aparte del tallaje escolar, en el
extraescolar era soberbio. Con 9, 10, 11 y 12 añitos era un
gimnasta fenomenal, nadador, alpinista excepcional, amante
de la naturaleza, era participativo, solidario... y ser su
preceptor ha sido de lo que más me ha llenado en mi vida”.
La sabiduría, la sapiencia adquirida desde la niñez en las
Escuelas Prácticas, en Villajovita, el disfrute de la playa
del Sarchal, de Calamocarro, su formación en la escuela del
‘chatominini’, “un magnífico profesor”, le proporcionaron un
poso que ha transmitido a SAR el Príncipe.
En esos tiempo De Antón compatibilizaba la formación del
Príncipe Felipe con el estudio “desde dentro” de las bandas
de delincuentes juveniles. De su trabajo con la ‘Banda del
Tetilla’ se editó un libro que sirvió de base para la
recreación de aquél Madrid azaroso de finales de los 70 en
una película dedicada a esta delincuencia, ‘El honor de las
injurias’. En cualquier caso, el mundo juvenil, la
investigación de las tribus urbanas, los grupos eversivos
del fútbol y la delincuencia infantil y juvenil, han formado
gran parte de su labor, lo que le llevó a dirigir -en su
periodo policial- un equipo de seguridad destinado a
combatir la violencia de los ultras en el fútbol español a
finales de los 80, fue presidente de la Comisión
antiviolencia.
Julio de Antón no para. Tiene en proyecto volver a la Liga
de Fútbol Profesional en virtud de una propuesta para
aplicar su sistema predictor de los encuentros denominados
de alto riesgo y analizar comportamientos y anticiparse a
los acontecimientos. Pero también mantiene el interés de
contar, en conferencias, la vida del Rey Pedro el Cruel de
quien esribió una amplia novela histórica de más de 400
páginas. Asímismo, entre los proyectos en mente, no ha
aparcado la posibilidad de continuar lo publicado en el
libro titulado ‘La mano del octaedro’, la vida de un policía
que nace en un pueblo de Castilla y que en 1905 lo destinan
a Barcelona para escoltar a Alfonso XIII en aquélla España
de anarquistas llena de vicisitudes para el agente, que no
deja de ser un alter ego del propio Julio de Antón en su
experiencia en la Brigada Criminal.
Después de una semana de andar Ceuta, de rebuscar por los
rincones de la memoria de esta ciudad a la que están tan
unido, Julio de Antón regresa a Madrid para seguir dando
rienda suelta a sus proyectos y a seguir cultivando un
intelecto ya de por sí excepcionalmente germinado.
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