Y no tardó en llegar. El CETI se
está convirtiendo, cada día más, en un polvorín que puede
“quemar” no a los que han iniciado el “incendio”, sino a los
propios trabajadores que nada tienen que ver con los
enfrentamientos que los cameruneses y los que sean más
vienen montando a cada instante.
No es tarde para eliminarlo, pero no se puede demorar más el
“meter mano” y si es mano dura mejor todavía, naturalmente
dentro de las leyes, sobre esos personajes que parecen
querer hacerse con las riendas del desorden para traer en
jaque a Ceuta, de la mañana a la noche.
Afortunadamente, en asuntos de este tipo, el delegado del
Gobierno, José Fernández Chacón, “ya ha toreado en plazas
más difíciles” y esto, si no se ponen zancadillas por otra
parte, no se le va a escapar de las manos.
Lo de los cameruneses que intervinieron en las
manifestaciones y que deben pensar que han salido
fortalecidos, no se puede dejar de la mano de Dios, ni un
instante más, y creo que lo más conveniente, cueste lo que
cueste, es forzarles, siempre con la ley en la mano, a que
se vayan a alborotar a su país y que no nos traigan aquí más
problemas de fuera, porque bastante es con hacer frente a
los propios nuestros.
No cabe duda de que nos ha caído una losa, cada vez más
pesada y cada vez más costosa, porque enviarlos a su tierra
nos cuesta un ojo de la cara, pero mantenerlos aquí además
de costarnos dinero, mucho, nos ocasionan cada vez más
problemas, como se está demostrando.
Y ya me dirán si no es romper el orden en la ciudad el que
una docena de ellos, o tres docenas comiencen la serie de
altercados que promovieron en la Plaza de los Reyes, donde,
por supuesto, son muchos los niños que, a ciertas horas,
están jugando tranquilamente.
Estos altercados no se pueden y no se tienen que tolerar, ni
un día más y si eso es grave, lo del CETI puede convertirse
en un altercado permanente, si es que para impedirlo no
tenemos allí una serie de fuerzas de la UIP y de la UPR que
serían más útiles y más rentables en otras partes, sin
tantos problemas.
Y para más INRI, otros que están saliendo perdiendo son los
trabajadores del CETI, unas personas que están en su
trabajo, que trabajan en su país y que se ven sometidos a
una presión y a una inseguridad vergonzosas, cuando estos
inmigrantes, con o sin papeles, salen con una de las suyas.
No me cabe la menor duda de que si a mí se me ocurriera
quemar una papelera de la Gran Vía o de la Calle Real, como
mínimo, tendría que pasar por dependencias policiales y, al
menos, pagar los desperfectos.
Eso yo, que pago impuestos aquí y que no estoy, ni he estado
metido en ningún tipo de “fregaos”, y sin embargo “estos
angelitos” se van haciendo dueños de donde pisan y parece
que todas las leyes van en su protección. Ni lo entiendo, ni
lo voy a poder comprender.
Por todo esto, no me extraña que los familiares de los
empleados del CETI reclamen seguridad, por los conflictos
que puedan seguir produciéndose.
Esto, pensémoslo así, ha sucedido y debemos desear que haya
quedado en el pasado, lo contrario no tendría justificación
alguna. Así como suena.
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