Viajo de vez en cuando a algún
lugar de Francia, unas veces invitado y otras porque quiero,
donde suelo consultar los menús de sus bistrós y paladear
sus carnes al punto menos (casi crudas).
Auxerre es la capital del departamento de Yonne, en la
Borgoña francesa, con unos 85.080 habitantes.
Su equipo de fútbol se enfrenta al Real Madrid, escribo
horas antes del partido, pero vemos que el entrenador
“plebeyo” del equipo de la capital lo está dejando mal
parado, al Madrid, con sus ruedas de prensa explosivas.
Un señor equipo, como es el ex gubernamental franquista, no
puede permitirse tener en el banquillo un asno en
diplomacia, por muy magnífico entrenador que sea (hasta
ahora no lo ha demostrado).
Bueno, dejemos eso a los entendidos y pelotas futboleros
madridistas que no tiene ojos en la cara cuando llevan la
tira de años despidiendo a entrenadores buenos, a uno por
año, aunque consigan títulos.
Si bien en Ceuta optan por conceder festividad a un acto
religioso, Catalunya no le va a la zaga con la salida,
ahora, del Departamento de Inmigración de la Generalitat.
Estemos por la labor, señores, que si los del Gobierno de la
Comunidad Autónoma catalana son los primeros en reclamar el
Estado laico, no comprendemos ahora que traten de situar a
los empresarios en un galimatías difícil de aceptar y
resolver.
Pretenden que los horarios laborales sean adaptados a la
religión del personal… (?)
Si lo hacen, porque el absentismo en atroz en las empresas
catalanas, bueno será que no lo hagan.
Muchos trabajadores inmigrantes, sobre todo los de credo
musulmán, suelen coger la baja laboral para celebrar sus
fiestas religiosas.
Si lo hacen… las cadenas de montaje se harán de manera
espiritual, o sea que las moverán las manos del dios
correspondiente.
Un contrato de trabajo es un contrato de trabajo donde no se
contemplan asuntos particulares de los trabajadores, en los
que se incluye la religión, salvo en contados conceptos que
suelen ser siempre incluidos en períodos festivos
(vacaciones, puentes, etc.), por mucho que se hable de
conciliación de la vida laboral y familiar poco deja que
desear.
Pero, vamos a ver, señores sin sentido común… ¿cómo es
posible que el que venga de fuera no se adapte? ¿Cómo es
posible que nosotros tengamos que adaptarnos a sus
costumbres?
No me veo yo construyendo un chalet con trabajadores
musulmanes que, dos por tres, extienden una alfombrita a pie
de obra y se ponen a hacer gimnasia abdominal cinco veces al
día. Ni que se queden casi un mes de fiestas por el Ramadán.
Si esto se extiende, lanzaré un comunicado a todos los
españoles trabajadores para que exijan entrar a la hora que
les convengan, pueden entrar a las 10:00 en vez de las 8:00
con el justificante de que deben dejar a los niños en el
cole.
Españoles y españolas que trabajen los domingos: tendréis
derecho a dos horas libres y pagadas para asistir a misa.
¿Estamos en un país aconfesional o no? ¿Entendemos que sólo
afecta a los españoles?
Pero de todas maneras…, es bueno que consigan ese intento:
tendremos fiesta a rabiar, los españoles católicos, con la
tira de santas y santos que contiene el calendario
gregoriano de Año Nuevo a Nochevieja. ¡Qué jolgorio!
Además sería fiesta el día en que se apruebe esa medida
conciliadora.
¿Es que solo será aplicable a la religión musulmana?
Esta idea ni se le había ocurrido a don Francisco, tan
católico él, ni cuando andaba bajo palio.
|