El sábado pasado, mientras
esperábamos en el atrio de la iglesia de Nuestra Señora de
África la salida de unos recién casados que causarían
impresión por la apostura de él y la belleza serena y
sempiterna sonrisa de ella, tuve la ocasión de compartir
corrillo con Francisco Antonio González. Un corrillo
compuesto entre otros por José Fernández Chacón, Alberto
Gallardo, Sergio Moreno, José Antonio Carracao y Pepe
Torrado.
Los corrillos que suelen formarse en estos encuentros son
para que sus componentes se muestren amables, cercanos,
atentos, y hagan uso de sus mejores reservas de simpatía sin
que en el envite chirríen los goznes de lo artificial. Lo
ideal sería que la gracia de cada cual salga fluida. Sin
estridencias. Sin artificialidad, como siempre, estuvo
durante unos minutos conversando con nosotros Inmaculada: la
encantadora mujer del delegado del Gobierno, que pronto nos
abandonó para ponerse a pegar la hebra con un grupo de
señoras que la estaban reclamando.
A partir de ahí tomó la palabra Francisco Antonio González.
Quien parecía estar todavía poseído por la emoción que a
buen seguro le había causado el acto celebrado a mediodía en
el edificio municipal y en el cual Juan Vivas le había
presentado como comisario de la Fundación Crisol de Culturas
2015.
El nuevo comisario de la Fundación reconoció que diecisiete
años como diputado en el Congreso le fueron mermando la
posibilidad de ver crecer a su hija y de estar en casa el
tiempo que todo padre de familia debe. Lo cual unido a los
problemas de salud que se le presentaron en su momento le
hicieron reflexionar sobre la conveniencia de darle a su
vida política un giro radical.
Pero González no se cortó lo más mínimo en recordarnos que
él sigue siendo un animal político. Algo que le he oído
decir muchas veces. Y que me ha llevado a pensar en que el
diputado tiene un concepto muy suyo de lo dicho por
Aristóteles. De cualquier manera nos alegramos que
Pacoantonio haya podido encontrar un cargo que le permita
dejar a un lado la ajetreada vida matritense y comience a
disfrutar de la vida muelle de este pueblo. Aunque bien
haría en darse cuenta de que sus adversarios van a tratar
por todos los medios de recordarle que no deja de ser un
enchufado de mucho cuidado. Y, conociéndole, mucho me temo
que se vea obligado a darle rienda suelta a ese ‘animal
político’, en versión tan suya, que él tanto saca a relucir.
También hubo tiempo, durante la espera en el ya citado atrio
de la iglesia, para que González elogiara la figura de
Francisco Márquez, su sustituto en el Congreso de los
diputados. De él dijo que era persona inteligente, culta,
con una enorme capacidad de trabajo y dueño de una
preparación extraordinaria. Asimismo nos puso al tanto de la
condición de políglota del consejero de Hacienda. Ya que,
según el ya comisario de la Fundación 2015, Márquez habla
cinco idiomas. Yo tuve la oportunidad, nos dijo Pacoantonio,
de verle conversar en alemán en Bruselas, y me quedé con la
boca abierta. Y hasta nos aseguró que Márquez será en el
Congreso una pieza clave en todo cuanto esté relacionado con
asuntos internacionales.
En fin, que a Márquez, si lee esta columna, no le quedará
más remedio que decirle a González que lo quiere con locura.
Ya que los elogios recibidos por el consejero de Hacienda
son mareantes.
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