LUNES. 20
Hoy, después de varios días sin aparecer por las oficinas de
este periódico, donde me permiten escribir, he ido y me han
entregado una invitación para que asista al acto
institucional que con motivo del Día de la Policía se
celebrará el próximo 4 de octubre a las 13.00 horas en el
salón del Hotel Ulises. Invitación que he recibido con
placer y puedo asegurar que, si cualquier causa de orden
mayor no me lo impide, participaré en esa fiesta en la que
tanto disfruté el año anterior. Y así tendré la oportunidad
de charlar con el Delegado del Gobierno, José Fernández
Chacón y, por supuesto, con el Jefe Superior de Policía,
José Luis Torres Ruiz. Y también con funcionarios de un
Cuerpo que cada día demuestran una profesionalidad que
merece distinción.
MARTES. 21
Decido comer en el Restaurante La Barraca, sito en el
interior de El Parque Marítimo del Mediterráneo. Pero antes
camino un buen rato por el hermoso lugar, en el cual aún
quedan veraneantes suficientes, disfrutando de unos lagos
insuperables; cuyas aguas, eso sí, pueden hacerte creer que
estás bañándote en una playa de Laponia. Yo ya he estado
varias veces en ‘La Barraca’. Y sólo me cabe decir que
siempre me han atendido tan bien como bien me han dado de
comer. En esta ocasión, como en otras anteriores, pregunté
por el propietario del establecimiento, y me dijeron que
Quino Blanco Batista, que así se llama él, estaba de
viaje. Así que me quedé con las ganas de saludar, una vez
más, a Quino. Con quien jamás he tenido la oportunidad de
coincidir en su casa. Mas como me considero persona
insistente, prometo no descansar hasta conseguir un día que
Blanco Batista se siente conmigo, aunque sólo sea a los
postres, para charlar con él el tiempo que sea y de lo que
se encarte. Aunque prometo no criticar a ningún amigo en
común. Que es lo habitual en estos casos.
MIÉRCOLES. 22
A la una y media de la tarde, más o menos, ya se sabía en la
ciudad que la Asociación Deportiva Ceuta se enfrentaría al
Fútbol Club Barcelona en el Alfonso Murube. Y la alegría se
adueñó de la ciudad. A mí me tocó ver el sorteo de los
dieciseisavos de la Copa del Rey en un sitio al cual
acostumbro a ir varios días a la semana: ‘El mentidero’. Y
allí, junto a Jesús, propietario del local, vibré con el
emparejamiento que le viene a la ciudad como anillo al dedo.
Luego, cuando la noche estaba a punto de hacerse, me senté
ante el televisor para ver jugar al primer equipo de la
ciudad en un campo inhóspito. Lleno de dificultades. Y el
equipo, dirigido por Joao de Deus, dio la talla y
sumó tres nuevos puntos en Jumilla. Hoy ha sido un día
completo. Por más que los reventadores hayan empezado a
cundir eso de que el Barcelona se presentará en el Murube
con suplentes. Pobres diablos los que así se expresan.
Cuando la realidad es una y tozuda: si alguien puede
ascender a la ADC es José Antonio Muñoz.
JUEVES. 23
No es la primera vez que me declaro cliente del taxi. Por lo
que muchos del gremio me conocen sobradamente y hasta suelen
darme palique. Unos más que otros, la verdad sea dicha. Así
que hoy, nada más adentrarme en un vehículo, lo primero que
me dice su conductor es que llevo mucho tiempo sin referirme
a Juan Luis Aróstegui en la columna. Y le respondo
que es debido a que dejé de leerle hace ya meses. Y renuncio
a dar la explicación oportuna, porque estamos llegando ya al
final del trayecto. Pero hete aquí que el taxista, tras
parar en el sitio acordado, no tiene el menor inconveniente
en decirme que, días atrás, él iba enchufado a un programa
de Onda Cero en el cual estaba hablando el secretario
general de Comisiones Obreras. Cuando la clienta del taxi le
rogó encarecidamente que cambiara de emisora. Ya que el tal
Aróstegui la ponía de los nervios. Y que, dada su edad, no
estaba ella para soportar sandeces de alguien que lleva
desde que echó los dientes convencido de es que Bakunin
VIERNES. 24
En vista de que hacía un mundo que yo no veía a Diego
Sastre, me presento en su oficina para saber de él. Con
la suerte de encontrármelo laborando en su ordenador. Tras
los saludos de rigor, allá que nos ponemos a contarnos
nuestras cosas. Así quedo enterado de que Sastre ha empezado
ya a echar de menos al hijo que se le ha marchado fuera para
empezar una carrera universitaria. Dado que le veo algo
afectado, no dudo en ponerle al tanto de situaciones que me
han tocado vivir últimamente. Y lo hago de manera que Diego
se ría sin rebozo. Es decir, de manera franca y sin
disimulos. También tienen cabida en nuestra conversación los
comentarios futbolísticos. Ya que la próxima visita del
Barcelona al Murube no es moco de pavo. Diego, por si
alguien aún no lo sabe, fue árbitro de fútbol. Y hace ya
bastantes años ponía a prueba su valor, arbitrando partidos
de la regional local, donde si se perdía un puñetazo,
seguramente había sido dirigido al mentón del colegiado. De
ahí que yo le recuerde, en ocasiones, que su valor, el de
Diego, por supuesto, no se le supone. Sino que lo tiene. Y
ganado a pulso...
SÁBADO. 25
Ayer estuve en la cárcel de Los Rosales. Donde se celebraba
el día de la Merced. El acto fue tan sencillo como emotivo.
Sobre todo cuando los funcionarios distinguidos fueron
recogiendo sus diplomas. Los funcionarios, y qué decir de
los que cumplen misiones delicadas, necesitan verse citados
y sentirse parte importante de la institución, para ir todos
los días al tajo con renovados bríos. A mí me produce una
enorme satisfacción asistir a un acto en el cual las
personas galardonadas reciben una bocanada de aire fresco,
mediante un reconocimiento público a una labor bien hecha.
En mi caso, además de estar invitado por el director,
Juan Hernández Rebollo, tuve el honor de recoger el
premio concedido a ‘El Pueblo de Ceuta’ por decisión del
consejo de la dirección de la prisión. Y lo hice
representando al editor de este periódico, José Antonio
Muñoz; a quien le fue imposible asistir al acto. Los
funcionarios de la cárcel de Los Rosales deben saber que ‘El
Pueblo de Ceuta’ siempre estará a disposición de ellos.
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