Es lo que pretenden Méndez y Toxo,
o lo que es lo mismo la UGT y CCOO, con la huelga del
próximo día 29.
Bien saben ellos que el haber sido cómplices, o por lo menos
no haber dado la cara en su momento, respecto al Gobierno,
especialmente en estos momentos tan complicados, les ha
hecho perder afiliados y, sobre todo, credibilidad, que es
lo peor que les podía pasar.
Ahora mismo, en el seno de los dos sindicatos mayoritarios,
no hay seguridad de ningún tipo de que la huelga resulte
como ellos pretenden y no tienen tal seguridad, porque de
sobra saben que sus actuaciones, a lo largo de ya muchos
meses, años diría yo, han ido avalados por la falta de
claridad, en todo y por el apoyo, a cambio de ... “eso”, al
Gobierno, sin importarles para nada lo que debe ser y tiene
que ser un sindicato, especialmente un sindicato de clase,
hoy.
Lo hemos dicho en repetidas ocasiones y ahora lo vamos a
tener que repetir, que UGT y CCOO se han quedado atrás, se
han quedado parados en el tiempo y volver a echar a andar,
como es debido, les costará mucho, especialmente porque
andar por sus propios medios, sin estar siendo cómplices del
que tiene “la caja de los cuartos”, no lo ven factible y no
lo ven factible porque ya nadie cree, de verdad, en ellos y
menos creen en su solvencia y en su labor a favor, como
ellos dicen, de los obreros.
UGT y CCOO tienen una necesidad imperiosa de que la huelga
del día 29 sea un éxito para ellos, cosa que, ahora mismo,
está a años luz de ser una realidad, al menos si hay
libertad para que aquel que quiera pueda ir a su trabajo.
Y esto es lo que nos tememos muchos, que el éxito se puede
ir buscando, como sea, incluso poniendo todo tipo de trabas,
por las buenas o por las malas, a quienes no quieran
secundar la huelga.
Malo sería el fracaso, pero peor sería esto otro que dejaría
a los sindicatos fuera de la legitimidad, en cuanto a los
derechos de las personas.
En estos momentos y aquí se va perfilando, con lo poco que
puede servir de índice una ciudad como Ceuta, eso de ir a la
huelga en el sentido de lo menos atractivo para el personal,
porque existe ya la sospecha, posiblemente fundada de que
sería una forma de dejarse manejar por quienes, cuando pase
la huelga, se volverán a desentender de los que les apoyan.
Y la gente, no cabe duda, tiene memoria, no se olvida de las
cosas, con facilidad, y menos se olvidan cuando les “han
tocado el bolsillo” en días como este, en tanto que los
liberados, caballo de batalla de los sindicatos, son los que
más rendimientos sacan a diario y en las fechas de
responsabilidad, como será el día 29.
Méndez y Toxo querrían estar a la altura de los tiempos,
pero uno que lleva ya muchos años como primer espada de su
sindicato, UGT, y el otro que tan sólo lleva “cuatro
telediarios” dirigiendo CCOO, todavía no se han dado cuenta
o no quieren darse cuenta del terreno que pisan y mucho
menos se están enterando de que ahora no se camela a la
gente con palabrería, sino con hechos para esos obreros a
los que dicen proteger, pero no lo hacen.
Particularmente, no soy uno de los que apoye la huelga y lo
he dicho muchas veces, que el Gobierno se la está
mereciendo, pero dirigida por otro tipo de sindicatos, no
por estos añejos y trasnochados, que no están a tono con los
días que estamos viviendo.
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