La mujer tiene, en general, más
constancia que el hombre y en cuanto a talento o falta de
talento, allá se van la una y el otro; por eso se me hace
raro que la mujer haya tardado tanto tiempo en conseguir lo
que ha ido consiguiendo. Y lo que tiene que conseguir. Pues
aún anda a mitad de camino. Quien así se expresa es un
político del Partido Popular.
-Llevas toda la razón del mundo, le digo.
-Pues bien harías en no criticar tan duramente a las mujeres
que forman parte del Gobierno presidido por Juan Vivas.
–me responde.
Semejante salida de tono, por parte de alguien a quien yo no
tenía por persona muy dada a defender la causa femenina, me
sorprende. Aunque tardo, nada y menos, en decirle que jamás
me dio a mí por cebarme en mis críticas con las mujeres que
forman parte del gobierno local.
Ahora bien, tampoco por el hecho de que sean mujeres,
entiendo yo que hayan de tener un tratamiento especial.
Porque entonces, sin duda alguna, estaríamos atentando
contra la tan cacareada, justa y continua lucha en pos de la
igualdad de ambos sexos.
En fin, que tras esta aclaración, decido no continuar por un
camino siempre sembrado de minas, y me adentro por otro, no
menos complicado, pero que afecta, única y exclusivamente, a
unas pocas mujeres. Que son las que, precisamente, forman
parte del gobierno local. Y que, según se me ha apuntado, lo
tienen crudo para seguir ocupando sus cargos en el próximo
gobierno. Ya que se da por descontado que Vivas volverá a
ganar las próximas elecciones, y además con la acostumbrada
mayoría absoluta.
Las mujeres pertenecientes al gobierno son las que siguen:
Mabel Deu, Adela Nieto, Carolina Pérez, Kissi Chandiramani y
Yolanda Bel. Y, salvo esta última, las demás parece que
andan en la cuerda floja. Y todo porque detrás de ellas hay
ya otras femeninas esperando turno para debutar como
consejeras.
Semejante explicación la obtengo por parte de alguien muy
enterado del asunto del cual escribo. Aunque, por razones
obvias, me veo obligado a silenciar su nombre. Pero hay más:
casi todas llevan muchos años haciendo lo mismo y han
llegado a convertir su tarea en algo que por habitual se ha
convertido ya en lo que Luis Romero –escritor- llamaba en
1962, “rutinarias costumbres”.
Mabel Deu, de quien nunca negué mi simpatía por ella, ha
habido momentos en los que se ha venido abajo y se ha
desnortado. Y a pesar de que goza de la estima de Vivas
puede perder su puesto. Tengo entendido que mucho deberá
aplicarse en el escaso tiempo que le queda si no quiere
pasar a la reserva. Carolina Pérez está más quemada que la
pipa de un indio. Según diría Michael Robinson si se
le pidiera un parecer sobre ella. Creo que tiene sus días
contados. Adela Nieto es del primero que llega. Y si el
primero que llega cae en desgracia, trata por todos los
medios de huir de la quema en un santiamén. Lo cual, como
debe ser, no está bien visto. Kissi Chandiramani, por más
que haya estudiado en la Soborna, no acaba de dar la talla.
Pues oponerse a José Antonio Muñoz en su momento no
se olvida. En lo tocante a Yolanda Bel, me permitiré decir
que es la que está en mejor disposición de repetir. Siempre
y cuando deje de atentar por sistema contra el secretario
general de su partido.
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