Qué paradoja la de la Educación en Ceuta, veinte de los
treinta y dos kilómetros cuadrados que el Estado sigue
gestionando en España, nunca visitada por un ministro del
ramo, líder nacional en fracaso y abandono escolar. Ni el
director provincial, ni el delegado del Gobierno. Ayer fue
el presidente de la Confederación Española de Asociaciones
de Padres de Alumnos (CEAPA), el navarro Pedro Rascón, el
que anunció que Ángel Gabilondo romperá la rutina de sus
predecesores antes de final de año y, al igual que en 2009
en Melilla, vendrá a conocer de primera mano la problemática
de la enseñanza local.
La Educación ceutí ha encontrado un buen amigo en el
presidente de la Confederación Española de Asociaciones de
Padres de Alumnos (CEAPA), la entidad más representativa de
todo el país, Pedro Rascón. El gallego, que fue reelegido en
junio para seguir en esta responsabilidad hasta 2012,
conoció la ciudad autónoma en octubre del año pasado y en
diciembre demostró volviendo a cruzar el Estrecho que no es
tipo perezoso.
Ayer volvió a Ceuta para conocer y charlar con el presidente
Vivas, el director provincial de Educación y el líder de la
Junta de Personal Docente, volverse loco un ratito tratando
de encajar sus visiones tan diametralmente opuestas de qué
pasa en las aulas de la ciudad y finalmente asistir, hoy, a
las XI Jornadas ‘Respetar es Educar’.
A primera hora de la tarde citó a los medios para
anunciarles que el ministro de Educación, Ángel Gabilondo,
satisfará “antes de final de año” su “gran interés” por
visitar Ceuta y conocer “in situ y de primera mano” su
problemática.
El anuncio es doble noticia por quién es su portavoz y
porque, sin ser el Rey ni el presidente del Gobierno, se
trata también de una visita histórica. El Cronista Oficial
de la Ciudad, José Luis Gómez Barceló, explicó ayer a este
periódico que ninguno de sus antecesores ha cruzado el
Estrecho en época democrática. Lo más parecido que ha visto
la tierra caballa fue un ministro de Cultura de UCD, el
andaluz Manuel Clavero Arévalo, que lo hizo en 1979.
Cuando cumpla su promesa el ministro vasco tendrá cargada su
agenda: el líder del Ejecutivo local, Juan Vivas, ya le ha
pedido al delegado que le tramite una audiencia con él, aquí
o en Madrid; y el Foro de la Educación ha suspendido sus
actividades hasta que Gabilondo atienda sus peticiones.
“Se ha avanzado poco”
Si, antes de viajar, habla con Rascón, se hará una idea más
o menos cabal de por qué se le anhela tanto. “Hace un año”,
reconoció ayer el presidente de CEAPA, “estuve aquí y
escuché muy buenas intenciones pero doce meses después he
constatado que si se ha andado algo ha sido tan poco que no
se nota”.
Rascón volvió a hablar de “lo mismo” que en octubre de 2009:
masificación de las aulas, falta de plazas escolares,
necesidad de nuevos centros... “Conociendo estas carencias
las planteamos al Ministerio y volveremos a hacerlo como
interlocutores privilegiados que somos en tanto que entidad
estatal aunque esta no sea exactamente la misión de CEAPA”,
explicó.
El representante del colectivo de padres tuvo la habilidad
después de escuchar voces tan discrepantes como las de
Vivas, Melgar y Aróstegui de intentar hacer un diagnóstico
fiel de qué le pasa a la Educación ceutí, cuyo estado
describió como “complicado, no sé si tan dramático como
algunos dicen”.
Sí se mostró convencido y aseguró que en eso coincidió con
todos sus interlocutores de que “sobre todo en estos tiempos
de crisis” es necesario redoblar el esfuerzo inversor en
Educación, aunque no dé “rentabilidad inmediata ni
vistosidad política”.
Llamada a la concordia
En su línea de mesura reivindicativa Rascón lamentó también
que España sea un país en el que los partidos lo usen “todo”
en la batalla política y abogó porque el de la enseñanza sea
un tema “de Estado, de esos que no son objeto de disputa
diaria”.
“Hay que repensar la Educación, el sistema y muchas otras
cosas como las estadísticas. Hay mucho que hacer”, destacó
antes de realizar una llamada a la responsabilidad y a la
concordia a todos los agentes de la comunidad educativa: “A
veces”, dijo con disgusto, “nos olvidamos de cuál es el
objeto central de todo el sistema, que es formar lo mejor
posible a los niños y niñas, y mezclamos temas laborales con
políticos con educativos”, concluyó como si hablara de la
ciudad autónoma sin querer hacerlo expresamente.
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