Los desbordantes flujos
migratorios van a seguir descontrolados y rebeldes, en la
medida que no seamos capaces de instaurar un orden más
justo, humano e incluyente en el planeta. Se precisa, pues,
que los derechos de todos sean protegidos. Sin embargo, cada
día son más las personas que viven en el sufrimiento
permanente por causa de injusticias e incomprensiones.
Mientras los países ricos continúan recortando la ayuda para
combatir la pobreza, multitud de gentes son ignoradas por
unas políticas de desarrollo que no pasan del papel. Esto
debe llevarnos a revisar maneras y modos de vivir. Lo
primero poner fin a las prácticas especulativas. Devoran
solidaridades y el espíritu del bien común se queda en un
mero sueño.
Es natural que todo ser humano busque mejores condiciones de
vida. Lo que es una verdadera tragedia humanitaria es el
drama que viven aquellos migrantes que caen en manos de
mafias organizadas. Resulta bochornoso ver que las
autoridades no atiendan debidamente a estas personas, en su
mayoría indocumentadas, sometidas a los más diversos actos
de tortura y barbarie. En cualquier caso, la solución no son
las políticas migratorias represivas que algunos países
están llevando a cabo, sino la mano tendida y el impulso de
políticas de apertura. Porque, realmente, toda persona debe
tener derecho a vivir en el territorio que le plazca, a
permanecer el tiempo que considere en él, a reagruparse e
integrarse con su familia donde considere que mejora su
nivel de vida.
La libertad de volar es algo innato, nadie está legitimado
para cortar alas. No es justo que se coarte esa liberación.
La misma comunidad latina ha criticado a Obama por incumplir
su promesa de sacar adelante una norma que prevea una amplia
reforma del sistema de inmigración. Son millones de
ciudadanos extranjeros que viven y trabajan de forma
clandestina en Estados Unidos. Esto es un problema global,
del que se habla mucho, pero nada se hace. Lo cierto es que
mientras unos comen sin necesidad, porque se llevan a la
boca la ración suya y la de los pobres, otros se encuentran
en una ratonera de miserias difícil de salir. Se les cierra
todas las fronteras. Así el mundo no puede florecer, parte
de sus miembros están predestinados de por vida a convivir
con la pobreza.
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