Considera como reto reducir el desempleo aunque reconoce
que crear una fábrica más de las que ya tiene es una tarea
muy difícil. Sin embargo, para la galardonada con el XII
Premio Convivencia, no hay nada por lo que tirar la toalla,
por ello, y desde que tenía 20 años, apostó por la igualdad
social sin importar la raza, el sexo o la religión. Aunque
confiesa no creer en la integración, puesto que tiene como
ejemplos Australia o América, Helen Lieberman ha comprobado
que en Ceuta “sí es real”, por ello, me encantaría que “el
carácter humano de esta ciudad fuese algo universal”.
Palabras que además trasladará a los ceutíes el próximo
domingo en el acto de entrega de esta condecoración.
Pregunta.- A dos días de recibir el Premio Convivencia
Ciudad Autónoma de Ceuta, ¿a quién dedicará este galardón?
Respuesta.- A la fundación que he creado, ‘Ikamba Labantu’.
P.- Después de una larga trayectoria que inició con
apenas veinte años, ¿cuáles cree que han sido los valores
que la han convertido en ‘la madre Teresa de Sudáfrica’?
R.- El haber conservado siempre el espíritu de lo creado
desde un principio. Nunca hemos cambiado nuestro objetivo y
las personas que trabajan conmigo mantienen mi mismo ideal.
Muchas veces, cuando empiezas a trabajar en algo a través
del tiempo, van cambiando factores como las pretensiones, el
dinero, pero nosotros siempre nos mantuvimos firmes,
creyendo en lo que deseábamos hacer. Eso es lo más
importante, mantenerse fiel.
P.- ¿Cuál fue la clave para superar las dificultades
raciales a las que se enfrentó nada más llegar a ese
hospital de Ciudad del Cabo, y hacer entender que el color
de la piel sólo era eso, un color?
R.- La realidad es que nunca tuve que explicarles la
diferencia entre blancos y negros, simplemente, trabajaba
con todos los que me necesitaban, independientemente del
color o lo que fuera.
P.- ¿Hubo algún momento en el que se replantease
renunciar a su labor humana y solidaria?
R.- Lo cierto es que nunca lo he pensado porque las personas
que han estado conmigo y me han rodeado estos años son
maravillosas, aprendiendo de ellas que se puede salir
adelante y atravesando las circunstancias con una sonrisa.
P.- Además de logopeda, ¿con qué valores personales, que
luego pudo hacer suyos, supo dar respuesta a la miseria y la
segregación racial entre los sudafricanos?
R.- Con el trabajo en comunidad. Me siento privilegiada por
poder trabajar con ellos aunque ya no sea terapeuta o
logopeda. Poco después de empezar a trabajar en la
asociación, deje mi labor sanitaria para dedicarme a la
humana.
P.- Actualmente, cuenta con un gran respaldo de
voluntarios que trabajan por los ideales de ‘Ikamba Labantu’,
¿qué es necesario para unirse a vuestra labor?
R.- Para ser un voluntario necesitas hablar varios idiomas,
tener las osas muy claras y, realmente, yo soy la única
voluntaria de la organización. Vienen muchos estudiantes
universitarios a ver cómo trabajamos pero se necesita mucho
tiempo para supervisarlos.
P.- Durante su estancia en Ceuta ha querido conocer
Tánger y Tetuán, ¿por algún motivo en especial?
R.- Porque pertenecen a otro país, donde reside otra gente,
y quería ver cómo viven y cómo son.
P.- ¿Cree usted en la integración social en la sociedad
actual, independientemente de la raza, el sexo o la
religión?
R.- Creo que no o, por lo menos, En Australia o América no
la hay. Aunque creo que en Ceuta sí es real.
P.- ¿Y cómo lo ha percibido en estas escasas horas que
lleva en la ciudad autónoma?
R.- Lo puedo ver porque en la calle la gente va mezclada y
no hay zonas divididas por lugar de residencia, como ocurre
en otros países.
P.- A nivel personal, ¿cuál ha sido la mejor crítica que
ha recibido a lo largo de su vida?
R.- Cuando algunas veces veo en el ‘Town Ship’ que la gente
todavía está sufriendo, lo sufro yo misma, pero son ellos
mismos los que me dicen que mañana cambiarán las cosas, que
tenga paciencia. Y cuando las mamás cogen a los niños en su
regazo, me hacen sentir bien. Creo que estas experiencias
son las que resultan gratificantes.
P.- ¿Existe algo que crea que debe hacer aún pero que
piense que pueda ser inalcanzable?
R.- Me gustaría encontrar más trabajo para la gente y tener
otra fábrica pero creo que tengo ya muchas, incluso que
exportan, y va a ser muy difícil. Pero hay demasiadas
personas desempleadas, es un gran problema, y me gustaría
resolverlo, aunque reconozco que es complejo.
P.- ¿Qué le gustaría dejar en la memoria de los ceutíes?
R.- Me encantaría que todo el mundo pudiera ser como Ceuta.
Me siento muy honrada por recibir este premio y,
sinceramente, admiro mucho la motivación de esta ciudad por
conseguir vivir en esta mezcla de culturas. El carácter
humano de esta ciudad me encantaría que fuese algo
universal.
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