¿Odia el diablo la sagrada ostia?
¿Se burlan de nosotros los periodistas alemanes? Pues para
mí que sí, porque comparar a las ministras socialistas con
“muñequitas” es especialmente perverso.
De hecho, si califican a la preciosa Carla Bruni con una
muñequita hay que callarse. O si le dedican el cariñoso
calificativo a la linda Rania de Jordania o incluso a la
exquisita Matilde de Bélgica. Pero para llamar “muñequita” a
Maria Teresa Fernández de la Vega, a Leyre Patín o a Carmen
Chacón hay que tener el colmillo muy retorcido, una
proverbial mala leche y unas ganas de cachondeo
inenarrables. Y ser muy crueles. Por mucho que, los
internautas, desaprensivos como son, le den la razón a los
periodistas alemanes y digan que no se equivocan porque
María teresa Fernández de la Vega parece “el muñeco
diabólico”, Leyre Pajín “la chochona” de las tómbolas de
pueblo y opinen que Carmen Chacón es una despiadada
antítesis de los encantos de la Barbie. ¡Cuánta maldad!. De
hecho, la vicepresidenta ha hecho frente a estas
declaraciones alemanas tildando a los periodistas de
“antiguos” y a sus comparaciones de “falta de respeto”.
Es cierto, los alemanes son unos antiguos y unos cursis por
llamar “muñequitas” a unas mujeres que no resultan
excesivamente agraciadas. Pero encima cargan contra Soraya
Saenz de Santamaría del PP, bueno, cierto es que hizo un
“posado” en una revista de moda, creo que el ELLE,
especialmente desafortunado por lo pretendidamente “sexy” en
plan traje negro con escote y posturita. Dicen los
internautas que eso se lo podría permitir si midiera medio
metro más y tuviera la elegancia de la Bruni, amen de
bastantes kilos menos y que, por ponerse “moderna y
populista” hizo el más siniestro de los ridículos.
Vale. De hecho no tenemos a ninguna mujer de “rompe y rasga”
tampoco entre nuestras filas, como mucho la presidenta del
Parlamento vasco que es guapita y es fina, antigüica pero
fina . No obstante les digo que, por muy insípida que sea la
Cospedal siempre será mejor que la antigua ministra Isabel
Tocino cuando se retrataba vestida de motera o de pastora. O
la extraña Pilar del Castillo que parecía la pareja de baile
de David el Gnomo. Pero criticar a la mujer por su falta de
atractivo es insolidario, intolerante y una forma de
machismo xenófobo que supone el rechazo de las feas frente a
las guapas.
¿O es que piensan que todas nuestras políticas no darían un
brazo y mitad del otro por tener la exquisita elegancia y la
belleza de Su Alteza Salma Benani? ¿O el estilazo de Carla
Bruni? ¿O la soberbia presencia de la Jequesa de Qatar? ¿O
el magnífico vestuario super fashion de la Obamesa?.
¡Y encima los retorcidos periodistas alemanes critican que
nuestras ministras lleven cuatro modeletes de medio pelo!
¿Qué quieren? ¿Qué por ser de izquierdas se vistan en el
mercadillo del barrio de los cuernos? ¡Que envidiosos! Y
para rizar el rizo de la ignominia recuerdan la foto de la
familia Zapatero con los Obama. Bueno, sí, daba susto y
aprensión, pero hay lo que hay y tenemos lo que tenemos (que
no lo que nos merecemos y en las urnas se verá). ¿Qué dicen?
¿Qué encuentran muy divertido que alguien califique a María
Teresa Fernández de la Vega de “muñequita”?
Pues a mí no me hace ninguna gracia y tampoco me río en
absoluto cuando los machistas dicen que, a partir de ciertas
edades, a las mujeres no les hacen analíticas sino
directamente les aplican el carbono 14 para determinar la
antigüedad. ¿Por qué se carcajean? ¿Por qué más de una, en
lugar de “muñequita” parece una lechuza ajada? Sí, de
acuerdo, pero lo mismo tiene una gran belleza interior ¿Por
qué me escupen? ¿Qué quieren que les ofrezca algún ejemplo
de la belleza interior de las “muñequitas”? ¡Pues ahora les
voy a joder! ¿Qué me dicen? Vale que no han escrito grandes
tratados de Ética ni son exponentes de nuestros valores
humanistas-cristianos, pero lo más de una tiene como belleza
interior notable que presenta interiormente un hígado, unos
riñones o unos buenos pulmones para transplantes, sanos y
saludables.
¿O es que eso no es también belleza “interior”?. No me
nieguen que les he dado un buen corte.
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