La Dirección Provincial del Ministerio de Educación ha
tratado “informalmente” con representantes de los
propietarios de las antiguas naves industriales del
Sardinero que tanto dieron que hablar hace unos meses,
cuando decenas de inmigrantes indocumentados las ocupaban,
para sondear la posibilidad de que las Administraciones
retomen estos solares como opción para paliar la urgente
necesidad de construir nuevos colegios, opción que la
Ciudad, responsable última, no contempla.
El año 2008, una vez digerido el rechazo del Ministerio de
Educación a los terrenos de Ybarrola por estar contaminados,
nació con los solares que ocupan las antiguas naves
industriales del Sardinero como opción prioritaria para
construir colegios en una de las zonas de expansión más
necesitadas de ellos de Ceuta. En enero el consejero de
Fomento confesó a los medios que dichos terrenos podrían
expropiarse y “no para uso residencial”, sino educativo. En
agosto de hace 2 años la portavoz del Ejecutivo reiteró que
se seguía trabajando en la expropiación y asumió que dicho
proceso tenía “infinitas” dificultades para concretarse.
Doncel, ese mismo verano, dijo a este periódico que si lo
conseguía antes del final de la legislatura se daría por
satisfecho.
El tema ha pasado a un segundo plano, como las propias
naves, después de que los inmigrantes dejasen de utilizarlas
como refugio habitual, pero las llamas de actualidad que
arden alrededor de la falta de espacio para construir
centros educativos han hecho que se mueva ficha.
Representantes de la propiedad de los terrenos y la
Dirección Provincial de Educación han tratado recientemente
la posibilidad de retomar esta vía sin entrar en precios,
aunque la respuesta que ha dado el Ministerio ha sido la
obvia: la burocracia dicta que es la Ciudad quien compra y
el Estado quien construye y posteriormente cede el inmueble
a la primera.
Fuentes de la Administración local negaron ayer a este
periódico poder plantearse siquiera esta opción: la Ciudad
sigue trabajando sobre el protocolo de compra de terrenos
militares firmado con Defensa para que los acuartelamientos
Fiscer y Fuentes Pila o la antigua fábrica de harina sirvan
al mismo fin, aunque sin plazos
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