Suele pasar que en casi todas las
reuniones a las que acudo, siempre existe una persona con un
artilugio en la mano. Es el fotógrafo ocasional que siempre
anda tirando fotos de cualquier cosa.
En la tertulia a la que suelo concurrir, el fotógrafo suele
ser un señor mayor natural de Pollensa. Lo raro es que nunca
entrega copias de las fotos que hace de los tertulianos…
Bueno, hablando de fotos, las que se hicieron los mandamases
de los dos países más ralos en exponer sus intenciones
respectos a las ciudades de Ceuta y Melilla.
Por parte de nuestro país, representado en una eterna
sonrisa con dos hoyuelos en las mejillas, no deja de ser una
hipocresía hortera que me revuelve las tripas.
Por parte del otro país, la catadura moral del representante
queda patente en su despreciativa y prepotente mirada. Más
aún que su bandera era la única que ondeaba en el reducido
espacio improvisado.
Mucho trabajo previo de concertación de una entrevista que
no conducía a nada que no sea posar para la foto.
Si ambos líderes decidieron pasar página de los incidentes
fronterizos de Melilla, no resultaba menos sorprendente que
el nuestro obviara lo del Sáhara.
¿Qué cuesta hacer una entrevista a sólo 14 kilómetros de
distancia? Tienen que hacerla a más de cinco mil kilómetros
y sólo para la pose.
La única verdad, tanto para los de derechas como para los de
izquierdas, es: LA FOTO ES LO MÁS IMPORTANTE. ¿No te jode?
¿Cuándo se atreverán, los representantes de nuestro país,
asentar de una vez por todas y de manera internacionalmente
reconocida, que Ceuta y Melilla nunca entrarán en el puzle
marroquí?
No me refiero a la actitud de cierto presidente que osó
enviar a toda una élite militar contra un rebaño de cabras.
Ahora no se tratan de cabras ni cabreros.
La oportunidad que tenemos en esas reuniones de la ONU no
deberíamos despreciarlas. Debemos clavar la pica en Fl…,
perdón digo en la ONU y zanjar el tema de la españolidad de
las dos ciudades.
De paso, y soltando los huevos de una vez por todas,
proclamar lo que hace tantísimo tiempo debía estar
proclamado: la total independencia de nuestra antigua
provincia en el África: el Sáhara de los sahaurís. Las
palabras estatales son ley y la de aquellos tiempos cuando
se abandonaron aquellos territorios ¿Qué son? ¿Mierda?
Que no se pongan los huevos por corbata.
Ya vemos que nuestros políticos son muy aficionados a
usurpar poses a las que solo tienen derecho las y los
modelos profesionales.
Gracia me hace nuestro presidente autonómico con el gorro
legionario. No le pega ni para figurar en el escaparate de
una tienda de souvenirs. No vende.
Carod-Rovira las pasó canutas por colocarse el gorro
espinoso de Jesucristo.
Por otro lado no me sorprende el auge de los partidos
ultraderechistas en Europa. Si tenemos aquí partidos que no
son de auténticas izquierdas, al estar sometidos a las
directrices neoliberales de Wall Street. ¿Qué tienen de
izquierdas?
No existe, en realidad, ningún líder carismático, preparado
y efectivo de la izquierda.
Parece que no aprendemos nada de la Historia, mucho menos de
la reciente. A joderse toca.
Estamos convirtiendo la democracia actual en la democracia
de los pasteleros, según Platón, tal como tratan de ganarse
al ciudadano con pasteles y caramelos…
Pero de esa filosofía parece olvidarse el presidente de
nuestro gobierno, cuando se trata de las dos ciudades,
convertidas en las guindas de un pastel en intercambios
fotográficos.
Que no pase “ná”
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