Una veintena de ceutíes entre amigos y familiares se
reunieron ayer en las escolleras de Muelle Alfau donde
rindieron tributo a la memoria del submarinista ceutí Jesús
Lladó, al cumplirse un mes desde su pérdida. Sus seres
queridos colocaron una placa en la pared rocosa frente a las
aguas ceutíes, dejando que la brisa marinera envolviese el
rostro del joven que dio su último adiós mientras se
encontraba bajo el mar.
Con el romper de las olas de fondo, la brisa marinera en el
aire y aún lágrimas de nostalgia en cada rostro, los
familiares y amigos del submarinista ceutí Jesús Lladó
quisieron brindar un homenaje a la memoria del joven
fallecido al cumplirse un mes desde su último adiós.
Por ello, sobre las cinco de la tarde de ayer, una veintena
de personas se reunieron en las escolleras de Muelle Alfau
para colocar sobre el roquedo una placa en la que destacaban
dos imágenes del joven fallecido hace un mes y unas palabras
de cariño y recuerdo de sus padres, amigos, novia y su
pequeño de dos añitos y medio. Iniciativa que partió de sus
propios amigos al echar en falta a un compañero de juegos y
risas, deporte y aventura bajo los fondos marinos que al
ceutí, parece, le jugaron una mala pasada.
El ceutí fue rescatado sin vida el 21 de agosto a unos 14
metros de profundidad en San Amaro después de que el
servicio de bomberos y el grupo de actividades subacuáticas
(GEAS) de la Guardia Civil no escatimaran esfuerzos para dar
con su rastro. Según lo relatado por la madre del
submarinista, este se dirigió a loa costa al mediodía del
día 19 de agosto para practicar pesca submarina y se lanzó a
bucear a las tres de la tarde. Pero, al pasar las horas y
caer la noche, los familiares denunciaron el caso en
comisaría.
El servicio de bomberos, por aquella fecha, explicó que
había recibido el aviso pasadas las 00.00 horas del sábado,
por lo que se activó el plan de rescate y se puso en marcha
la primera búsqueda en el mar. Aunque sería sobre las ocho
de la mañana de ese mismo día cuando los GEAS encontrasen el
cuerpo inerte de Jesús Lladó, con el lastre en su cinturón y
el equipo de pesca submarina. Aunque según aseguraron a los
familiares los forenses, el joven cerró sus ojos sin saber
qué estaría pasando. Después de una hora de preparativos y
alguna que otra anécdota capaz de despertar una sonrisa, las
imágenes de Jesús Lladó quedaron plasmadas en las escolleras
frente a su querido mar.
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