El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero se
verá las caras hoy lunes (si es que no se produce alguna
espantada) con el rey de Marruecos, Mohamed VI en Nueva York.
Los asuntos bilaterales están muy en boga después de que en
los últimos meses se haya producido una elevada tensión
desde el lado marroquí con una clara ofensiva en sus
peticiones por Ceuta, Melilla y las islas para llamar la
atención de España.
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero,
aprovechará el viaje que realiza esta semana a Nueva York
con motivo de la reunión sobre los Objetivos de Desarrollo
del Milenio en la ONU para reunirse con el rey de Marruecos,
Mohamed VI, en Nueva York, con el fin de abordar con él las
relaciones entre los dos países.
Zapatero y el monarca alauí “hablarán sobre las relaciones
entre España y Marruecos, que son una prioridad política
española, como corresponde a dos países socios y vecinos que
comparten muchos intereses”, explicó el viernes la
vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández
de la Vega, en declaraciones recogidas por las agencias de
noticias españolas.
El encuentro se producirá cuatro días después de la visita
del líder del PP a Melilla y de la carta que el primer
ministro marroquí, Abbas el Fassi, envió a éste en su
calidad de secretario general del partido Istiqlal, en la
que reclamaba un “debate serio” que permitiera poner fin a
la “ocupación de Ceuta y Melilla”, y semanas después de que
el Gobierno diera por zanjada la crisis en la frontera con
la ciudad autónoma.
Aunque De la Vega no mencionó estas cuestiones, aseguró que
el Gobierno ha apostado y lo seguirá haciendo por la
“diplomacia, que es un eje y un valor fundamental de nuestra
proyección internacional”.
El difícil equilibrio de España para llevarse bien con
Marruecos, pero también con Argelia, es evidente. Ambos
países norteafricanos ajustan la cuerda de la tensión en
función de cómo se acerquen las posturas con uno u otro. Si
España muestra notoria amistad con Argelia, Marruecos
responde con su mejor forma de presión (Ceuta, Melilla, las
islas y menor control de la inmigración) junto con el
asuntos del Sáhara como crucial elemento en el tablero
político. Si por contra, Argelia nota mayor acercamiento
hispano marroquí, el país de Butteflika endurece criterios
con el gas que exporta a España, muy dependiente de los
yacimientos argelinos. Una Argelia que también juega su
papel de enemigo con Marruecos por el apoyo incondicional
otorgado a los saharauis del Frente Polisario contra al
anexionismo marroquí.
España y el Sáhara, sí pero no
Fernández de la Vega, sin embargo, ha subrayado que la
posición del Ejecutivo español respecto al contencioso del
Sáhara Occidental se mantiene. La posición española, afirmó
este viernes, “es conocida y no ha cambiado”.
España considera que “lo fundamental es encontrar una
solución justa, duradera y mutuamente aceptable y que
respete el derecho a la libre determinación del pueblo
saharaui” y las resoluciones de la ONU.
Por ello, el Gobierno “apoya de manera decidida” los
esfuerzos que está realizando en el enviado especial de la
ONU para el Sáhara Occidental, Christopher Ross, para
alcanzar una solución que acepten tanto Rabat como el Frente
Polisario.
No obstante, desde el Ejecutivo reconocen que no sería
“realista” una solución que no acepte Marruecos, que insiste
en su plan de autonomía la antigua colonia española como la
única opción viable para resolver el contencioso.
Zapatero-Mohamed VI
La reunión de Zapatero y Mohamed VI será la cuarta en que
ambos se encuentren desde que el presidente del Gobierno
llegó al poder en marzo de 2004.
La primera tuvo lugar en Madrid con motivo de la asistencia
del monarca alauí a la Cumbre sobre terrorismo y democracia
de marzo de 2005, mientras que ese mismo año Zapatero le
devolvió la visita asistiendo en noviembre al aniversario de
la independencia. La última vez que se vieron fue en julio
de 2008 durante su visita a la fronteriza Oujda.
La cita entre el presidente del Gobierno y el monarca alauí
se ha estado gestionando desde finales de julio, tras
saberse que Mohamed VI tenía pensado acudir este año a Nueva
York a la Asamblea General de Naciones Unidas, y se ha
confirmado definitivamente en las últimas horas, explicaron
fuentes gubernamentales.
Y Moratinos también
También, el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel
Moratinos, tiene previsto entrevistarse el próximo viernes,
en Nueva York, con su homólogo, Taieb Fassi.
Fijaron su encuentro durante los contactos que mantuvieron
en agosto a raíz de la crisis en la frontera de Melilla y
aprovecharán la reunión de la Asamblea General de la ONU
para hacerlo, si bien el propio Moratinos ha apuntado a un
encuentro posterior en uno de los dos países.
Por otra parte, está pendiente un posible encuentro entre el
Rey Don Juan Carlos y Mohamed VI, que los dos acordaron en
su conversación telefónica de agosto en el momento álgido de
la polémica por las presuntas agresiones de policías
españoles en la frontera de Melilla, si bien desde Casa Real
se indica que aún no está cerrado.
En el Gobierno se espera también que la reunión entre
Zapatero y Mohamed VI sirva para desbloquear la llegada a
España del nuevo embajador marroquí, Ahmed Ould Souilem, un
antiguo responsable del Frente Polisario, al que ya se ha
dado el plácet, y que el Gobierno marroquí dé el plácet al
nuevo embajador español, el ex secretario de Estado para la
UE Alberto Navarro.
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Zapatero sabrá hoy, de verdad, lo que quiere Marruecos
Después de la fuerte ofensiva
mediática lanzada desde el país vecino a lo largo de los
últimos dos meses con las peticiones de Ceuta, Melilla y las
islas, amén de la escenificación de la tensión en la
frontera de Beni Enzar en la que se atacó a la Policía
española y, en concreto, a la mujer policía por el hecho de
ser mujer, hoy lunes en Nueva York, en tierras de papá USA y
con la excusa de la asistencia a la sesión de la ONU, el
presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero sabrá,
de verdad, qué es lo que quiere Marruecos. La posición
española sobre el Sáhara y su autodeterminación mediante
referendum sigue sin gustar en Rabat, y por ahí van los
tiros.
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