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OPINIÓN - JUEVES, 16 DE SEPTIEMBRE DE 2010

 

OPINIÓN / EL OASIS

Sotelo: un tonto con muchos títulos
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

En la salita donde escribo, frente por frente a mi mesa de operaciones, hay una pared de la que penden algunas sentencias, dos o tres frases hechas y varios proverbios que me han parecido que debo tener siempre muy a la vista. Existe un consejo acerca de la ira. Y reza así: “Saber manejar la ira. Frente a la ira, cuenta hasta cien. Lo ideal es no hacer de forma inmediata lo que le pide a uno el cuerpo, pero sí escuchar y respetar lo que le dice el cuerpo”.

Y a fe que he contado hasta cien, después de haber leído lo escrito por Ignacio Sotelo en ‘El País’, bajo el título de “Recomponer las relaciones con Marruecos”. Y me he dicho, atendiendo al deseo del mensaje, trataré de calmarme volviendo a leer lo que Sotelo, propietario de una enorme masa gris, piensa que España debe hacer con Ceuta y Melilla. Y por más que he tenido la fuerza de voluntad de contar nuevamente cien, he terminado por escuchar y respetar lo que me pedía el cuerpo. Y el cuerpo, sin duda alguna, me pedía que me acordara de todos los... antepasados de un Sotelo licenciado en tantas cosas como para que uno piense que es un tonto de muchos quilates.

-Oiga usted, ¿cómo se atreve a llamarle tonto a un señor que es politólogo, ensayista, escritor, catedrático de Sociología, y mil cosas más y que cuenta con más títulos que juntos tienen Madrid, Milán Inter y Barcelona? Lo suyo es de una osadía ilimitada.

-Lleva usted razón, amigo, así que cambiaré mi primera opinión y daré esta otra: Sotelo me parece a mí que es un tonto con muchos títulos. Porque a estas alturas de la vida, hay que ser tonto de baba para, esgrimiendo como cobertura un prestigio académico, escribir lo que ha escrito de dos ciudades españolas que bastante tienen con defenderse de las tarascadas del reino de Marruecos, a cada paso, como para que él venga a echarle leña al fuego.

Si bien es cierto, todo hay que decirlo, que los tontos han tenido siempre fama de no ser ni buenos ni agradecidos. Y, desde luego, los tontos con muchos estudios, muchas licenciaturas y demás cenefas al respecto, son además peligrosos. Porque hay que ser un individuo peligroso para desdeñar la historia y proclamar que Ceuta y Melilla, de aquí a veinte años, deberán ser entregadas a Marruecos.

Lo escrito por Ignacio Sotelo a favor de que, de una vez por toda, Ceuta y Melilla dejen de pertenecer a España, no deja de ser un acto de un necio antiespañol, mírese por donde se mire. Pero de un antiespañol, como ya dije antes, que tiene la mala leche suficiente como para comparar la situación de ceutíes y melillenses con la de los nacionalistas vascos y catalanes. O sea, que Ignacio Sotelo mete en el mismo saco a los patriotas deseosos de que la unidad española se mantenga a todo trance, con la avidez de separación por parte de los nacionalistas, debido a que odian todo lo que sea un modo de vida diferente a la de ellos. Ignacio Sotelo, a partir de este momento, pasa a engrosar, por méritos propios, la lista de los individuos que se han atrevido a denigrar la forma de vida de Ceuta y Melilla. En momentos delicados de una España donde es fácil despertar la fobia de muchos peninsulares contra ambas ciudades. Sotelo: es usted un tonto con balcón a la calle. Es lo que le diría el maestro Burgos. Y, naturalmente, se ha ganado usted el derecho a soportar la mala uva que bien podría destilar Ussía contra su persona. Por más que sea usted un tonto ilustrado.
 

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