La Fundación Baleària está colaborando en la redacción de
censos de las aves migratorias en el Estrecho de Gibraltar
que el colectivo ornitológico ‘Cigüeña Negra’ realiza cada
verano en este área geográfica. Para ello cuenta con la
participación de un centenar de voluntarios que realizan
avistamientos de especies tanto en la orilla europea como en
la norteafricana.
La Fundación Baleària colabora con la asociación ‘Cigüeña
Negra’ en el avistamiento de aves migratorias en el
estrecho. La asociación cuenta con casi un centenar de
voluntarios. Aunque la mayoría de ellos son españoles,
proceden también de otros países europeos como Francia,
Inglaterra, Bélgica o Polonia, así como de Marruecos.
Esta acción es fundamental para preservar el equilibrio
medioambiental en el Estrecho y aumentar el conocimiento
científico sobre las aves planeadoras que realizan durante
el periodo estival su migración postnupcial entre Europa y
África. Ambos principios responden a la filosofía del
programa EcoBaleària desarrollado por la Fundació de la
naviera, muy interesada tanto en contribuir a la
investigación medioambiental en aquellas zonas geográficas
donde desempeña su actividad comercial la compañía como en
ayudar a formar grupos de voluntarios que desarrollen
políticas activas de protección del medio.
Cada año, el Colectivo Ornitológico Cigüeña Negra realiza
un censo de aves centrándose en el estudio de una o dos
especies. Durante el presente verano de 2010, la
investigación se ha centrado en la cigüeña blanca y ha
contado con 70 voluntarios en la zona europea y otros 20 en
la africana. Facilitar la comunicación entre ambas orillas
ha sido una de las tareas impulsadas por la Fundació
Baleària.
Además de la contabilización de ejemplares, que es publicada
prácticamente en tiempo real en una base de datos y que
cuenta con el apoyo de numerosas instituciones científicas
españolas, inglesas o francesas, el programa también permite
el estudio de las rutas y la velocidad de las aves y la
localización de dormideros.
Estos objetivos provocan que la labor del voluntario sea
ardua: deben madrugar para avistar las primeras aves,
trasnochar para detectar los dormideros y hacer frente a las
numerosas horas de sol y a las condiciones de viento del
Estrecho.
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