No empieza bien el nuevo curso. El
Informe Anual de la OCDE, pone de manifiesto la preocupante
situación de nuestro sistema educativo, pese a las buenas
intenciones del Sr. Ministro de Educación, que tiene como
objetivo principal “reducir el absentismo escolar”, enviando
un claro mensaje: “El futuro de nuestro país está en la
educación”, añadiendo que el cambio es necesario, pero con
una estabilidad normativa”.
Conviene recordar que, pese a sus buenas intenciones el
Pacto por la Educación, no se pudo realizar –él piensa que
puede llegar-por el desacuerdo con el principal partido de
la oposición en materias como el español y un programa
único.
Pero, qué nos dice la OCDE (Organización para la Cooperación
y el Desarrollo Económico), en su reciente Informe Anual:
“La situación de la educación no es buena, con datos
preocupantes: es el segundo de la U.E con mayor porcentaje
(19,4%) de jóvenes entre 20 y 24 años que ni estudia ni
trabaja, conocida popularmente como la generación “ni-ni”.
El dato en sí, va en contra de la tendencia del resto de
países de la OCDE, ya que ha aumentado. Entre los años
2000-2008, el porcentaje ha pasado del 15% al citado 19,4%.
Y en el conjunto de la OCDE ha descendido, al pasar de un
18,2% a un 14,7% (Panorama de la Educación 2010).
Quizás el ocasional encuentro, de un antiguo alumno,
perteneciente a mi tutoría, con la Ley General de la
Educación la EGB, acompañado de uno de sus hijos, en fase
final de la LOE –estudiante de 2º de Bachillerato- ponga en
situación real la decadencia de lo que la una fue con
respecto a la otra. Se estableció una especie de “debate”,
en mi presencia, sin mi intervención. Exponía el padre:
“Fuimos portadores de un conjunto de valores, desaparecidos
en la actualidad. Destacaba el respeto a nuestros maestros,
a nuestros mayores y a toda la sociedad. Terminé la EGB con
brillantez y después estudié BUP completo. En la actualidad
todo ha cambiado. En los colegios sólo se producen abandonos
y fracaso escolar, por lo cual, pese a la entrega de los
profesores y la preocupación de los padres, no se
conseguirán los objetivos que se propone el Ministerio.
Mientras, el hijo, posible conocedor de las “gestas”
estudiantiles de su padre, permanecía atento, con grandes
deseos de hacer su aportación. “Yo soy un alumno
responsable, y no me siento culpable del desastre que me ha
tocado vivir. Yo asumo toda la responsabilidad. Es cierto
que en el Bachillerato todo es distinto, que los problemas
se encuentran en la ESO, en especial en el 2º ciclo. Soy
testigo de lo mal que lo pasan los profesores, que se ven
totalmente indefensos por la situaciones conflictivas que
tienen que padecer. Mi padre forma parte de una sociedad
totalmente diferente, como él pone continuamente de
manifiesto. ¡Yo siento pertenecer a esta generación que nos
han etiquetado como la ‘ni-ni’!”
Retomando los datos de la OCDE, como viene siendo habitual,
el Ministerio no acepta la realidad; más bien presenta un
optimismo fuera de lo normal, al interpretar los datos, y lo
hace con la siguiente “exposición”: los datos de la
escolarización y la titulación en etapas postobligatorias
–Bachillerato y Formación Profesional- nos permite ser
optimistas ante la evolución del abandono temprano,
principal reto del sistema educativo español y, todo ello,
suavizando el hecho de que las citadas etapas
postobligatorias se mantengan como el talón de Aquiles del
Sistema Educativo español. El avance ha sido notable si se
compara con los datos de 2001 (66%), la media de Graduados
en Secundaria postobligatoria está todavía a 7 puntos de la
que ofrece la OCDE (80%) y a 10 del promedio de la Unión
Europea (U.E).
Dejando al margen el juego de porcentajes, la Secretaria de
Estado de Educación y Formación Profesional, pese a todo,
destacó que el ritmo de mejora educativa de España es
“superior” a la media de la OCDE y la actual generación de
jóvenes tiene una formación superior a la de los padres.
¡Así quisiéramos todos que sucediera!
No sé si algún lector compartirá lo dicho por la citada
Secretaría. Yo, en particular, no. Lo demuestran todos los
estudios objetivos, que se han realizado en los últimos
años. ¡Ahora, estamos peor! Hay algún dato que preocupa: el
44% de los jóvenes universitarios españoles ocupan puestos
de trabajo de cualificación inferior a sus estudios. ¿Cuál
puede ser la causa? ¿La escasa preparación de nuestros
universitarios para cubrir empleos de nuevas profesiones?
¿La escasez de puestos de trabajo, acentuada por la actual
crisis? Cualquiera que sea la causa, ese porcentaje (44%),
parece ser demasiado alto para ocupar empleo por debajo de
su formación?
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