"Apaciguar” a los malos nunca ha
dado buen resultado. Porque, en el momento en que deciden
que ya está bien de apaciguamiento, lo normal es que vuelvan
a las andadas. ¿Qué murmuran en tono interrogativo? ¿Qué si
no se debería seguir más la política eufemísticamente
denominada por los americaninis de “eliminar al enemigo”?
No. Aquí no se puede, porque es un país políticamente “muy”
correcto y hasta resulta inquietante y de mal tono el que,
en una acción de guerra en el extranjero, alguno de nuestros
soldados “abata” a unos malos que van a abatirles a ellos.
Eso está fatal y se tiene que abrir “la investigación de los
hechos”, porque para algo nuestros soldados llevan siempre
en los bolsillos los folios con “la lectura de derechos”
para amedrentar al enemigo y que se enteren de que les van a
detener y poner a disposición judicial. El garantismo y las
buenas maneras no se pueden perder ni que estén atacando tus
posiciones con morteros y obuses.
El que “los otros” sean perversos no significa el que
tengamos que dejar de ser solidarios y tolerantes. ¿O es que
las monjitas misioneras belgas se defendían a tiros cuando
llegaban los Mau Mau a violarlas y destriparlas? Pues no. Y
por eso mismo iban al cielo. Por buenas.
¡Y es que los occidentales en general y los españoles en
particular somos más buenos que el pan! Y si opinan lo
contrario, me digan, ¿Cuántas treguas-trampa llevan
propuestas los zarrapastrosos de ETA? Siempre lo mismo,
porque son unos cansinos y encima con los del batasunerío
gimoteando y pasando más hambre que un lagarto detrás de una
pita, mientras recuerdan aquellos “tiempos dorados” en los
que, la ignominia, la indigencia moral y la cobardía de los
políticos, permitía que los etarras camuflados se sentaran
en los escaños de las instituciones, chuparan con avidez
todo tipo de subvenciones y se cachondearan impunemente del
Pueblo Español.
Ahora es más de lo mismo, la izquierda abertzale y el
batasunerío piojoso babeando por inventarse “otras” siglas
para presentarse a las elecciones y levantarse un jornal y
un buen puñado de privilegios, subvenciones y prebendas. A
cambio sus jefes etarras dejan de matar un tiempo y se
dedican “tan solo” a extorsionar a los empresarios, a echar
las cuentas, a robar coches porque no quieren meterse en
pagar letras y a comprar armas y explosivos a los tipos del
Este que son muy duchos en eso del trafiqueo de kalavnikoses
de segunda mano. Los hijoputas etarras se dan un respiro, a
los presos ya les están moviendo hacia el norte para que
hagan camarilla y tengan en un puño a los funcionarios de
las cárceles y la Fiscalía Anticorrupción, el Fiscal general
del Estado, los Udycos y la Agencia Tributaria no le echan
huevos al tema e irrumpen como fieras en las cuentas del PNV
de los últimos treinta años.
No. Tampoco hay que exagerar. De hecho todavía algún grupo
político abominable e inmoral será capaz de seguir pactando
con el peneuvismo para arañarle sus cuatros repugnantes
votos. No. Además el personal está super entretenido porque
en Antena 3 se ha montado ya el “juicio paralelo” de la
Operación Malaya y van a hablar a diario del tema y a
condenar a los criminales, para que ningún magistrado tenga
las pelotas de anular el procedimiento. Malos-malísimos.
¿Los peores?: La Pantoja y Julián Muñoz. Y no es que estos
dos malvados hayan estado años subvencionando en plan
malversador los cómodos viajes de los familiares de los
asesinos de ETA por todas las cárceles de España, todo
pagado. Especial confort. Vale, tampoco esos maníacos han
subvencionados ikastolas para intoxicar y adoctrinar a los
más pequeños en el odio a España. Ni han ultrajado la
bandera. Ni han perseguido a los españoles. Ni se han
cachondeado con el dicho ese de “¿Cuál es el río más largo
de España? Pues el de la Guardia Civil que nace en Andalucía
y muere en el País Vasco”.
Los nacionalistas vascos se irán de rositas. Y meándose de
risa. Para “comerse todos los marrones de la crisis” ya
están los asesinos múltiples y los pro-terroristas de la
Malaya. Y los de la Hidalgo. Y los de la Ballena Blanca. Y
los de… ¡Y encima los muy jilipollas no matan a nadie! Se
les montan juicios paralelos en las más podridas de las
tertulias televisivas, ante la pasividad absoluta de unos
tipos que se autodenominan “garantes de la legalidad” y que
se llaman fiscales; cualquiera se puede ensañar con ellos,
calumniarles, difamarles e injuriarles, nadie moverá un dedo
en este torcido Estado de Derecho, que no es que esté
torcido, sino que anda más chirobáo que el jorobado de Notre
Dame. ¡Pero al Arzallus ni tocarle! Y a los asesinos de ETA,
si dicen las criaturitas que “se arrepienten” se les dan
muchísimos beneficios penitenciarios. Si el resto de los
presos de España, incluso los que se amontonan en las
cárceles por los delitos de tráfico, que hay que ser mamones
para meter a un ser humano en prisión por “tráfico”, si el
resto dice que “se arrepiente” y lo firman. “Y condenan la
violencia” los de Arriba les mandan a tomar directamente por
el culo, porque no les interesa, ni se van a colgar “la
medalla” si el preso deja de conducir borracho, no vuelve a
estafar, no trapichea más con drogas y no se lía a puñalás
en la puerta de la discoteca. ¡Anda y que jodan a todos los
presos comunes y tres días sin patio!.
¿Tregua de ETA? No. Retirada de la nacionalidad española y
papeles de apátridas al malnacido al que se condene o
relaciones directa o indirectamente con actividades
terroristas. Y si la izquierda abertzale quiere un jornal
que se le quite la idea de que cada tregua de esos
mamarrachos va a suponer un INEM para ellos, si quieren
comer que arrimen cemento en una obra o se vayan a buscar
peonadas al campo o a echar horas fregando escaleras o de
chaperos.
Con los terroristas no se pacta sino que se les aniquila,
abate y elimina.
O se les ofrece un pacto y cuando aparezcan se les aniquila,
abate y elimina. Una mentirijilla tampoco es un pecado
mortal.
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