El ‘Funchal’ atracó ayer, alrededor de las 20:00 horas, en
la capital portuguesa dejando atrás, por fin, la pesadilla.
Los 16 heridos en el accidente, que fueron transportados en
la enfermería del navío y acompañados en todo momento por el
personal médico, fueron ingresados al desembarcar en Lisboa
en el Hospital CUF Infante Santo. El horror, sin embargo, no
ha terminado para todos los turistas del crucero: ahora,
toca comenzar una nueva vida con ausencias y con un recuerdo
terrible.
El crucero ‘Funchal’ dejaba atrás la pesadilla y llegaba
ayer, alrededor de las 20:00 horas, al puerto de Lisboa
transportando a 16 de los heridos en Marruecos. Así lo
informaba la pasada noche, en su edición digital, el
‘Correio da Manhä’, uno de los diarios emblemáticos de
Portugal.
Este periódico luso también especificaba que los mencionados
16 heridos fueron transportados en la enfermería del navío y
acompañados por su personal médico. Estos heridos fueron
ayer trasladados al desembarcar, según este medio, al
Hospital CUF Infante Santo.
El horror del accidente parece haber finalizado para sus
víctimas y para sus testigos, que por fin se encuentran “en
casa” tras lo ocurrido. Sin embargo, todos ellos van a
arrastrar una gran pena que no olvidarán en mucho tiempo.
Algunos, no la podrán olvidar jamás.
Uno de los casos más “espeluznantes” que dejó esta tragedia
es el del joven con Síndrome de Down que regresó al crucero
sin saber que su madre había fallecido y que fue informado
por las autoridades médicas de la propia embarcación de lo
que había ocurrido.
Esta fue una de las historias más “impactantes” que
conocieron los viajeros del ‘Funchal’. Judite Dias, de 84
años, se había quedado en Ceuta y con ello se había librado
de la fatídica excursión. No se libró, sin embargo, del
“gran trauma”. Ella vivió de cerca el caso del joven con
Síndrome de Down que buscaba a su madre y que “no paró de
gritar”, mientras que también pudo ver de cerca a otros
turistas del crucero que “buscaban a sus familiares sin
éxito por todas partes; era una absoluta tragedia”.
Las quejas hacia la actuación de las autoridades marroquíes
volvieron a ser otras de las protagonistas. Uno de los
pasajeros del cuarto autobús declaró que “nos dolió mucho
que tuviésemos que esperar una hora completa en la frontera
antes de poder volver a Ceuta”. Lo corroboró otra de sus
compañeras de crucero, Olinda Ferreira, que explicó que no
pensaba “volver nunca más a Marruecos”. También, sin
embargo, hubo recuerdos para “los ciudadanos marroquíes, que
fueron los primeros que se lanzaron a ayudar a las víctimas
del accidente”.
También quedan ahí, por suerte, los testimonios de los
viajeros “aliviados” que no tuvieron que ver morir a los
suyos. Así se sentía ayer, al llegar a Lisboa, la madre de
Nuno Rafael, de 39 años, que no falleció en el accidente
aunque resultó herido en la caída del autobús.
|