Traigo este recuerdo a esta
columna, por que aquella feria de hace 25 años, en 1985,
estábamos relamiendonos unas heridas que la verdad, es que
algunas físicas no dolían como las del sentimiento y el
remordimiento. Mi padre empezaba su periplo de Hospitales,
médicos, curas, consultas, ambulancias de traslados y al ver
si afán de superación y su sufrimiento, nos dejaba a todos
descompuestos. Es una tristeza que nos unió a todos en casa,
ya estaba yo apuntado a la Cruz Roja del Mar, para a través
de la Armada, servir de marinero, viendo el panorama, no
estaba la cosa para salir otro año por ahí a las aventuras,
venía de Madrid y las cañas se volvieron lanzas y como el
sol, cuanto más lejos mejor.... Llegaba Feria y bajamos
todos juntos, tal era el sufrimiento, que ninguno echó
huevos para decir, yo me voy por ahí, yo amanezco a las
siete de la mañana, de día, que si basca y colocones, todos
preferimos bajar juntos, algunos cacharritos, algun
refresco, las tombolas de las grúas, y al final al ver la
sonrisa a mi padre en la cara, nos fuimos todos de regreso a
casa, el nos iba abrazando por el camino a todos y estaba
feliz y contento, cuando poníamos una peli del video-club
todos se alegraban de la vuelta del hijo pródigo a casa,
Javier estaba ya aquí tras la aventura de los madriles, el
que me ofreció Madrid y el cielo, al final me echaba el
cerrojo de casa a las diez , como mi Ceuta ni hablar, cogí
los bartulos y me fui a un Hostal, no porretas ni colocones,
simplemente ser como era en Ceuta, ni excesos ni euforias y
eso no me lo iban a quitar. Esta era una reflexion
sentimental, cuando regresaba el ultimo día a casa , a las
ocho y pico de la mañana de Feria, pasaba un joven
corpulento con mucha cabeza, con los ojos rojos diciendo que
iba a matar a alguien, solo le dije que se sentara en un
banco, cuatro horas y recapacitara, hay otro parecido en los
pisos del Recinto, mucha cabeza, muy grandote, creo que se
carga una botella en el poblado, para ponerse a tono, . A
estos borrachines de pacotilla, les traigo esta reflexión,
de cuando uno valora la vida y se agarra a ella, lo demás lo
ves superflúo.
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