Licenciada en Sociología y coordinadora del grupo de
estudios árabes y musulmanes del Centro de Investigación en
Teoría y Prácticas Superadoras de Desigualdades (CREA) de la
Universidad de Barcelona, Lena de Botton, nacida en la
capital condal en 1976, cerró ayer en el CEIP Vicente
Aleixandre la primera parte de la fase de sensibilización
para convertirse en Comunidad de Aprendizaje que el colegio
inició el lunes y que se retomará a finales de mes. Botton
hizo un viaje relámpago a Ceuta para ilustrar al claustro
del centro sobre la gestión de la multiculturalidad y la
diversidad religiosa y sobre las fórmulas idóneas de
resolución y prevención de conflictos. En suma, sobre cómo
afrontar el “cambio social dialógico” que busca.
Pregunta.- Viene usted a Ceuta a hablar al claustro del
Aleixandre de cómo gestionar la diversidad religiosa y
cultural y de cómo resolver y prevenir conflictos. ¿Unir
ambos temas en una sesión y en una ponente no ayuda a
establecer una relación causal entre ambos temas?
Respuesta.- No tiene por qué. Son dos asuntos que
perfectamente se podrían haber tratado por separado. El
tópico que durante muchos años ha vinculado directamente el
fracaso y la conflictividad escolar a la presencia de otros
grupos culturales, étnicos, religiosos o económicos en
determinado contexto no es válido.
P.- Ustedes, la gente del CREA, tienen una ventaja
argumental cuando dicen eso porque les avala el rigor
científico que sostiene su apuesta por las Comunidades de
Aprendizaje: allí donde se aplican sus experiencias de éxito
estas funcionan, sin excepción
R.- La experiencia nos demuestra que hay determinadas
actuaciones educativas que conducen al éxito. Obviamente no
se trata de un efecto instantáneo ni mágico. Un colegio
puede aplicar una y tener más éxito, pero cuantas más
implemente más logrará. Hablamos de fomentar la formación de
las familias, que no sólo eleva el nivel del entorno social
del centro, sino que también motiva a la comunidad; de
implantar más horas de aprendizaje fuera del horario
escolar; de reforzar la lectura dialógica, compartida,
porque una buena competencia lectora favorece un mejor
seguimiento de todo el currículum educativo; de grupos
interactivos que no impliquen la disgregación de los
alumnos... Además, volviendo al principio, donde se ponen en
marcha también desaparece el conflicto. No es el perfil del
alumno el que determina su éxito o fracaso escolar, sino las
actuaciones educativas que se ponen en marcha a su
alrededor.
P.- Al hablar de colegios y, en el fondo, de comunidades
sociales que se embarcan en el proceso de las Comunidades de
Aprendizaje, ustedes afirman que asumen el reto de un
“cambio social dialógico”. ¿Qué quiere con eso?
R.- Se trata de recurrir de forma permanente al diálogo y a
la argumentación. Vivimos en sociedades diversas, no
necesariamente con grupos culturales o religiosos o
nacionales distintos, sino también con estilos de vida y
niveles socioeconómicos distintos. En la escuela y fuera de
ella es necesaria más gestión para resolver y prevenir
conflictos, y eso pasa por buscar el consenso por la vía del
diálogo y los argumentos.
P.- No siempre es fácil
R.- Por supuesto. Ya lo decía antes: el cambio es
progresivo. El primer reto pasa por cambiar de mentalidad, y
en el ámbito del que estamos hablando porque el colegio
cambie su forma de organizarse, porque sea capaz de abrirse
al resto de la comunidad educativa y a su entorno en
general. En una Comunidad de Aprendizaje el centro y las
familias tienen que pactar algo más que sus actos festivos.
“¿Cuál es la mejor educación?”
P.- ¿Por ejemplo?
R.- Todo. Desde la gestión cotidiana del centro hasta el
desenvolvimiento en las aulas, el currículum educativo...
Todo, y todo en base a argumentos sobre la misma fórmula:
decidir juntos cuál es la mejor educación para los niños y
niñas.
P.- ¿El contexto social, económico y religioso de Ceuta
complica el camino?
R.- No tiene por qué. Superar el fracaso escolar no nace de
actuaciones que se adaptan a las dificultades que llevan a
la desigualdad sino de otras con voluntad de superarlas.
Habrá que encontrar la gestión diferente sobre la base de la
sensibilidad y del aprecio de su variedad para que cuando en
un aula, por poner un ejemplo, se proponga como actividad
elaborar la receta para cocinar una pizza los propios
estudiantes, porque conocen y respetan a sus compañeros,
sepan que sería mejor no incluir productos del cerdo que no
pueden comer los estudiantes que profesan la religión
musulmana.
P.- ¿Ha visto al claustro del Vicente Aleixandre con la
disposición que exige esta apuesta?
R.- He visto a un grupo muy motivado, con mucho interés y
muchas ganas. Y lo digo porque ha habido mucho debate, y
cuanto esto ocurre es porque el profesor se está imaginando
cómo va a hacerlo, con qué recursos movilizables, con qué
problemas, con qué alicientes...
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