Durante meses, nada más que se
habló en Ceuta de las manifestaciones diarias, fomentadas
por Comisiones Obreras y amenizadas por el personal de la
protesta con diversos instrumentos ruidosos, capaces de
destrozar el sistema nervioso de los ciudadanos. A
continuación, cuando apenas nos habían dejado respirar un
poco las huestes lideradas por Juan Luis Aróstegui,
comenzaron su algarada los inmigrantes cameruneses. Los
cuales han puesto de moda un arma que pronto va a hacer
furor en otras manifestaciones: el cartón.
Muchos cartones golpeados contra el suelo han evidenciado
que pueden influir negativamente en el carácter de la gente.
Así que no sería aventurado pronosticar que, por dicho
motivo, puedan colapsarse las consultas médicas de la
Seguridad Social. Mientras tanto, así como quien no quiere
la cosa, el gobierno de la ciudad ha entrado en el tramo
final del verano disfrutando de la comodidad soñada por
quien está al frente de él. Aquí se podría decir, sin que
sonara a extraño, que el aburrimiento es el primer requisito
que todo político desea que cunda alrededor de su gestión. Y
seguramente, si se le preguntara al respecto a Juan Vivas,
éste podría muy bien responder lo que alguien dijo en su
día:
-Un buen gobierno es como una digestión bien regularizada:
mientras funciona, casi no la percibimos.
Es lo que está ocurriendo con el gobierno presidido por Juan
Vivas. Donde casi todos sus miembros sestean de lo lindo,
sin dejar de observar las muchas dificultades que se le han
ido presentando al Delegado del Gobierno durante la
canícula. Aunque conviene decir que José Fernández Chacón
está respondiendo perfectamente en la parte que le
corresponde. Que no es tarea fácil, dado los tiempos que
corren.
Pero volvamos a los políticos locales, metidos de lleno en
ese sesteo al que me refería. Un sesteo que lleva incluido
el dormir una “siesta profunda y desconsiderada, una siesta
terca y antigua y abacial”. De la que se vienen despertando
a las tres horas, tras haber soñado que irán nuevamente en
las listas electorales y, por tanto, que tienen más que
aseguradas una consejería o, en el peor de los casos, una
viceconsejería; en ese gobierno futuro que Vivas dice podría
tener cabida la experiencia con algunas novedades.
Ni imaginarme quiero, créanme, la cara de tonto que se les
va a quedar a los políticos que se vean excluidos de
pertenecer a ese empleo de tanto provecho y poco trabajo.
Pues los dineros que ganan, salvo excepciones, están muy por
encima de la labor que desarrollan. Dineros que no volverán
a ganar en ningún otro empleo lejos de la política activa.
Desde hace un tiempo, vengo observando que los políticos del
gobierno presidido por Vivas se ponen de los nervios cuando
son criticados. Y lo primero que se les ocurre es hacer
comentarios contra el columnista; comentarios malsonantes y
de tintes fascistas Ya lo dijo Albert Boadella hace
algunos años: “Un político es un hombre al que no le gusta
la crítica; por instinto, sería fascista”.
En fin, lo último que he sabido es que hay un cargo que se
dedica a susurrar al oído de ciertos periodistas lo
siguiente: “Sí os portáis bien, durante un tiempo, podréis
tener la oportunidad de obtener un empleo con nosotros”.
¿Quién será la persona a la que se le achacan maneras tan
democráticas y constructivas?
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