En muchas ocasiones hemos oído
hablar de las maletas con ruedas que tienen la mayor parte
de los entrenadores de fútbol, dispuestos a cambiar de
lugar, en cuanto los resultados no acompañan.
Es algo que pasa ya del tópico y que tanto los técnicos como
los directivos lo tienen ya asumido, en esas circunstancias.
Aquí, sin embargo, vamos por otro camino y no puede ser otro
que el de los políticos, cuando no ganan elecciones y el que
está al lado le mueve, y de qué manera, la silla para
ocuparla él u otro amigo.
Cuando un partido político está con fuerza, con perspectivas
de ganar y con triunfos electorales asegurados, todo va
bien, nadie se mueve, porque el riesgo de recorrer un camino
hacia atrás es grande
Por el contrario, cuando un partido político se tambalea,
los que más cerca están de los “primeros espadas” son los
que más les empujan para, aunque sea a codazos, hacerse
ellos un sitio.
Y ahora, por la crisis y porque el poder gasta mucho, es lo
que se empieza a vislumbrar en el PSOE o, para ser más
exactos, en ciertas “circunscripciones”, donde el PSOE o el
PSC, tienen el camino oscuro y por distintas partes se van
haciendo un hueco aquellos que aspiran a estar arriba.
He dicho:”se van haciendo un hueco”, cuando lo correcto
hubiera sido:”les van haciendo un hueco”.
Ahora mismo y bajo distintas perspectivas, en el PSOE hay
ciertas resquebrajaduras de importancia en Madrid, donde ya
no se podría hablar de un bache, sino de un auténtico
socavón que ya veremos hasta donde profundiza.
Claro está que lo de Madrid, con tacto y con talante, se
podrá ir atenuando, teniendo en cuenta que las elecciones
les cogen a varios meses vista.
Lo que está ahí mismo, a la vuelta de la esquina, es lo de
Cataluña, con unas elecciones muy cercanas y con un cordobés
catalanizado, actualmente presidente de la Generalidad de
Cataluña, que lo tiene complicado para seguir de primer
espada, tras las elecciones, si es que no las gana.
El tripartito que le dio la presidencia a Montilla, está
bastante gastado y tendrán que hacer mil equilibrios para
poder formar Gobierno, otra vez, tras las vecinas
elecciones.
Y la prueba más evidente de que Montilla se tambalea, o que
su silla ya tiene las ruedas en marcha, es que un ministro,
todavía lo es, podría ser el hombre fuerte en Cataluña, si
los resultados en las elecciones no les fueran muy
favorables al PSC y a sus socios, para poder seguir rigiendo
los destinos catalanes.
Y todo este movimiento, el de Cataluña, viene a cuento de
los sondeos que se hacen en tierras catalanas, donde “las
malas lenguas” hablan de un último sondeo del que podría
salir muy perjudicado el PSC.
Es lo normal, no sé si también lo útil, cuando se ha jugado
a muchas bandas, yo diría que a “bandazos” sin haber
acertado a marcar una verdadera línea de actuación.
Y podrían haberla adoptado, pero los compañeros de viaje no
debieron estar por la labor, con lo que ahora el que se
estrella, si llega el descalabro, es Montilla, ese cordobés,
al que sin profundizar mucho, habrá quien recuerde como el
presidente de Cataluña bajo cuyo mandato, entre otras cosas,
se votó la prohibición de la fiesta de los toros en
Cataluña, que como Dios no lo remedie será una realidad, en
breve.
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