No es la mejor de las profesiones,
en cuanto a comodidad y a seguridad, ni en España, ni fuera,
la de trabajar en una mina, y siempre, aquellos que han
pasado unos años en ella, terminan de la mismas forma, con
una enfermedad que, todavía, no ha habido forma de haber
podido esquivar.
Todo esto, teniendo la suerte de no haber tenido otro
percance que, generalmente, suelen tener con demasiada
frecuencia y con consecuencias fatales la mayor parte de las
veces.
La vida de los mineros, eso sí, ha tenido fama,
especialmente cuando eran buenos picadores, de ganar un
dinero suficiente como para que su familia viviera bien y
ellos, si un día dejaban de “picar”, tampoco pasaran
necesidades.
Hasta aquí todo lo bueno, todo lo atractivo y todo lo
positivo que rodea a esta gente que, día a día, sufren en
las entrañas de la tierra, alejados de la vida diaria y del
movimiento de los pueblos de nuestros días.
Siempre se ha valorado, se ha respetado y se ha admirado a
los mineros y nunca, hasta ahora, habíamos visto hacer
“auténtico circo” con estas gentes, como se está haciendo
con unos mineros chilenos que llevan ya varios días
atrapados, en las profundidades de la tierra de una mina, y
que se viene televisando su estancia allí, se vienen
poniendo en contacto a los familiares con los mineros,
mediante videoconferencias, algo así como si estuvieran en
un mundo maravilloso, pasando unas vacaciones de placer.
Vistos los reportajes que nos llegan de estos mineros
atrapados en la mina, casi siente uno envidia de no estar en
ese lugar paradisíaco que nos pintan, en ese pozo
inaccesible para los demás y que “es la envidia” de medio
mundo.
No nos creamos esto, hay medios de comunicación que en todos
los terrenos falsean la realidad o nos la muestran del color
que ellos quieren, en este caso color bonito, cuando nos
encontramos ante una verdadera tragedia, como la mayor parte
de las de la mina, y que terminará bien si es que esa
tuneladora, que va a empezar a trabajar, es capaz de romper
todas las dificultades existentes, muchas, entre el mundo
real y el “mundo fabuloso” que nos están pintando de ahí
dentro de la mina, apoyados en las nuevas tecnologías
actuales.
Este es el “mundo fabuloso” tan irreal como son las propias
fábulas y que es algo alejado de lo que se mueve a nuestro
alrededor nos lo demuestran no los reportajes llegados desde
Chile, sino en nuestro propio país, en las cercanías de
Palencia, en otra mina, en la que varios trabajadores, por
aquello de llevar más de dos meses sin cobrar, han decidido
no salir de la mina y hacer allí su vida, hasta que se les
pague, se les solucione el futuro de ellos, el de la propia
zona y todo lo que conlleva el esforzado trabajo en las
entrañas de la tierra.
Estos mundos tan bonitos, tan paradisíacos que hay quien nos
quiere mostrar, dejan de serlo cuando hay un percance,
cuando no llega la nómina a tiempo, cuando si no produce
mucho o no se vende bien lo producido, se decide cerrar la
mina, dejando en la ruina a los que allí trabajaban y a
todos los que vivían en torno a estos trabajadores.
Es lo que hay en los alrededores de una mina, es lo que
tenemos de verdad y el reflejo que nos quieren mostrar es
poco exacto, marcado por unas gentes que no sabemos en qué
tipo de intereses se apoyan para mudar de esta forma la
realidad.
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