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OPINIÓN - LUNES, 6 DE SEPTIEMBRE DE 2010

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

En la mina
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

No es la mejor de las profesiones, en cuanto a comodidad y a seguridad, ni en España, ni fuera, la de trabajar en una mina, y siempre, aquellos que han pasado unos años en ella, terminan de la mismas forma, con una enfermedad que, todavía, no ha habido forma de haber podido esquivar.

Todo esto, teniendo la suerte de no haber tenido otro percance que, generalmente, suelen tener con demasiada frecuencia y con consecuencias fatales la mayor parte de las veces.

La vida de los mineros, eso sí, ha tenido fama, especialmente cuando eran buenos picadores, de ganar un dinero suficiente como para que su familia viviera bien y ellos, si un día dejaban de “picar”, tampoco pasaran necesidades.

Hasta aquí todo lo bueno, todo lo atractivo y todo lo positivo que rodea a esta gente que, día a día, sufren en las entrañas de la tierra, alejados de la vida diaria y del movimiento de los pueblos de nuestros días.

Siempre se ha valorado, se ha respetado y se ha admirado a los mineros y nunca, hasta ahora, habíamos visto hacer “auténtico circo” con estas gentes, como se está haciendo con unos mineros chilenos que llevan ya varios días atrapados, en las profundidades de la tierra de una mina, y que se viene televisando su estancia allí, se vienen poniendo en contacto a los familiares con los mineros, mediante videoconferencias, algo así como si estuvieran en un mundo maravilloso, pasando unas vacaciones de placer.

Vistos los reportajes que nos llegan de estos mineros atrapados en la mina, casi siente uno envidia de no estar en ese lugar paradisíaco que nos pintan, en ese pozo inaccesible para los demás y que “es la envidia” de medio mundo.

No nos creamos esto, hay medios de comunicación que en todos los terrenos falsean la realidad o nos la muestran del color que ellos quieren, en este caso color bonito, cuando nos encontramos ante una verdadera tragedia, como la mayor parte de las de la mina, y que terminará bien si es que esa tuneladora, que va a empezar a trabajar, es capaz de romper todas las dificultades existentes, muchas, entre el mundo real y el “mundo fabuloso” que nos están pintando de ahí dentro de la mina, apoyados en las nuevas tecnologías actuales.

Este es el “mundo fabuloso” tan irreal como son las propias fábulas y que es algo alejado de lo que se mueve a nuestro alrededor nos lo demuestran no los reportajes llegados desde Chile, sino en nuestro propio país, en las cercanías de Palencia, en otra mina, en la que varios trabajadores, por aquello de llevar más de dos meses sin cobrar, han decidido no salir de la mina y hacer allí su vida, hasta que se les pague, se les solucione el futuro de ellos, el de la propia zona y todo lo que conlleva el esforzado trabajo en las entrañas de la tierra.

Estos mundos tan bonitos, tan paradisíacos que hay quien nos quiere mostrar, dejan de serlo cuando hay un percance, cuando no llega la nómina a tiempo, cuando si no produce mucho o no se vende bien lo producido, se decide cerrar la mina, dejando en la ruina a los que allí trabajaban y a todos los que vivían en torno a estos trabajadores.

Es lo que hay en los alrededores de una mina, es lo que tenemos de verdad y el reflejo que nos quieren mostrar es poco exacto, marcado por unas gentes que no sabemos en qué tipo de intereses se apoyan para mudar de esta forma la realidad.
 

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