Uno de los artistas ceutíes más internacionales, Ginés
Serrán Pagán, reivindica la obra que ha realizado para su
ciudad natal como un foco de atracción turística. En una
reciente visita a Ceuta, tras un año de ausencia, el
escultor habló con EL PUEBLO de sus inquietudes respecto a
las piezas que considera quedan para completar su colección
dedicada a los mitos y personajes históricos relacionados
con la ciudad. Hace seis años inició, con la instalación de
los Hércules en la bocana del puerto, un proceso que
considera se ha visto truncado y que podría ser de interés
para la ciudad culminar por su atractivo cultural.
Uno de los artistas ceutíes más internacionales, Ginés
Serrán Pagán, reivindica la obra que ha realizado para su
ciudad natal como un foco de atracción turística. En una
reciente visita a Ceuta, tras un año de ausencia, el
escultor habló con EL PUEBLO de sus inquietudes respecto a
las piezas que considera quedan para completar su colección
dedicada a los mitos y personajes históricos relacionados
con la ciudad. Serrán Pagán comenzó hace seis años una serie
de esculturas sobre Ceuta entre las que destacan los dos
grandes Hércules, de ocho toneladas y ocho metros de altura,
que enmarcan la bocana del puerto. A ellos se sumaron obras
que representan al geógrafo Al-Idrisi, el sabio Ben Yehudá,
Enrique el Navegante o Ghandi. Entre las obras donadas por
el artista a su tierra se cuenta otra de Al-Idrisi que
adorna la plaza de Sidi Embarek, y recientemente se instaló
una colección de bustos de filósofos en el céntrico paseo de
las Palmeras.
Todo ello conforma, en opinión del artista, un ‘corpus’ que,
al igual que ocurre en otras ciudades europeas, entre las
que menciona, como cumbre del arte, Florencia, puede por sí
mismo convertirse en un foco de atracción del que se ha dado
en denominar “turista cultural”. “Acabo de venir de
Florencia -relataba- y me impresiona las miles de personas
que van a ver las obras de los clásicos, que hacen colas de
horas por ver el David o la Piedad de Miguel Ángel”. Serrán
Pagán asegura que “aunque en Ceuta se dice que el problema
es el precio del barco”, hay mucha gente dispuesta a pagar
lo que cuesta desplazarse a esas ciudades donde pueden
admirar piezas de arte, “lo importante es la oferta, tiene
que haber una oferta seria para que venga público”, subraya.
El escultor lamenta que los Hércules no sean accesibles al
público y que además, no se les hayan colocado las placas
con el nombre de su autor, como ocurre con Ben Yehudá, que
regaló a Ceuta junto con su cartel, no instalado.
|
El escultor propone la creación de “circuitos”
“Con 12 ó 14 esculturas en la
calle ya tenemos suficientes, no importa si las obras son
mías si tienen que ver con la ciudad, cuantas más tenga
relacionadas con su mitología y su historia más
posibilidades habrá de hacer un circuito”. Este es el
principal argumento del escultor Ginés Serrán para defender
la necesidad de que la Ciudad siga invirtiendo en la
adquisición de obras de arte para sus calles y plazas.
El artista ha trabajado en cuatro esculturas relacionadas
con La Odisea, “la primera obra en la que se habla de
Ceuta”, recuerda. Ulises y Calipso han sido los personajes
elegidos para inspirarse y aunque las esculturas “se
plantearon para Ceuta están expuestas desde hace tres años
en Miami”, lamenta, para agregar que si desde el punto de
vista económico supone demasiado esfuerzo para la
administración local comprar estas obras, se puede plantear
un programa “a plazos”. También tiene terminada desde hace
años una talla de poco más de un metro de altura del Infante
Fernando el Santo, hermano de Enrique el Navegante y
considerado “mártir” de Ceuta. La obra aguarda en su galería
del Parador La Muralla la oportunidad de ocupar un lugar en
las calles ceutíes.
|