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OPINIÓN - DOMINGO, 5 DE SEPTIEMBRE DE 2010

 

OPINIÓN / EL MAESTRO

La gran “cabalgata de mi tío Gabriel”
 


Andrés Gómez Fernández
andresgomez@elpueblodeceuta.com

 

El “acontecimiento” muy bien pudo ocurrir entre los años 29-30 del siglo pasado. En Grazalema, las cosas no iban nada bien. Se había producido una gran sequía, teniendo los lugareños, como única salida, la emigración, disminuyendo el censo de forma alarmante. Los recursos agrícolas y ganaderos no eran suficientes y, la industria textil, años atrás muy desarrollada, había empezado su ocaso.

Con ese panorama, mi tío Gabriel, acepta la llamada de su hermano Andrés, mi padre, que ya se había colocado en una empresa de la razón social “Weil Hermanos”, en la fábrica de hielo que disponía en lo que hoy es “Imprenta Olimpia”, siendo su principal actividad la fabricación de hielo. También consiguió, mi padre, que su hermana María, se viniera a Ceuta, para que su marido, Salvador, se colocara en la citada empresa. Hizo lo propio con otro hermano, Antonio, pero no tuvo suerte, ya que solamente lo empleaban para “suplencias” –cubrir bajas-, situación que no le beneficiaba y decidió, en mal momento, regresar a Grazalema. (Episodio ya narrado en este periodo con el título de “El hombre de la camisa azul”.

Gabriel vivió una gran odisea para trasladarse desde Grazalema a Ceuta. Su gran “Cabalgada”, calificada de épica, con toda seguridad, no tiene precedentes. Parece cosa de fábula.

Tuvo que trasladarse a Ceuta, desde Grazalema, tomando como medio de locomoción, una burra. Acompañaron a mi tío, su mujer, Teresa, y dos hijos Isabel y José. Según testimonios de sus hijos y nietos, conduciendo su elemental medio de transporte, y, en los alto, su mujer y en los serones, sus dos hijos.

La epopeya, lógicamente está llena de interrogantes. ¿Qué vía eligió para realizar el trayecto Grazalema-Algeciras? ¿En cuántas etapas, hizo el recorrido? ¿Cuánto tiempo tardó? ¿Cuántos Km. se hicieron diariamente? ¿Dónde y cómo descansaban? Y el hecho, anecdótico de ¿qué hizo, mi tío con la burra, al llegar a Algeciras?

Con medios rudimentarios y cálculos aproximados, me he atrevido a trazar dos rutas, a través de las cuáles, mi tío, con suficiente información y con su medio de transporte, tan singular, con toda seguridad habría elegido la ruta más corta. Éstas han sido las más probables: Ruta A: Grazalema, Ubrique, Jimena, Castellar, Los Barrios, Algeciras con un total de 133,3 km. Ruta B: Grazalema, Ronda, Gaucín, Castellar, Los Barrios, Algeciras, con 163,6 km…

Sin lugar a dudas, la opción elegida hubiese sido la A), que, en buena lógica, al tener menos distancia, descartando la posibilidad de otras opciones, como hubiese sido una directa, ya que disponía, la de menos Km.

La segunda interrogante, referida a las etapas, dependía de los Km, que diariamente, tenía programados. Supongamos que en cada hora se hicieran 5 km y que cada día utilizaran para desplazarse cuatro horas. En este caso se harían un total de 20 Km diarios. Para la ruta A. la elegida, tardarían en llegar a Algeciras una semana aproximadamente. Con las cuatro horas diarias, dispusieron de veinte horas para reponer fuerzas, donde los más perjudicados fueron la burra y el conductor de ella, mi tío Gabriel, ya que el resto de la expedición iban montados sobre el animal.

De esta forma se puede dar por descartado que no dispusieran de tiempo para localizar algún lugar para descansar, quien bien pudiera haber sido una casa de campo o, un pueblo que eligieran para pasar la noche. Aunque la falta de recursos económicos les obligaran a dormir a la intemperie, debajo de un árbol o, en un refugio natural. Por otro, el animal se supone que iría sobrecargado con los tres ocupantes y los enseres elementales, donde no faltarían algunas mantas, lo que obligaría, lógicamente, a un mejor descanso.

Sobre el destino de la burra, se pueden establecer varias hipótesis: a) venderla al mejor postor a su llegada a Algeciras, b) trasladarla a Ceuta, cosa improbable, por la dificultades para embarcala, c) si hubiese existido un servicio de alquileres de burra, al llegar a Algeciras, la entregarían a la “agencia de contratación”…

De cualquier forma, pese a las grandes dificultades, llegaron a Ceuta, sanos y salvos, donde fueron bien recibidos por la familia, que, en principio, fueron alojados en el domicilio de su hermana María, caracterizada por su hospitalidad.

Una vez incorporado a su nuevo trabajo, y ya con domicilio propio, llegaron otros dos hijos: Ana y Teresa, con los cuales se completó la familia.

Centrado ya en el protagonista, autor de esta increíble aventura, fue un productor ejemplar, en principio, en la primitiva fábrica ubicada en el lugar ya indicado y, posteriormente, en la fábrica de hielo de la Puntilla, trabajando por turnos y siempre dando ejemplo la laboriosidad.

Llegado el momento de su jubilación, demostrando que todavía le quedaban fuerzas para seguir luchando, siguió prestando pequeñas colaboraciones en la misma empresa, ya en la Fábrica de Bebidas Carbónicas, ubicada en la Colonia Weil.

Pero le quedaba algo por hacer, volver a su Grazalema natal, viaje que no pudo realizar acompañado de su mujer, fallecida unos mese antes. Después de realizado ese viaje, donde vivió unas jornadas con sus familiares, dejó de existir a la edad de 86 años. ¡Todo un héroe!
 

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