Treinta millones de euros es el precio que se ha pagado hace
escasamente unas semanas por un Bugatti Type 57 SC Atlantic,
modelo del que tan sólo se construyeron cuatro unidades de
las cuales solo sobreviven dos o tres unidades a fecha de
hoy
Entre los detalles que hacen único a este modelo destacar su
carrocería redondeada coronada por una especie de cresta que
la recorre de punta a punta, en cuyo morro hay instalado un
motor de 8 cilindros y 3.3 litros en línea de la época que,
con ayuda de un compresor mecánico tipo Roots es capaz de
desarrollar 210 CV de potencia, con un peso de 953 kg hace y
que es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 10 segundos.
La crisis provocada por el crack del 29 puso a la
prestigiosa marca Bugatti al borde de la desaparición,
mientras las fortunas desaparecían, las ventas de
automóviles de lujo se hundían. Ettore Bugatti diversificó
el negocio, diseñando locomotoras propulsadas por el motor
del famoso Bugatti Royale, mientras su hijo Jean fue el
encargado de diseñar el siguiente modelo de la marca, el
Type 57.
El chasis es el mismo que el usado en el Type 57 S, pero con
una línea totalmente distinta. La peculiar estética del
Atlantic, con su característica cresta que lo recorre
longitudinalmente, se debe a la intención inicial de
fabricar la carrocería del mismo en “electron”, una
innovadora aleación de magnesio y aluminio que no admitía
trabajar en ella de forma convencional. Aunque los modelos
de producción finalmente se montaron en aluminio, se mantuvo
por razones de imagen.
El Atlantic monta un motor de ocho cilindros en linea, de
3.300 cc, que con la ayuda de un compresor mecánico tipo
Roots, proporciona la nada despreciable cifra de 210 cv.
Gracias a la depurada carrocería y el bajo peso del
automóvil, la prestaciones son altas, teniendo en cuenta el
año de fabricación, con una velocidad máxima de 200 Km/h y
una aceleración de 0 a 100 en 10 segundos.
Solo tres unidades se produjeron de esta exclusiva versión
(cuatro si contamos el prototipo inicial, del que se
desconoce su paradero) y desgraciadamente solo dos unidades
han llegado hasta la actualidad, la tercera unidad quedo
destruida en un accidente ferroviario en los años 50. Uno
pertenece al diseñador Ralf Lauren y el otro a Peter
Williamson.
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