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sociedad - DOMINGO, 5 DE SEPTIEMBRE DE 2010


librería de ceuta. reduan.

REPORTAJE / COLECCIONABLES
 

Coleccionables, ¿pasatiempo
o adicción?

Un reciente estudio de la Universidad de Granada advierte de que los coleccionables pueden provocar que las personas con tendencia a sufrir un trastorno obsesivo compulsivo desarrollen antes esta patología
 

CEUTA
Cristina Rojo

ceuta
@elpueblodeceuta.com

La entrada del mes de Septiembre siempre se ha caracterizado por la ‘vuelta al cole’, y la llegada a los quioscos de los clásicos coleccionables que, cada año, empiezan a recopilar miles de ciudadanos. Muñecas de porcelana, piedras preciosas, dedales del mundo, relojes, barcos por piezas, dinosaurios, cursos de idiomas... hay para todos los gustos y todas las edades. Pero detrás de este amable y entretenido ‘hobby’ podría subyacer un peligro latente, para ciertas personas, de desarrollar antes un trastorno obsesivo compulsivo. Así lo afirma la profesora Francisca López Torrecillas, del departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Granada y experta en adicciones, que advierte de que en los últimos años “se ha detectado un aumento muy importante“ de casos en los que el coleccionismo exagerado ha desembocado en un transtorno obsesivo compulsivo o en una adicción a las compras.

Tampoco quiere decir que todas las personas sean igual de proclives a desarrollar esta patología, según el estudio de la UGR serían sólo aquellas con tendencia a padecer este tipo de trastorno quienes pueden verse empujadas a coleccionar de forma exagerada; y es que acumular objetos de manera descontrolada es un síntoma de este grave problema psicológico, una de cuyas variantes es el conocido ‘Síndrome de Diógenes’ (caracterizado por la tendencia a aislarse en el hogar y acmumular objetos desmesuradamente). Así, según advierte Torrecillas, aunque coleccionar objetos con moderación tiene befeficios psicológicos y permite desarrollar habilidades y actitudes muy positivas para el individuo como la constancia, el orden, la paciencia y la memoria, entre otros, siempre ha de hacerse “de manera controlada”.

La investigadora destaca en su estudio que rasgos como una excesiva necesidad de control, el perfeccionismo o la meticulosidad y el orden “son muy frecuentes en las personas que tienen como ‘hobby’ coleccionar objetos, pero también están muy relacionados con algunos trastornos psicológicos”, como los señalados con anterioridad.

Torrecillas afirma que el coleccionismo llega a convertirse en una obsesión (y por tanto en un problema), en los sujetos “que presentan una vulnerabilidad personal”, o falta de autoestima, carecen de habilidades sociales y por eso “su coleccionismo compulsivo les ayuda a sentirse mejor”. La profesora añade además, que el excesivo bombardeo publicitario de algunas editoriales en este sentido, “puede ayudar a los sujetos con predisposición a sufrir este problema a desarrollarlo”. En cualquier caso, la experta confirma que, como en todos los ámbitos de la vida, “es necesario hacer más estudios en profundidad“ sobre la materia, y que coleccionar “con control”, tiene “más efectos positivos que negativos” sobre el individuo.

Ceuta colecciona poco


Frente a las conclusiones científicas del estudio de la UGR, los quiosqueros ceutíes se muestran altamente escépticos frente a esta teoría, y la mayoría simplemente no se cree que alguien pueda desarrollar un trastorno psicológico por aficionarse a los coleccionables. De todas formas, hacerlo en la ciudad autónoma es cada día una tarea más difícil para quienes se lo plantean, ya que en los últimos años ha descendido mucho la oferta de material por entregas en los quioscos locales. Según explican sus propietarios, no es que ellos no estén interesados en venderlo, sino que tanto los clientes como los distribuidores fallan a la hora de adquirir un compromiso con el vendedor. “Hace un año que dejé de ofrecerlos”, dice Miguel Encomienda Romero, quiosquero desde hace diez años en el centro de la ciudad que afirma estar “más tránquilo” desde entonces. “Tenemos muchos problemas con las editoriales, en un coleccionable no pueden pasar del número 7 al 14, pero muchas veces lo hacían”, añade. “Hay veces, incluso, en que el cliente se suscribe directamente con la editorial y desde allí le dicen que no reparten en Ceuta ni Melilla”, confirma otra conocida quiosquera del centro.

Muchos ‘números uno’ de ofertas coleccionables se amontonan en la Boutique de la Prensa de la ciudad, uno de los pocos reductos locales para los coleccionistas, pero la dependienta afirma que la época de auge de los fascículos ya pasó. “Sigue viniendo gente, sobre todo a por el primer número de muchas ediciones, pero después lo dejan porque el precio varía mucho. No hay un perfil de consumidor, lo compran desde los más pequeños hasta los mayores, aunque yo personalmente creo que las editoriales apuestan cada vez más por vender entre los jóvenes”.

Entre los clientes hay quien dice que últimamente “se ven menos anuncios” publicitando fascículos, pero quien más quien menos, ha empezado alguna vez una colección de algo. “Yo la hice el año pasado para mi nieta - dice Pedro, en una de las expendedurías de tabaco, prensa y revistas de la ciudad- era una colección de muñecas preciosa, pero al final la tuve que dejar porque no llegaban los números”, se lamenta.

La dueña de uno de los establecimientos que antes vendía fascículos, admite que una vez llegó a terminar un coleccionable de abanicos, eso sí, prefiere no pensar cuánto dinero gastó al final. Según explica, en el almacén de su quiosco se apilan montones de números de coleccionables, pedidos por consumidores que después prefieren no comprarlos. Para ella está claro, “en Ceuta, quien quiere empezar una colección ha de pensarlo mucho”.
 


“La caída de los coleccionables es uno más de los efectos de la crisis económica”

“Quien no tiene dinero para pagar lo básico, menos va a tener para gastarlo en comprarse un coleccionable simplemente por que le gusta, ¿no?” Así de tajante se muestra la quiosquera Maria Francisca Martín Vilches, cuando se le pregunta por el declive de los coleccionables en Ceuta. Al igual que muchos de sus compañeros de profesión, Vilches afirma que ni los clientes son serios a la hora de seguir una colección, ni es nada fácil por los probemas de distribución alcanzar el final de una de ellas aquí. “Que yo recuerde, sólo un cliente mío ha acabado algo”. Pero la empresaria tiene claro que si hay algo que frena seriamente la venta de estos productos es la crisis económica. “Son cosas de las que se puede prescindir, por eso sus ventas han caído tanto”.
 

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