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sociedad - DOMINGO, 5 DE SEPTIEMBRE DE 2010


Ramón Galindo. l.s.

entrevista / Medalla de la Autonomía
 

Galindo: «El plan Bolonia
beneficia a Ceuta»

La aplicación de los cambios del
espacio europeo de educación superior
en los estudios universitarios de Ceuta
iguala las titulaciones de Empresariales
e Informática de Gestión
 

CEUTA
J. Losan

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Ramón Galindo Morales, decano de la Facultad de Humanidades de Ceuta, lleva poco más de dos años en este cargo, aunque ha dedicado prácticamente su vida profesional al centro, además de que realizó allí también sus estudios universitarios. Entre las responsabilidades a que se enfrenta cada día se suma este año la puesta en marcha del nuevo plan de estudios universitarios, el plan Bolonia, por el que todas las carreras pasan a ser de cuatro cursos. Esto aumenta en uno el de Magisterio, pero también trae ventajas como que los estudiantes de Económicas o Informática ya no tendrán que marchar para obtener la licenciatura en otras facultades. La facultad cumple setenta y cinco años de presencia en Ceuta.

Pregunta.- ¿Qué representa para la Facultad de Humanidades recibir la Medalla de la Autonomía de la Ciudad de Ceuta?

Respuesta.- Es una mezcla de sentimientos, donde predomina la satisfacción y la alegría, y donde, también, profundo y sincero agradecimiento hacia la Ciudad Autónoma de Ceuta, a su Asamblea, a los distintos grupos políticos que por unanimidad consideraron pertinente conceder la medalla a este centro que es la representación de la Universidad de Granada en esta ciudad.

P.- ¿Se centran aquí todos los estudios universitarios que hay en Ceuta?


R.- No, esta Facultad es un centro de la Universidad de Granada, pero no es el único. También existe Enfermería, que desde el curso 2009-2010 ya está plenamente integrado en la Universidad de Granada y ha pasado a convertirse en Facultad, abandonando el ser Escuela Universitaria. En la ciudad también hay un centro asociado de la Universidad a Distancia. Nosotros somos un centro más, el más antiguo. Cumplimos ya setenta y cinco años desde que se implantaron en Ceuta los estudios universitarios de Magisterio.

P.- ¿Tienen ustedes muchos alumnos?


R.- En nuestro centro, el curso que ha finalizado en junio, la cifra rondaba los ochocientos alumnos. Es un número total de todos los alumnos, en los distintos cursos y diferentes titulaciones. En esta Facultad tenemos las siete especialidades diferentes de la diplomatura de Maestro, una licenciatura en Psicopedagogía, un programa de doctorado. También tenemos la diplomatura en Ciencias Empresariales y otra diplomatura en Ingeniería Técnica en Informática de Gestión. Además, en este último curso también pusimos en marcha el Máster de formación de profesorado de Secundaria.

P.- Tantas titulaciones, ¿les obliga a tener una gran plantilla de profesorado?


R.- Ahora mismo, el profesorado ronda los ochenta profesionales. Recuerdo cuando llegué como profesor a este centro en el curso 1990-91, yo hacía el número veintidós. En veinte años se ha multiplicado por cuatro el profesorado del centro.

P.- ¿Cómo es el nivel de estudios en Ceuta? ¿Los universitarios acaban las carreras?


R.- Los universitarios terminan, sí. Los hay que terminan en su tiempo y otros lo hacen después. Creo que estará en torno a la media de la Universidad de Granada y a la media nacional. No creo que haya grandes diferencias. Una mayoría acaba en el tiempo establecida y queda otro grupo que por diferentes circunstancias, porque están trabajando, o se lo toman con más calma, tienen otros niveles de exigencia, y en vez de tres años, lo hacen en cuatro o cinco.

P.- Usted lleva poco tiempo al frente de la Facultad.

R.- Sí, como decano serán ya dos años y algunos meses, desde junio de 2008. Como profesor, ya le comenté que desde el curso 1990-91. Mi vida profesional está ligada a este centro, pero es que, además, también estudié en él en la década de los setenta. Luego estuve varios años como maestro en prácticas en la escuela aneja al centro.

P.- ¿Cambió su vida al pasar a ser decano?


R.- Claro que sí cambia. El nivel de responsabilidad, de exigencia, de dedicación es mucho mayor que cuando solamente te dedicas a la docencia o a la investigación. Cambia porque hay que dedicar muchas horas de despacho, de reuniones, atendiendo a los medios de comunicación porque eres la representación institucional del centro. Creo que es importante que todas las personas, sobre todo las que llevamos bastantes años en el centro, nos impliquemos temporalmente y sepamos lo que es no solamente dar clases, sino cómo gestionar que esas clases se den en las mejores condiciones posibles, con las mejores infraestructuras y medios.

P.- Al haber sido anteriormente uno de los profesores, cuando llega al decanato ya conocía las carencias, por ejemplo, ¿no?


R.- No sólo eso. Yo llegué al centro con diecisiete años de edad como alumno, ya tengo cincuenta, llevo más parte de mi vida ligado a la Facultad que la que no estuve anteriormente. Se va conociendo qué déficit, carencias y debilidades existen, pero también cuáles son las fortalezas. Hay que buscar un equilibrio y apoyarte en las fortalezas para compensar las debilidades, y contando siempre con la magnífica plantilla de profesorado, de personal de gestión y servicios, gestionando los recursos de la mejor manera posible.

P.- Cuando usted accede al decanato, lo hizo acompañado por un programa de ideas y proyectos. Lleva dos años en el cargo y sería interesante saber cómo se están desarrollando.


R.- Estoy muy satisfecho. Son tiempos muy duros para la Universidad, tiempos de transformaciones estructurales muy grandes, como no se habían conocido en la época contemporánea con el espacio europeo de educación superior, el plan Bolonia y demás. Esto ha requerido mucha dedicación. Yo me presenté con un equipo de gobierno, somos siete personas. Teníamos nuestro programa de gobierno en distintas áreas. Cuando ya ha pasado algo más del ecuador de este mandato de cuatro años, creo que se ha cumplido ya entre el sesenta y el setenta por ciento del programa.

P.- Hablar de proyectos implica también hacerlo de dinero y presupuestos. ¿Cómo está la Facultad de Humanidades en este aspecto?


R.- La etapa de crisis económica profunda que se atraviesa también afecta mucho a la Administración en general y la Universidad no es una excepción. El año pasado fue de muchos ajustes y para el presupuesto de 2011 va a ser también bastante exigente. La Universidad de Granada es pública y se nutre de presupuestos estatales. Se financia de la Junta de Andalucía y del Ministerio, y el presupuesto a distribuir es menor. Intentamos gestionarlo bien, priorizar las cosas fundamentales e intentar sacar recursos mediante la colaboración con otras instituciones como la Ciudad Autónoma, la dirección provincial del Ministerio. En definitiva, todo es público y hay que gestionarlo y rentabilizarlo lo más posible.

P.- A este respecto, ¿la matrícula del alumno sube de un año para otro?


R.- La matrícula en la universidad pública es muy económica. El dinero que paga un alumno de la universidad pública española no llega a cubrir ni el diez por ciento del coste real de los estudios. Para comparar, simplemente hay que hacer una consulta sobre esa misma tasa en cualquier universidad privada. En la pública, una carrera media está en torno a setecientos euros, y en las técnicas sobre unos ochocientos. Eso es lo que costaría solamente una mensualidad en una privada. Es un servicio público, y el alumnado tiene que ser consciente de que ese dinero es una inversión que el Estado está haciendo en él. Es un asunto que se está analizando mucho en la universidad, poner un límite al alumnado que sobrepase determinado tiempo para cursar sus estudios. Si lo sobrepasa, le corresponderá a él financiárselo, no va a ser que se lo paguemos el resto de los ciudadanos. Es un debate que está muy avanzado en la universidad, que hasta un determinado número de convocatorias pague lo mismo, pero pasado el límite ya será distinto.

P.- Cambios del plan Bolonia: las carreras universitarias pasan a ser de cuatro años, salvo raras excepciones…


R.- Son unos cambios muy complejos. Coloquialmente se le conoce así porque se firmó en la ciudad de Bolonia, pero es el espacio europeo de educación superior en el que llevamos trabajando entre ocho y diez años. Ya en este mes de octubre será realidad. Dejamos atrás los términos de diplomatura y licenciatura, desaparecen, y se convierten en títulos de grado. La gran mayoría, exceptuando arquitectura, medicina y alguna ingeniería, pasarán a tener cuatro cursos de grado, aunque luego quedarán los doctorados, post grado, máster… También hay cambios estructurales muy profundos sobre la distribución del profesorado, dedicación, relación con el alumno, metodología, evaluación… que se tendrán que ir implantando paulatinamente. Una cosa es lo que está plasmado ya en los documentos y reglamentos y otra ponerlo en práctica en el día a día, implantarlo, eso llevará tiempo para ser realidad.

P.- ¿Se ha notado algún cambio en el interés del alumnado que se matricula por primera vez?


R.- Yo creo que no, los cambios son en todos los sitios a la vez. Esta novedad aporta ventajas en el caso de Ceuta porque, por ejemplo, teníamos la diplomatura en Ciencias Empresariales o Informática de Gestión. Si querías acceder a la licenciatura, tenías que marchar a Granada. Con los grados ya no pasará más, tendremos aquí la carrera terminada. Con los títulos de Magisterio, eran tres cursos la carrera, pero ahora pasará a tener cuatro, con lo que se eleva el nivel de exigencia, de formación y académico. Tendrá más valor porque será de grado. Todo son mejoras. También se va a potenciar mucho el programa Erasmus, de movilidad internacional del alumnado, uno de los mejores proyectos llevados a cabo por la universidad española.

P.- ¿En qué consiste?


R.- A lo largo de la carrera, el alumnado tiene la posibilidad de cursar uno de los años en una universidad europea diferente a la española. Es algo tremendamente formativo desde el punto de vista experiencial y académico. También existe otro programa, Séneca, que consiste en estudiar un curso de la carrera en otra universidad de cualquier lugar de España. Estos programas de movilidad eran impensables en otros tiempos. Si te querías ir a Europa a estudiar, tenías que pagarte todo. Ahora no hay un solo alumno de la universidad española que esté interesado en estudiar un curso fuera de su Facultad que no pueda hacerlo. Además, está becado con un importe bastante razonable. La cantidad, el año pasado, estaba en cerca de setecientos euros mensuales.

P.- ¿Eso lo paga Europa?


R.- Sí, son fondos procedentes de la Comunidad Europea. En el caso de la Universidad de Granada, además, la Junta de Andalucía complementaba la cantidad con una parte. En definitiva, es dinero público.

P.- ¿A la Facultad de Ceuta vienen estudiantes de otras poblaciones?


R.- En su inmensa mayoría, son alumnos de Ceuta. Siempre hemos tenido alumnos del Campo de Gibraltar, de Cádiz o Málaga, no creo que llegaran a superar el diez por ciento del total. También han venido estudiantes de Marruecos, sobre todo, alumnos españoles que han estudiado en los institutos Severo Ochoa, de Tánger, o El Pilar, de Tetuán. Se ha hecho un esfuerzo por darnos a conocer en esos institutos y comunicarles que tienen esta oferta. Somos conscientes de las dificultades que podrían encontrar estos alumnos. Respecto al Campo de Gibraltar encontramos dos obstáculos importantes: el primero es el barco, que es carísimo. Creo que es el único medio de transporte que no tiene descuento por carné universitario. También está el problema de alojamiento; no hay una residencia para estudiantes en la ciudad. Esperemos que el campus empiece a funcionar pronto y tenga una. También la Universidad de Cádiz está más metida en el Campo de Gibraltar, aunque no hay Magisterio. Si quieren esa carrera tienen que ir a la capital de la provincia o estudiarla en una universidad privada de La Línea. Hemos tenido alumnos del Campo de Gibraltar, a pesar de las trabas.

P.- Otro asunto importante para la Facultad de Humanidades es que cumple setenta y cinco años desde que inició sus enseñanzas en Ceuta. ¿Qué actividades han previsto?

R.- Se creó un grupo de trabajo por este setenta y cinco aniversario. Desde enero hasta septiembre hemos desarrollado exposiciones, conferencias, se han editado catálogos de la exposición de acuarelas de Antonio San Martín y de la exposición de la educación en la Segunda República, de Francisco Sánchez Montoya. También se ha hecho recientemente una sobre miradas, y en octubre tendremos una exposición de fotografías de Pepe Gutiérrez sobre Xauen. José Antonio Alarcón, director de la biblioteca pública, está trabajando en un libro sobre la historia del centro. También queremos organizar un certamen fotográfico y otro literario dentro del centro con el tema de la educación. Dentro de las limitaciones que tenemos, creo que se está aprovechando bien el presupuesto para muchas actividades. Con la Consejería de Educación, Cultura y Mujer, se ha firmado un convenio por el que colaboramos en las jornadas de historia dedicadas a la educación en Ceuta.

P.- Ha comentado actividades dirigidas al alumnado, ¿se implica?

R.- No todo lo que nos gustaría. El alumnado hoy, comparándolo con otros años, entonces teníamos muchas menos posibilidades de formarnos pero muchísimas más inquietudes e implicación. Ahora hay muchísimas posibilidades, parece que esto ha sido así siempre, como si hubiese llovido del cielo, y lo tienen más fácil. Tienen oportunidad de participar directamente en el gobierno de la Facultad, en las comisiones, y me encuentro insatisfecho. Podrían implicarse mucho más, tienen mucho peso y lo podrían utilizar en sentido positivo. Realmente se implican poco, vienen, estudian, sacan adelante sus asignaturas, y poco más. En líneas generales es un déficit que tenemos.

P.- Sólo se preocupan cuando tienen cuatro exámenes el mismo día…

R.- Entonces, sí. Tengo cola en el despacho de alumnos quejándose. Pero cuando se les exige un poco más y les pedimos que hagan una reclamación por escrito, ya desaparecen. Tenemos que actuar en base a un escrito, y eso impone.

P.- El alumnado de Magisterio, ¿es más femenino que masculino?


R.- Sí, desde luego, la profesión de Magisterio está muy feminizada, pero tampoco es la única. Por ejemplo le puedo aportar datos de Medicina en Granada, donde de más de doscientos estudiantes del primer curso solamente hay veinte alumnos y el resto son alumnas. En Magisterio, en Ceuta, pasa más o menos parecido. Varía un poco según las especialidades elegidas. Por ejemplo, en educación física está más o menos equilibrado; en educación infantil, más del noventa por ciento son alumnas; en primaria, puede llegar al setenta por ciento de chicas. En definitiva, hay más mujeres que hombres en el mundo, y eso se nota. Pero, curiosamente, el cuerpo de profesores es de mayoría masculina. De unos ochenta, aproximadamente, una veintena solamente corresponde a profesoras.
 

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