Tomás Partida, mientras
disfrutábamos de las aguas templadas de la piscina del
Parador “Hotel La Muralla”, el miércoles pasado, quiso saber
si yo pensaba ver el partido de la Copa del Rey entre la
Asociación Deportiva Ceuta y el Club Deportivo Guadalajara.
Y le respondí que sí. Y a Tomás Partida le faltó tiempo para
recordarme lo que yo había escrito allá por el mes de julio:
que iría al Murube dos o tres veces a lo sumo, como había
sido mi costumbre en las últimas temporadas. Y Partida
remató la faena, recordándome que, según sus cuentas, ya
eran tres las veces que yo había presenciado partidos del
primer equipo de la ciudad. Con lo cual tenía cubierto el
cupo.
El control ejercido por Partida sobre mí, en lo tocante a si
voy o no voy al Murube, me agradó sobremanera. Puesto que
evidencia que es lector asiduo de esta columna. Tomás,
aprovecho la ocasión para decirlo, es persona con la que
siempre he mantenido muy buenas relaciones. Lo cual no
significa que sea fácil entenderse con él. Ya que TP es muy
suyo y cuesta trabajo cambiarle el paso. Bendito él que
puede mantener sus ideas contra viento y marea.
Contra viento y marea, es decir, contra un buen equipo, como
es el CD Guadalajara, y con los lógicos desajustes de
comienzos de temporada, la ADC eliminó al equipo alcarreño,
demostrando hechuras de equipo favorito. Debo decir que me
lo pasé bien en el Murube y que, además, tuve la oportunidad
de saludar a José Fernández Chacón. Con quien no
hablaba desde el mes de junio. Fernández Chacón, que estaba
con Sergio Moreno, persona de mucho fiar, se mostró
como siempre: cercano, amable y afectuoso.
Afectuoso estuvo, también, Pepe Sillero conmigo. Lo
primero que me dijo Pepe, nada más llamar mi atención, es
que hacía dos años que no ponía los pies en el Murube. Ante
la mirada complaciente de Julián Muñoz. Julián
aprovechó el momento para contarme que, junto a una nave de
su propiedad, en Loma Colmenar, se está formando un
vertedero y hay coches abandonados. Y lo primero que se me
ocurrió decirle es que llamara al viceconsejero de
Equipamiento Urbano y Barriadas, Gregorio García
Castañeda. Por la cara que puso JM, pensé que éste
confiaba muy poco en esa solución. A lo mejor, quién sabe,
fue el primer paso dado por el propietario del
establecimiento Alta Cocina, Muebles y Electrodomésticos,
sin éxito.
Éxito, amén del obtenido por la ADC, que espera ya
enfrentarse a la UD Melilla, fue el logrado por Pedro
Gordillo a su llegada y salida del estadio. Un éxito
basado en el cariño que le demostraron las muchísimas
personas que se acercaron a él para darle ánimos y hacerle
sentir su apoyo en todos los sentidos. Lo de Gordillo
resulta curioso e interesante: despierta simpatía a raudales
cuando carece de poder. Digno de estudio el asunto.
Tampoco pasó inadvertida la presencia del presidente de la
Ciudad. De quien se me dijo que apareció en el Alfonso
Murube luciendo corbata amarilla. En agradecimiento a la
representación política de la Comunidad de Canarias. El
aditamento amarillo que portaba Juan Vivas puso en
guardia a todos los supersticiosos que le vieron acceder al
palco. Y, durante mucho tiempo del encuentro, los tales
temieron lo peor. Algunos de ellos, nada más localizarme, me
rogaron que le dijera al presidente que, a partir de ahora,
se abstuviera de lucir ese color en el Murube. Dicho queda.
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