O de nuevo cuño, como la de hoy en
Ceuta y como las de las demás comunidades autonómicas, cada
una en su día.
Son fiestas políticas, para justificar, en muchas ocasiones,
las pocas ideas o actividades de algunos señores, y con las
que justifican parte de su sueldo, tras haberse superpuesto
a ciertas fiestas religiosas.
Y es que, según quien tiene el poder, la Iglesia o los
políticos, van acomodando a sus intereses unas fiestas y
dejando de lado las que habían puesto los otros.
Que yo sepa, hasta ahora los únicos con poder que no han
puesto ninguna fiesta destacable son los banqueros y es que
éstos miran hacia otra parte, no a la francachela y el
jolgorio, sino al trabajo, cuando menos, de sus empleados,
con lo que una fiesta que parara la actividad no debe entrar
en sus categorías.
Recuerdo que allá por el año 1958, si es que no estoy
equivocado, la Iglesia dirigida por Pío XII estableció la
fiesta de San José Obrero, fiesta que ya entonces, en países
en los que la Religión contaba poco, también se celebraba,
pero con un carácter, más bien, reivindicativo.
Con el correr del tiempo, el trabajo sigue imperando en esa
fiesta, pero el trabajo como derecho y, al mismo tiempo,
como deber.
Ahora, con la Religión perdiendo terreno, son las fiestas
políticas las que imperan, fiestas que asumen todos, por eso
de que un día de descanso no viene mal y a los políticos
“que no dan un palo al agua”, no a los que si lo dan, esas
fiestas les justifican, sin tanto descaro, el sueldo.
Hoy, día 2 de septiembre, es la fiesta de Ceuta, y la
pregunta que se hace el 80% de los ceutíes es el “por qué” y
el “para qué”, porque, y volvemos a la casta política,
quitando ellos y sus amigotes, invitados, el resto de
ceutíes se pasa el día con tanta pena como gloria, sin poder
llevar a cabo nada especial y dejando pasar las horas, sin
más.
Pero, ojo, que esto sucede en Ceuta y sucede en
Castilla-León, donde el 23 de abril, la fiesta de la
Comunidad Autónoma, los habitantes que quieren hacer algo,
lo que realmente hacen es acercarse al Corte Inglés de
Madrid unos o a Portugal de viaje turístico, algunos otros,
en tanto que los reivindicantes de algo, cada vez menos, se
acercan a Villalar de los Comuneros, a “festejar” una
batalla que nunca existió, porque unos de los contendientes,
los comuneros, no tenían un ejército.
En Ceuta, hasta ahora, el 2 de septiembre, no recuerdo que
haya sido día de reivindicaciones, como tampoco recuerdo
algún tipo de actos que haya movido a la gentes de aquí a
pasar un día diferente a los otros.
Es lo que hay y es lo que seguirá habiendo en este tipo de
fiestas, reservadas a simples grupos, muy pocas personas más
y que no aportan alicientes sonados a nadie.
Ceuta, pues, como desde hace años, tiene el primer paro del
mes de septiembre el día 2, luego ya veremos si a finales de
mes se lleva a cargo esa huelga general que se viene
anunciando y digo “ya veremos” porque el Gobierno podría
detenerla, comprando, una vez más, a los sindicatos, que
ahora muestran la oreja pero con poco ímpetu.
Fiestas, pues, para todos los gustos, para mí será un día
normal, para otros las copas, hoy, serán gratis, ya veremos
luego cuando y quien las paga.
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