El sacerdote hindú Juan Carlos Ramchandani ofició ayer la
ceremonia que conmemoró la llegada del ‘Señor Krishna’ hace
5.000 años a la India, con una velada donde no faltaron las
ceremonias de fuego, el baño a las deidades de ‘Radha’ y
‘Krishna’ y el broche final con el ‘arti’ que adoraba al
resto de divinidades hindúes. Esencias de flores, incienso y
agua llenaron de misticismo el centro Dharma Yoga.
Los hindúes de todo el mundo celebraron ayer ‘Krishna
Janmashtami’, una de las festividades más importantes dentro
de la tradición hindú, mientras que los ceutíes tuvieron su
particular velada en el centro Dharma Yoga, en una ceremonia
que estuvo oficiada por el sacerdote Juan Carlos Ramchadani.
Sobre las 21:30 horas, medio centenar de personas se dieron
cita en el templo para conmemorar la llegada de ‘Krishna
Janmashtami’ o aparición del ‘Señor Krishna,’ día en que
Krishna (Dios) se manifestaba en este planeta. Janmashtami
es la combinación de dos palabras sánscritas, ‘janma’ y ‘ashtami’,
que significan nacimiento y octavo día del calendario lunar
en el mes de Bhadra, aproximadamente entre agosto y
septiembre del calendario occidental.
‘Krishna’ apareció en la ciudad de Mathura en el norte de la
India hace 5.000 años. Como parte de las celebraciones, los
devotos ayunan hasta la medianoche, porque este es el
momento en el cual Krishna aparece. Durante el ayuno, el
devoto trata de recordar a ‘Krishna’ y sus actividades
trascendentales mediante el canto de ‘bhajans’ (canciones
devocionales), la lectura de los textos sagrados, cocinando
para las deidades y decorando el templo.
Con una charla introductoria sobre el significado de ‘Janmashtami’,
el sacerdote hindú inició los rituales de la festividad, que
arrancó con la milenaria ceremonia de fuego donde se
hicieron oblaciones con mantequilla clarificada y granos de
arroz. Minutos después, Ramchandani procedió al ‘abhishek’ o
baño ceremonial, donde las deidades de Radha y Krishna
fueron rociadas con sustancias auspiciosas, entre ellas,
leche, yogur, agua azucarada y miel.
Como sucede en todas las ceremonias hindúes, la velada
concluyó con un ‘Arati’, adorando a las deidades con
diferentes artículos como el incienso, fuego, agua, flores.
A lo que se añadió un canto devocional. El colofón de la
celebración fue cena vegetariana cocinada por Radhapriya y
que se distribuyó a todos.
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