Aquilino Melgar es, sin duda, el director provincial al
que más han zurrado sindicatos y oposición desde que llegó a
Ceuta, hace dos años, para intentar sacar a la ciudad
autónoma del furgón de cola nacional en lo que a
estadísticas educativas se refiere. Si ha cumplido o no su
tarea es algo que difícilmente se sabrá antes de 2012.
Mientras, se deja llevar por indicios, por “sensaciones”,
que le hacen estar convencido de que se está avanzando
logrando cosas tan razonables como hablar “sin complejos” de
temas relacionados con la Educación como el de la lengua
materna y su influencia en el éxito educativo. A punto de
iniciar su tercer año académico aquí, habla sin tapujos de
todos los asuntos de actualidad que le incumben.
Pregunta.- ¿Ha leído el último número de ‘La Pizarra’ de la
Federación de Enseñanza de CCOO?
Respuesta.- No, no he podido. He leído lo que se ha
publicado pero... Cuando percibo dinámicas de crítica
exageradas es mejor mantener la calma porque mi deber es
seguir trabajando, pero eso no significa que no pueda hablar
de lo que allí se trata.
P.- ¿Prevé, con las elecciones sindicales en el
horizonte, que este será un año aún más agitado que el
anterior?
R.- Sí. Será un año complicado y cada sindicato llevará una
estrategia. Lo importante es que las críticas sean
constructivas y todos huyamos del tremendismo.
P.- Dice que no le importa hablar de los temas
conflictos. ¿Qué le diría a los padres que mandan a sus
niños a aulas donde se encuentran con otros treinta alumnos
de 3 años?
R.- Que el primero que reconoce que hay un problema soy yo y
que las soluciones que existen son las que aplicamos. Lo que
pasa es que son malas porque se agotan en muy poco tiempo,
porque no resuelven el conflicto y no se vislumbra a corto
plazo la verdadera, que es construir nuevos centros. El
solar de Loma Colmenar, que es malísimo, todavía no lo
tenemos y sólo la ejecución de la obra exige dos o tres
años. Estamos explorando actuaciones temporales como la de
instalar aulas prefabricadas pero asumo que desde mi punto
de vista este es seguramente el mayor problema al que nos
enfrentamos.
P.- ¿Tiene una idea de cuántos alumnos integran la bolsa
de estudiantes sin escolarizar todavía?
R.- Nos quedan algunos huecos que utilizar para los cuarenta
o cincuenta alumnos que teníamos contabilizados. Lo que pasa
es que pueden seguir llegando más y generando problemas
añadidos al de que los padres no escolarizan a sus hijos
donde quieren, como el de los hermanos separados. Estamos
trabajando, llevando al alumnado y al profesorado a
situaciones que no son buenas pero ineludibles. No podemos
crear unidades donde no hay espacio.
P.- Sí parece encauzada, sin embargo, la judicialización
de la escolarización registrada otros veranos
R.- Parece que sí. Este año no nos consta la existencia de
reclamaciones judiciales.
P.- ¿Ve como un problema las altas cotas de temporalidad
del colectivo docente, que siguen rozando el 20%?
R.- Se ha avanzado mucho gracias a los acuerdos entre la
Administración y los sindicatos, aunque es verdad que el
ritmo de consolidación se ha ralentizado por el plan de
ajuste económico del Gobierno.
P.- ¿Habrá oposiciones a Primaria el año próximo?
R.- Es complicado decir algo así. Creo que los sindicatos
negociarán ahora una prórroga del acuerdo existente para la
consolidación de empleo, desconozco si se prolongarán las
restricciones presupuestarias... En todo caso yo quiero
dejar claro aquí que lo importante es el cupo docente, que
se dijo se iba a recortar hasta un 10% y al final no ha sido
ni un 1%. En el Ministerio el capítulo de Personal se ha
recortado sensiblemente, pero su repercusión ha sido mayor
en el Exterior que en Ceuta y Melilla.
Calendario escolar
P.- Este año se ha hablado mucho de las relaciones entre los
Servicios Centrales del Ministerio y la Dirección Provincial
a cuenta de asuntos como el calendario escolar. ¿Me podría
explicar por qué propuso a Madrid que aceptase la ‘semana
blanca’ cuando ya la había rechazado?
R.- Yo tenía unas instrucciones que debía cumplir en las que
no cabía el planteamiento de la Junta de Personal.
P.- ¿Entonces por qué lo hace?
R.- Yo ofrecí pasar de 16 días no lectivos seguidos a 12,
algo que se rechazó, y a pesar de eso ofrecí elevar una
propuesta con la que no estaba de acuerdo pero que acepté
como paso previo para ir cambiando la situación. El
Ministerio no lo aceptó, pero yo también me sentí utilizado
cuando se dijo que si Madrid no asumía esa petición debía
cesarme. Aquí no ha habido ningún proceso de reflexión más
allá de decir que así funciona la cosa. ¿Eso qué significa?
Ojalá que podamos seguir hablando de ese montón de cosas que
yo quería debatir y que no se pudo: el inicio de curso, los
‘puentes’, los días lectivos...
P.- ¿Tiene la impresión de que la imagen de la comunidad
educativa en general que se proyectó a la ciudadanía fue
pésima?
R.- Por supuesto. El asunto se enfocó mal. Me llama la
atención que aunque las cosas no estén bien aquí, en cuyo
caso me parecería razonable no cambiar nada, haya cosas que
se consideren inmutables y otras no. Yo pienso que hay que
intervenir en todo. Hacer lo mismo y esperar resultados
distintos no es muy inteligente.
P.- CCOO dice que lo que pasa es que usted no es ceutí no
lo entiende
R.- ¡Yo soy ceutí! En cualquier caso eso no es lo más
importante para darse cuenta de que no es muy lógico dejar
el final del segundo trimestre en tres semanas después de
estar otras tantas de vacaciones. Yo no estoy agarrado a
nada, no tengo hipotecas, no tengo ningún problema en volver
a mi trabajo pero mientras esté aquí seguiré intentando
hacer cosas y hacerlas bien.
P.- ¿Teme que este asunto del calendario se lleve por
delante al Foro?
R.- No. Estoy convencido de ello porque sería una
barbaridad.
P.- ¿Hubo mala gestión o mala suerte en el hecho de que
su primer tarea, adaptar el calendario a la realidad ceutí,
saliese así?
R.- Las competencia del Foro no es hacer el calendario, sino
adaptarlo
P.- No les dejaron ni eso
R.- Sí, lo que pasa es que el margen era pequeño, de tres
días. Y sin este conflicto hubiera podido ser mayor para
debatir sobre jornadas como las que rodean al final de
Ramadán, que son muy complicadas, pero todo se envenenó.
P.- ¿Entiende que los representantes del ME en el Foro
votasen a favor de la ‘semana blanca’?
R.- No hubo voto como tal. Hubo una dinámica arrolladora y,
digamos, una asunción. Dicho eso quiero dejar claro que yo
siempre he querido ser respetuoso con el Foro y con sus
representantes, sin injerencias. Ese tema se ha cerrado este
año de una manera no satisfactoria para nadie pero espero
encauzar el debate sin presión hacia la mejor organización
de los tiempos escolares y vacacionales.
P.- ¿La Dirección Provincial va a ser más exigente este
año con cuándo arrancan las clases?
R.- Quiero que la Inspección, también por esta polémica de
la limpieza, elabore un informe casi diario y que si un
centro no empieza cuando debiera esté autorizado. Y si no lo
está, que dé explicaciones. Vamos a ser serios.
P.- ¿Va a hacer algo con el asunto de la limpieza en los
colegios?
R.- Ya lo hemos hecho y se me ha dicho algo que no me gusta:
que había centros cerrados. No podemos quedar en evidencia,
pero tampoco que la Ciudad no cumpla con su cometido.
P.- Hoy arranca su tercer curso al frente de la Dirección
Provincial, mitad de legislatura. Conscientes de que las
estadísticas educativas se publican con mucho retraso,
¿algún indicio le hace pensar que los de su etapa aquí serán
mejores que los de quienes le han precedido? ¿Ha
identificado por qué estamos siempre en la cabeza en cuanto
a fracaso y abandono escolar?
R.- Ciudades como Ceuta y Melilla es difícil que dejen de
ser el vagón de cola. Es un problema complejo: educativo,
social, cultural, económico e incluso físico. El ministro
Gabilondo ya ha dicho que no esperemos aquí resultados
equiparables a los de otras ciudades con las que no podemos
compararnos. No me preocupa tanto que dejemos de ser últimos
o penúltimos como seguir mejorando. Ahora nos enfrentamos al
reto de la consolidación de la Evaluación General de
Diagnóstico y a cómo va a servir para los planes de mejora
de los centros.
P.- ¿Qué quiere decir?
R.- Lo que me ha dicho algún director y algún jefe de
estudios: hay que preocuparse de cómo está cada colegio y
cómo puede mejorar. No preocuparse de los de arriba, que
también a mejorar, sino de hacerlo nosotros también. En ese
sentido las estadísticas son efectivamente muy tardías y a
veces hay que guiarse por otros parámetros, casi por
sensaciones, y a mí me hace pensar que estamos en el camino
correcto el aumento de la participación del profesorado en
actividades de formación o de los centros en proyectos
educativos. El problema es que esto no se ve de un año para
otro. Naturalmente que hay muchas cosas que mejorar, pero
dentro de la insatisfacción de no poder hacer todo lo que
uno quiere sí pienso que estamos avanzando.
P.- Pero muchas voces no aprecian el cambio estructural
que creen que sería necesario
R.- Sí lo ha habido, aunque no entiendo muy bien a qué se
refieren esas críticas.
La lengua materna
P.- Por ejemplo al asunto lingüístico, que se supone que es
uno de los grandes retos a gestionar
R.- Hablar sin complejos ya es un avance. Cuando yo me
preparaba para venir aquí se generó una polémica tremenda
sobre el título de unas jornadas. Ahora nadie pone
objeciones a hablar de ese tema.
P.- ¿Seguro?
R.- Al menos se ponen menos objeciones y se ha conseguido
que algo que parecía un tabú se haya abordado. Creo que hay
que definir qué papel juega la lengua materna, que a veces
creo mayor y a veces menor, aunque sin duda es un factor
más. Ahora se va a poner en marcha una experiencia en
Melilla con mediadores lingüísticos a la que vamos a estar
muy atentos aunque la lengua tamazight no sea del todo
asimilable al dariya. Estamos dando pasos que quizá sean muy
poco perceptibles pero que nos hacen avanzar desde una idea:
hay que quitar prejuicios al profesorado, no vamos a
renunciar al castellano como lengua vehicular, pero tampoco
a la riqueza de proteger otra lengua materna y a trabajar
con ella. A mí no me sirve el argumento de que los niños
fracasan porque en su casa no hablan castellano porque los
dos centros casi bilingües que tenemos [el CEIP García Lorca
y el IES Campoamor] registran unos resultados excelentes en
inglés y no hay ninguna dificultad con el castellano.
P.- ¿Ha apreciado diferencias sustanciales entre cómo
funciona un centro educativo aquí y en la Península, usted
que tiene experiencia a pie de aula?
R.- Sí. Tengo la sensación de ver en Ceuta cosas que en la
Península ya se han superado. Hablo de temas de convivencia,
de permanencia de los alumnos más allá de lo normal en los
colegios, de elección y organización del profesorado, que
son habituales en un primer momento, arrancando.
P.- ¿Respalda las incipientes iniciativas surgidas
alrededor del movimiento de comunidades de aprendizaje?
R.- Sí. Ahora están vehiculizadas a través de los proyectos
de mejora de centros. Me parecen experiencias interesantes
de involucración social en la dinámica educativa. Los tiros
van a ir por ahí durante los próximos años, por avanzar en
proyectos de mejora particulares con soluciones particulares
en cada centro.
P.- ¿Se ha vuelto político? Usted llegó aquí sin carné
del partido y cada vez se le ve más involucrado en su vida
interna
R.- Siempre he sido votante del PSOE pero no militante. En
los ochenta me resultaba apuntarme a caballo ganador pero al
llegar aquí he pensado que debía hacer patente ese
compromiso. Yo no tengo relevancia orgánica en el partido y
nadie me ha pedido que me afiliase pero creo que era lo
menos que podía hacer. A ese nivel no me siento politizado
pero a veces te obligan porque recibes críticas políticas
desorbitadas, en muchas ocasiones de entidades que dicen
buscar los mismos objetivos que uno mismo persigue, pero que
no se dan cuenta de que con ellas pueden lograr un efecto
contrario.
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