Casi 5.000 ceutíes sobreviven cada mes a la crisis gracias a
la ayuda y el socorro de las entidades no gubernamentales
como Cáritas o Cruz Blanca. Tal cifra constituye un 5,6% de
la población ceutí que, por desempleo, falta de prestaciones
sociales o el regreso a su ciudad natal, no alcanzan para
alimentos, medicamentos y, en algún que otro caso, el pago
de la luz, el agua o el alquiler. Mientras que Cáritas
duplica sus servicios en algunas barriadas, Cruz Blanca
triplica el número de bolsas de alimentos que solicitan;
situación alarmante puesto que cada mes “estamos por encima
de la media prevista para este año”.
Miles de familias ceutíes alcanzan el final de mes a duras
penas, y eso, cuando llegan. Bien sabido es por todos que la
crisis económica es global, que los recortes presupuestarios
están afectando a todas las áreas de la Administración, que
los empleos son algo instantáneo que puede desaparecer de la
noche a la mañana con la oleada de despidos en las empresas.
Pero, aún conociendo todo lo que ocurre a nivel estatal, son
los seres humanos, sus hijos y sus ancianos los que acuden
cada mes, y por no decir a diario, a parroquias, entidades
no gubernamentales, asociaciones o las calles para poder
tener un euro en el bolsillo con el que poder subsistir.
Y de esta lamentable situación no escapa Ceuta ya que un
5,6% de los ciudadanos son socorridos por las oenegés cada
30 días, albergándose en ese umbral de pobreza con el que se
contabilizan los casos de necesidad urgente para sobrevivir.
Así lo constatan los datos facilitados por dos entidades
sociales reconocidas en la ciudad, como son los Hermanos
Franciscanos de Cruz Blanca y las siete Cáritas parroquiales
que se despliegan por las barriadas ceutíes, ya que atienden
a una media de 4.844 personas entre ambos presupuestos. En
el caso de Cáritas, son 550 los núcleos familiares que
recogen cada mes las bolsas de alimentos, llegados estos
desde el Estado y distribuidos por el Banco de Alimentos.
“Notamos los incrementos en peticiones de ayuda desde
septiembre hasta junio, durante el curso escolar. Aunque sí
es cierto que este año el goteo ha sido constante pese a que
estamos de Ramadán.
Y es que cabe destacar el elevado número de ceutíes que han
tenido que regresar de la península porque se han quedado
sin trabajo, sin alquileres que poder pagar y, además, son
matrimonios jóvenes con algún hijo, que requieren de nuestra
atención”, señaló Javier González, responsable de Cáritas
Diocesana en Ceuta.
Del mismo modo llegan a las puertas de la sede de Nuestra
Señora de Los Ángeles de Cruz Blanca de 100 a 300 familias
que buscan apoyo económico y recursos alimenticios en la
entidad social.
“Cada mes, desde enero, hemos ido notando el incremento ya
que llegan con unos vales que le dan los Servicios Sociales
y ellos los canjean por bolsas de unos 50 euros. Pues este
año comenzamos con cien familias y en julio hemos cerrado
con 336, lo que supone que vamos por encima de la media que
teníamos previsto teniendo en cuenta el presupuesto que nos
aporta la Ciudad”, argumentaron desde Cruz Blanca.
Sin perfiles específicos
Tanto una entidad como otra fueron incapaces de concretar el
perfil exacto de estos ceutíes que necesitan un fuerte
respaldo cada mes para poder subsistir.
Aunque ambas coincidieron en apuntar a que el mayor número
de peticiones de auxilio procede de “familias musulmanas,
fuertes casos de mujeres marroquíes que se separan de sus
maridos españoles y no tienen ni documentación. Por lo que
quedan en un limbo”. Por otro lado, y apuntando a las clases
sociales, “ya no son familias de clase baja-media. Ahora
todos, frente a la crisis, vienen a por leche, azúcar,
aceite o galletas” y, en pocas ocasiones, “medicamentos”.
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