“Cañonazos” a golpe de cartón y rostros adornados con
“pinturas de guerra” simbolizaron ayer el quinto día de
protesta de los residentes del CETI, cuya actitud ya ha
provocado el recelo de la Policía, que incrementó en cuatro
los vehículos que acompañaron a los manifestantes. Del mismo
modo, vecinos y comerciantes del centro se mostraron
indignados y llamaron al “orden público”, pidiendo que “se
tome cartas en el asuntos” ante una situación que está
creando incertidumbre entre la población ceutí.
“Las migraciones son como un río”, frasea Manu Chaco en ‘Calamocarro’,
una de las canciones de la cara B de ‘Esperanza’, “pero en
Ceuta se estancan y eso es malo porque el agua estancada se
pudre”. Tras años de tranquilidad, con los sucesos de El
Ángulo en el retrovisor, la corriente parece mostrar signos
evidentes de putrefacción. Las protestas ciudadanas crecen
tras cuatro días de ruidosas movilizaciones por el centro de
la ciudad y la actitud de los manifestantes, sorprendente
aún en la piel de su comprensible desesperación, alarma a la
Policía, que teme que ese grupo de cameruneses que las
comanda pretenda forzar, por la vía del arresto, su traslado
a un Centro de Internamiento de Inmigrantes de la Península.
La actitud “provocadora” de algunos de los inmigrantes
subsaharianos que cada día pasean por el centro de la ciudad
golpeando estruendosamente con cartones el suelo, generando
todo el alboroto posible, inquieta a la Policía. Su proceder
no tiene nada que ver con el de los congoleños que han
pasado buena parte del último semestre acampados, tranquila
y pacíficamente, casi invisibles, ante la Jefatura Superior
del Cuerpo Nacional de Policía.
El nuevo contingente de cameruneses, numeroso y “fuertemente
cohesionado”, con líderes activos que no sólo no ocultan
sino exhiben su capacidad de mando y con aparente formación
castrense no tiene nada que ver con el perfil del
subsahariano que se ha conocido en Ceuta en estos últimos
años, reconocen fuentes policiales.
Si hasta ayer eran un puñado de policías para cuyo conteo
sobraban dedos de las manos los que se encargaban de
acompañar más que de custodiar a los manifestantes la
dotación a la que se encomienda este trabajo se multiplicó
ayer por la tarde, cuando pudieron verse hasta cuatro
vehículos policiales a su lado por el Paseo del Revellín.
Y es que la Policía trabaja con la hipótesis de que el grupo
pueda acabar, a la vista de que cualquier otra salida para
su situación a corto plazo parece inviable (el TSJA tardará
al menos tres meses en pronunciarse sobre los recursos en
relación con la movilidad que concede desde Ceuta la
‘tarjeta amarilla’), buscando por la vía de un arresto su
traslado a la Península.
“Saben”, explicaron ayer estas mismas fuentes a este
periódico, “que en la Península gozarían de muchas más
facilidades para trasladarse a cualquier parte, de España o
de Europa, aunque tengan que pasar 60 días recluídos en un
Centro de Internamiento”.
Malestar ciudadano
Desde la Plaza de los Reyes, pasando por Los Remedios y
hasta la Constitución. Bajando a las inmediaciones de la
Estación Marítima, con pancartas que pedían libertad pero, a
su vez, guiñaban a la batalla, con rostros adornados de
nubes blancas que ellos llamaban “pinturas de guerra”.
Y “con todo su derecho a exigir una solución y
manifestarse”, los ceutíes piden que “se tomen cartas en el
asunto”, que la tranquilidad vuelva a reinar por el Paseo
del Revellín y que “se mantenga el orden público, que
respetamos todos los ciudadanos”. Los vecinos y comerciantes
del centro no pueden evitar estos días expresar el malestar
general que no sólo rodea a los poderes públicos ya que “las
madres no pueden bajar a las plazas con sus niños y esos
cañonazos a golpe limpio espantan a cualquier transeúnte”,
concretó la presidenta de la Asociación de Vecinos del
Centro, Blanca Vallejo.
Igual de resentidos se encontraban los comerciantes, quienes
lamentaban ya de por sí un descenso de las ventas en pleno
agosto, “por el Ramadán y la crisis”, y para los que los
revuelos inesperados causarán estragos, “ya que cualquier
turista sale corriendo cuando al intentar acceder a un
establecimiento sólo escucha cartonazos en el suelo”,
argumentó Ignacio Tendero, presidente de ‘Centro Comercial
Abierto’.
Tanto un bando como el otro es capaz en estos días de poner
en práctica las mejores virtudes de la empatía pero lo
cierto es que los ceutíes piden “una solución, sin saber de
qué manera, pero esto debe arreglarse lo antes posibles”. Y
como mejor beneficio para el “limbo jurídico y
administrativo” que desde años “hemos vivido en esto que
consideramos prisión”, clamaron los inmigrantes.
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Otros cinco inmigrantes, rescatados por la Salvamar ‘Gadir’
Cinco subsaharianos fueron
rescatados por la Salvamar ‘Gadir’ la madrugada del lunes a
varias millas de las costas ceutíes, en un intento de llegar
a las costas peninsulares. Sobre las 00:30 horas, Tarifa
Tráfico alertó a Cruz Roja para que desplazase su
dispositivo al puerto ceutí, esperando la llegada de la
embarcación de Salvamento Marítimo, que traía a los
inmigrantes en estado de fatiga y cansancio, con la
presencia de una mujer en estado de gestación. Desde la
entidad humanitaria, procedieron al trasladado al hospital
universitario de la inmigrante embarazada, que no tuvo que
ser hospitalizada ya que no presentaba ningún riesgo, por lo
que fue posteriormente desplazada al CETI. Otro de los
subsaharianos también tuvo que ser transportado por el 061
al hospital debido a la hipotermia que presentaba, sin
ingreso posterior. Los otros tres inmigrantes fueron
directamente recogidos por el Cuerpo Nacional de Policía
para proceder a su identificación y traslado al CETI.
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