Saben Vds. lo que cuesta escribir
con el Sol pegando zurriagazos de calor?, si no fuera por el
ventilador cubano que tengo en el despacho… ni un dedo
podría mover.
Nunca he sudado tanto, excepto en mis tiempos de futbolista,
y cada movimiento corporal que realizo abre una serie de
grifos a través de los poros que hacen que mi cuerpo parezca
el de un culturista totalmente maquillado de aceite,
quitando la gordura por cierto.
Bueno, la manifestación de los inmigrantes por las calles de
nuestra ciudad tiene, forzosamente, que llamar la atención
del sr. Aznar y obligarle a coger el helicóptero en
Algeciras o en Málaga y desplazarse a nuestra Perla.
Tiene una ocasión única de cantarle las cuarenta, una vez
más, al Gobierno de la nación.
La política de inmigración está dando ocasión a ciertos
desbarajustes que amenazan la tranquilidad en nuestra
sociedad.
Donde resido hay barrios enteros habitados por inmigrantes,
la mayoría musulmanes, que se pasan las ordenanzas y las
leyes por salva sea la parte. O sea, por el culo.
Como ejemplo, pequeño, un amigo mío fotógrafo, con estudio
completo y tienda de ventas de material fotográfico, se ha
encontrado esta mañana con un grupo de moros reunidos ante
la persiana metálica de su tienda. Al ir a abrir, uno de
esos inmigrantes suelta un escupitajo del tamaño de una
cagada elefantina con tan certera puntería que va a darle al
candado…
Ni que decir tiene que la indignación de mi amigo podría
haberle costado cara, si llegara a enfrentarse a esos moros.
Días antes, su mujer, que atiende las ventas, recibió la
visita de otro grupo de musulmanes que pretendían le
hicieran copias de unos carnés de conducir con la foto
cambiada. Se negó, naturalmente, y a cambio recibió amenazas
de que destruirían la tienda si no lo hacía.
Sr. Aznar, si cuando era presidente del Gobierno no se dignó
bajar a Melilla y sí lo hizo cuando en nada pinta Vd.,
bájese a Ceuta y enfréntese a los inmigrantes protestones… ¡dele
una lección al gobierno!, si puede.
De paso se lleva a esa gente a su casita. La suya, no la de
ellos. No tienen.
Menos mal que Juan Vivas tiene un temperamento de auténtico
político demócrata. Sabrá capear el temporal como él solo
suele hacerlo. No necesita, desde luego, que Aznar le eche
una manita.
Vivas no es Imbroda.
Confiemos en que, cuando termine el Ramadán, los activistas
marroquís no vean a Aznar al otro lado de la frontera del
Tarajal. Se asustarían sobremanera al verlo y las
consecuencias podrían ser graves.
Aznar se ha contagiado sobremanera del estilo “farwestiano”
de su colega Bush. Pronto al disparo.
La culpa de todo esto, como siempre, la tiene Rodríguez
Zapatero ¿no, sr. Aznar?
En fin, como aquí en Mataró, Ceuta está sufriendo las
consecuencias del amontonamiento de inmigrantes en sus
centros de acogida y si no encuentran soluciones, puede
abrirse una crisis de consideración.
No pasa ni un día en que mis paseos por los barrios
mataronenses se vean obstaculizados por grupos numerosos de
inmigrantes ociosos, despatarrados en plazas y plazoletas
sin nada que hacer.
Con eso me veo transportado, diariamente, al Norte de
África, sin moverme de la ciudad catalana.
Pero no crean que sea un remanso de paz. Cada dos por tres
hay incidencias, algunas graves, entre el colectivo de
inmigrantes y los indígenas catalanes, y casi siempre entre
ellos mismos. Como en El Príncipe.
No escribo sobre la proliferación de niños, hijos de
inmigrantes, que pese a haber nacido aquí tienen sus
pequeños cerebros comidos por esa terrible fe islámica.
Único aprendizaje que reciben y acatan enteramente.
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