Domingo, día de descanso del
personal. Hoy no habrá visita turística. Llamo al enano y le
pongo en su conocimiento que ya no volveré a ser guía
turístico de ninguna expedición que me envíe pues, en unos
pocos de días, me marcho de vacaciones gracias a la
colaboración económica que me ha dado un amigo.
El enano, que ya tenía pensado montar una agencia poniendo a
su hijo mayor al frente de la misma ante la gran demanda de
expediciones que desde todos los rincones quieren venir a
ver, como se diría en el circo, lo nunca visto, se me ha
cogido un rebote de aquí te quiero ver, llegando a llamarme
mal amigo y peor compadre, que no quiere ayudar a su
ahijado.
Trato de calmarlo, no quiero perder su amistad, fraguada
durante tantos años, desde que íbamos juntos al colegio,
pero no hay forma de hacerlo entrar en razón.
Compadre es que usted no se puede imaginar, las peticiones
que tengo, desde todos los puntos de la piel de toro, para
realizar esa visita turística que, ante todo, quieren
fotografiar esos contenedores cuesta abajo, sito en las
puerta de una iglesia por ser, según todos los
peticionarios, algo único e irrepetible en el mundo mundial.
Mira, enano, no me importaría hacer de guía turístico de
todas y cada una de esas expediciones, siempre y cuando sólo
le enseñase las bellezas de esta tierra sin par. Pero me
niego, rotundamente, a seguir mostrando esos contenedores
como atracción turística.
Pues lo siento, compadre, pero sin esa atracción para las
expediciones no hay negocio. Y te digo, en verdad, que no se
los motivos que tienen para poner como punto extraordinario
e imprescindible, para ello, la visita a esos contenedores.
Pues dile adiós al negocio que querías montar y búscate otro
donde ganarte el pan de cada día. Conmigo no cuentes más, Se
me cae la cara de vergüenza llevarlos hasta aquel lugar y
decirles que se aprovecha, como está de moda, la cosa del
contraste. O sea que sales de la iglesia oliendo a santidad
y al abrir la puerta de salida hueles a mierda pura.
Para un momento compadre. En el asunto ese que dices que
huela la basura a mierda pura, te puedo decir, sin temor a
equivocarme que a algunos la basura le huele al mejor de los
perfumes. Vamos que les huele la basura a gloria pura. Es
más hasta cantan aquello de:”Son tus perjumenes mujer, los
que me sulibeyan, los que me suylibeyan”. O se lo que
cantaban “Los de Calapagüina”.
Me da igual lo que canten o dejen de cantar, esto se acabó
enano. No habrá más expediciones ni guía turístico.
Qué le joroba que le cante, compadre. Pues ahí va otra
canción de Pajares: “Me voy para Murcia con mi chica yeye..”.
A qué le ha gustado lo de. “me voy para Murcia…”. Murcia,
tierra de pimentón del bueno. Igual, jefe, no me quiero
meter en camisa de once varas, a alguien, en Murcia, le hule
la basura al mejor de los perfúmenes. Vamos, le huele a Aloe
Vera.
Vale, enano, acepto todas tus canciones y eso que cantas
peor que Karmele Marchante, que ya es decir. Te acepto todo
lo que digas pero, insisto, para que te quede claro, no
habrá más expediciones ni, por supuesto, haré de guía.
Eso ya lo veremos, jefe. Adiós. me voy para Murcia.
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