No son cifras escalofriantes pero lo cierto es que el
tráfico de drogas como recurso a la falta de medios
económicos motivado por la crisis, está haciendo sus
estragos incluso entre la población femenina.
Como dato anecdótico a la par de relevante, desde el centro
penitenciario ceutí constatan el incremento de mujeres que
han sido detenidas este mes por delitos contra la salud
pública y que han ingresado, con carácter preventivo, en la
cárcel a la espera de juicio o ya una vez condenadas. Cifras
que se multiplican por dos ya que “lo habitual es que entren
dos o tres mujeres por mes mientras que en lo que va de
este, ya suman seis”, señalaron desde Los Rosales.
El pabellón destinado a las mujeres dentro del recinto suele
ostentar una capacidad de entre 28 y 33 reclusas aunque los
picos en agosto han podido alcanzar la cifra de 35, sin
embargo, las libertades condicionales semanales alivian
bastante la concentración de internas, en su mayoría,
condenadas por narcotráfico. Aunque a diferencia de los
varones, se trata de pequeños pases de droga que además
suelen llevar adosada al cuerpo: en la cintura, los brazos o
el pecho, y en menores casos, llevan la sustancia
estupefaciente en el interior de los bolsos de mano. Por
regla general, las acusadas reconocen los hechos ante el
juez y confiesan haber intentado llevar el hachís hasta la
península para luego venderla.
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