Ceuta no vio cuando y donde se empiezan a ganar los
partidos, veinte cuatro horas antes del encuentro en el
coctel que reunió a toda la plantilla, junto a directiva,
trabajadores, medios, Vivas y sus consejeros. En un instante
los jugadores se reunían alrededor de un banco mientras que
con las miradas se concienciaban “Señores mañana ganamos”
Ceuta no vio como `Ja´ (Gilson) corría la banda junto a su
nuevo compañero Cañas, esprintando y trotando, muy
concentrados. Mientras que buscaNnla explosividad que les
falta para estar a punto.
Ni como se prepara un gigante (Nauzet) para la batalla antes
del encuentro derramando sobre su cabeza una gran cascada de
agua bajando los nervios y el calor de su primer encuentro
tras el golpe recibido en Xerez. Repitiendo en su cabeza “Me
encuentro bien, no me duele”. Ni tampoco vio como un joven
argentino se sentaba en uno de los palcos junto a personas
de la junta directiva, disfrutando del juego de su nuevo
equipo, con cada jugada, ansioso de estar ahí abajo con
ellos, vistiendo la camiseta de inmaculado blanco, marcando
la diferencia.Suerte Ormazámal.
Ceuta no se explicaba que hacían todos los jugadores
concentrados en el primer palo en el primer corner que se
lanzaba en el partido y mientras todos esperaban el tanto de
la Almena Mansilla, Berrocal se elevaba entre los demás y
marcaba el primer tanto. Por cierto jugada de estrategia,
esto si lo vio pero no recordaba la última vez.
En el segundo tanto el ensordecedor estadio se queda en
silencio durante una milésima de segundo, maravillado con
tal hermosa obra de arte, con los bellos como escarpias, lo
hemos visto pero si no lo veo no lo creo. En la grada se
escuchan las primeras voces “hacia mucho que no veíamos
fútbol como este”, “ha sido increíble, quien es ese fuera de
serie, es la magia personificada en lo más profundo de cada
caballero blanco”.
Con un técnico que si en su día fue bautizado de manera
equivocada como el hijo prodigo de Mourinho, el que lo
bautizó no iba mal encaminado, aunque hubiera sido mejor
denominarlo “el alumno aventajado de Mou”, Il Gladiatore
Stratega. Un hombre serio con buenas cartas y que con
trabajo duro sube su primer peldaño. Ceuta no vio como Joao
viajó con el Director Deportivo a a tierras jienense para
estudiar cada minuto de un encuentro que disputó el Mancha
Real. Ni como estudia a cada contrario buscando estar
siempre un pasito por delante.
Ni como Torres se encontraba desquiciado ante el gol, lo
necesitaba, es un goleador nato, un palo, varios disparos
que se fueron oliendo la gloria del gol, hasta que llego el
penalti. Ceuta tampoco vio como el mister le da el balón a
Torres, se lo pide a Guzman, “deja que tu `hermano´ tire el
penalti, deja que gane esa confianza que le está faltando en
los últimos encuentros”
La tranquilidad del mister ante la expulsión de Zamora, más
que rigurosa por el árbitro extremeño Santos Caballero. “No
pasa nada, tenemos a Aridane”.
Tampoco vio el drama de Zamora al ver el rojizo color de la
tarjeta, ni vio como se quedo en el túnel de vestuarios
siguiendo a sus compañeros, sin querer abandonarlos. Tampoco
se fijaron en que desde el minuto en que nos quedamos con un
pupilo menos, el mister no reconfiguró la defensa jugando
con tres guardianes que tenían bien controlado las
avanzadillas que no llegaron del equipo contrario.
El tanto del honor llego tras una salida mal medida del
Gigante Guerrero que protege que en la portería blanca no
entre nada de nada. Ceuta no vio como el portero pretende
recular en su salida, por lo que recibe un gol y no la
posibilidad de que hubiera sido penalti y expulsión. “Más
vale tarde que nunca, Nau”
Ceuta no vio como la ilusión de toda una ciudad recae sobre
los hombros de cada ‘caballero blanco’, el sueño que se
había olvidado en las últimas temporadas, renacía como ave
fénix de sus cenizas, el relevo se estaba consumando
“Habíamos vuelto”
Esta vez volvía la ilusión de una afición, olvidada de las
buenas tardes de fútbol, la magia de jugadas de primera
calidad perdidas en nuestros recuerdos de equipos gloriosos
que en antaño llenaron las gradas del Murube. Sacaban lo
mejor de sus corazones para demostrarnos a todos “que son
más que un equipo, son una familia” y así lo hacía señalar
Joao tras la rueda apisonadora del primer partido.
Ceuta no vio a Peguero diciéndose así mismo “ha sido un buen
partido, pero todavía tenemos que exigirnos más”. Ni lo vio
decir “este partido ya es historia pasada, ahora toca Écija”.
Partido a Partido. Paso a Paso.
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