Y mucho menos sus problemas, tanto
para los propios inmigrantes, como para los lugares en los
que estos se asientan.
Pero esta inmigración no cesa y con ello los problemas se
van acrecentando cada día, porque muy mal están los que
acaban de llegar, pero no más contentos están aquellos que
llevan meses o incluso años y que “atrapados” en los 18
kilómetros de lo que es Ceuta, quieren tener otras
perspectivas para poder saltar hasta la Península y ... Dios
sabe a donde querrían llegar después.
Es la continua aventura de los desheredados que, sobre el
papel, son igual a todos, pero la realidad nos viene
demostrando que no es así, porque por no tener, dicen que no
tienen ni papeles.
Hace tres días y casi simultáneamente, Ceuta se encontraba
con una triple perspectiva sobre la misma problemática:
a) Unos que llegaban, tras haber sido recogidos por la Gadir,
habían sido salvados y fueron conducidos a puerto. La vida
estaba salvada, el futuro será tan incierto como podía serlo
cuando salieron de sus países subsaharianos, para estas
nueve personas.
b) Otro grupo de inmigrantes, de unos países similars, si es
que no los mismos de estos nueve recién llegados, duerme
frente a la Jefatura Superior de Policía, mostrando su
insatisfacción por su situación de indefinición en el
territorio de Ceuta, ya que “atrapados” aquí ( no porque
nadie les llamó, sino porque entraron sin los debidos
papeles), no pueden regresar a sus territorios, cuando ellos
quisieran y no pueden, tampoco, esto es lo que más
desearían, salir a la Península.
c) Un tercer grupo, convertidos ya casi en “asociación”, más
de medio centenar de los que están residiendo en el CETI, se
reunieron en asamblea, en pleno monte para compartir la
misma idea que los que duermen ante la Policía y para
mostrar así sus inquietudes y lo que pueden hacer.
Esta es la situación y esto es lo que, se quiera o no, sin
proponérselo está viniendo a Ceuta.
Y es que lo del miércoles hace de nuestra Ciudad como un
escenario en el que se van sucediendo hechos insólitos sobre
este asunto tan complejo como es la inmigración clandestina.
Visto, sin más, los que llegan no están bien, porque han
pasado por mil problemas hasta llegar a un lugar que no
saben ni como les va a acoger, ni como les puede permitir el
acceso a otras partes.
Los que están asentados no se conforman con lo que tienen,
su situación y sus aspiraciones son otras, cosa lógica,
intentan lograr algo mejor, lo que no es fácil de lograr,
puesto que sus opciones, una vez aquí, pasan por volver a su
país de origen, para volver a empezar la misma ruta que
trajeron antes, o si han tenido mucha suerte podrían llegar
a saltar la Península, lo que sería la cima de sus
aspiraciones.
Hemos citado a un grupo que protesta y esa protesta tiene
como base su larga estancia en el CETI, en donde hay quienes
llegan a pasar hasta tres años, antes de que se decrete su
expulsión a sus países o puedan llegar a la Península.
Todos ellos proceden del hambre, de la inseguridad, de
territorios “malditos” para los desheredados y el paraíso
que vienen buscando no lo llegan a lograr, tampoco, aquí.
Es la emigración sin papeles, un nuevo problema que les ha
salido a los países que mejor viven.
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