Buen día, ¡¡hola caballas!!
Las vacaciones tocan a su fin, el mundo sigue girando como
siempre, aunque ahora más cargado de agua por las
continuadas inundaciones por todas partes. Con el fin de las
vacaciones doy también por finalizado el año sabático que me
tome por mi cuenta y riesgo¡ con un balance
Cierto es que cuesta mucho dejar de escribir. Cierto es que
añoro mis “pasadas” con la pluma sobre la cuartilla (eso era
antes, ahora es el teclado de mi ya asmático PC) y no es
menos cierto que intento desterrar algunos síntomas que sólo
lo tienen los de cierta tendencia derechista nostálgica.
No tengo espacio ni tiempo para llenar esta ventana con
todas las ideas y divagaciones mentales que me han pasado
durante este tiempo en que he estado ausente. Si lo hiciera,
estaría llenando cuatropecientos diarios al completo.
Dejaremos atrás esas ideas pasadas y centrémonos en el
presente.
Un presente en el que destaca, con mucho, las tremendas
sacudidas políticas demasiado vanas.
A decir verdad, todo lo que ha ocurrido, en este lapsus en
el que mi mano no aparecía por el periódico (mi foto aparece
diariamente en la edición digital con su espacio en blanco),
ha sido para engrosar mi saco (o archivo) de comentarios y
opiniones sobre la postura del mayor cómico de nuestro
Reino, demócrata, que nunca ríe.
Desgraciadamente los dichos y hechos de los dirigentes del
PP, a nivel estatal, no han hecho otra cosa que hacerme
distanciar cada vez más de esa filosofía de aldea
barriobajera con que decoran, los conservadores, sus
apariciones supuestamente estelares en los medios de
comunicación.
No me podéis negar cuánta razón tenía al manifestar, a
través de este medio, cómo era y es nuestro Presidente, Juan
Vivas.
Recordaréis que Vivas, junto a Ruiz-Gallardón, es uno de los
políticos españoles de derechas que me cae muy bien. Una vez
más lo demostró con su postura ante la “crisis” fronteriza
de la ciudad hermana del Norte de África, Melilla. Con la
diferencia de que Ruiz-Gallardón tiene que hacer malabarismo
a porrillo. Juan Vivas no está para juegos malabares.
Lamentablemente no puedo opinar lo mismo sobre sus jefes de
partido. Juegan con los “bolos” con pretensiones de colgarse
la estrella de sheriff.
Bueno, este tema lo dejaré para el siguiente artículo,
porque estoy esperando la autorización de un amigo mío para
que me permita usar una frase, escrita por él, como título
del próximo artículo de opinión.
A éste amigo mío, el que escribió la frase que pretendo usar
como título, le digo que sí. Que sí sigo escribiendo aquí.
Puede más una extraña voluntad que otra cosa…, como ha
podido la voluntad de hacerse presidente del Ceuta al
editor. Confiemos y esperemos que segundas partes sean si no
buenas, mejores.
No vayan a pensar que en este año sabático he cambiado en mi
modo de ver las cosas y transmitirlas aquí, en ésta ventana.
Lo único que han cambiado son mis gafas, ahora más modernas
y que me permiten ver al detalle mucho mejor. Son gafas
progresivas tridimensionales. Tal vez más adelante saquen
lentes de esas máquinas que desnudan a la gente en los
aeropuertos.
Y hablando de esas máquinas… la honra por los suelos. Me
cabrea sumamente que unos cuantos se pasen las horas mirando
las curvas y las rectas de las personas. Por no hablar de la
redondez ovalada de ciertos colgajos humanos.
Bueno, ya saben que ahora resido en una ciudad catalana, con
más habitantes que la ciudad caballa, y en donde barrios
enteros están habitados por chinos, moros y negros. Poco a
poco, los catalanes van desapareciendo del padrón de
habitantes para ir apareciendo en otros padrones distantes.
Solo me queda desearle suerte, en el otro barrio, a mi
primo-hermano Luis Sarria y que procure descansar en paz
aunque siga defendiendo los derechos de los ángeles taxistas
ante San Pedro.
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