Los biólogos de Obimasa no consideran necesario declarar
ningún grado de protección natural para el azud del arroyo
del Infierno, como reclaman los grupos ecologistas de la
ciudad amparándose en sus propiedades para albergar especies
de aves palustres. Es más, desde Obimasa aseguran que la Ley
no contempla ninguna figura para proteger una charca
artificial y de tan reducidas proporciones.
La reivindicación de los grupos ecologistas de la ciudad de
conceder algún nivel de protección para el azud del arroyo
del Infierno, donde, afirman, existe una gran riqueza de
aves palustres, no cuenta con el respaldo de la Ciudad
Autónoma.
Así lo pusieron de manifiesto a este periódico los biólogos
de la sociedad municipal Obimasa, quienes afirmaron que la
zona “no parece de una importancia sublime, considerando que
gran parte de Ceuta ya es zona de protección de aves”.
Los biólogos se escudaron en su escasa superficie para
rechazar la concesión de algún grado de protección. “Las
grandes superficies pueden alcanzar la consideración de
parque natural, como pequeñas zonas en su interior con la
categoría de reserva natural. Los espacios de mediano tamaño
pueden declararse parajes. El azud no cabe dentro de ninguna
de estas categorías”, indicaron.
Ejemplo de parque natural en España es Doñana, que cuenta
con una zona de reserva natural en la que no se puede hacer
prácticamente nada. “El azud del arroyo del Infierno puede
ser declarado reserva natural porque se trata de un
triángulo pequeño y además de una charca artificial derivada
del pantano, con la presencia de aves ocasionales”,
prosiguieron extendiéndose los técnicos de Obimasa.
En este sentido, apuntaron que habría que inventar una
figura específica para proteger desde el punto de vista
medioambiental este azud. “A los ecologistas les interesa
esta zona por la comunidad de anillamiento de aves, pero no
tiene riqueza faunística y florística alguna. Nada
comparable a los montes de Calamocarro o los acantilados del
Hacho”, apostillaron los biólogos.
Conferencia hidrográfica
Es más, desde Obimasa recordaron que la custodia de esta
zona depende directamente de la Confederación Hidrográfica
del Guadalquivir. “Hablamos de una zona artificial, aunque
con el paso del tiempo se haya naturalizado, y su
funcionalidad la determina la Confederación Hidrográfica del
Guadalquivir, ya que sirve para una eventual evacuación del
pantano del infierno”, prosiguieron desde Obimasa.
Los ecologistas habían pedido al presidente de la Ciudad
Autónoma, Juan Jesús Vivas, los informes disponibles sobre
esta zona, con la intención de reclamarlos a los juzgados si
no se atendía su solicitud.
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