Animación, naturaleza, deporte y valores sociales serán los
campos que trabajarán los monitores de la empresa Acudeduca
con los más de 40 niños ceutíes que ayer se trasladaron a
las cabañas Miguel de Luque para disfrutar del campamento de
verano organizado por la Consejería de Juventud, Deportes y
Nuevas Tecnologías, a través de la Casa de la Juventud.
Con espíritu de aventura y ganas de pasarlo bien para
aprovechar los últimos días del verano se marcharon ayer los
más de cuarenta participantes del campamento infantil
organizado por la Consejería de Juventud en el complejo
rural ‘Miguel de Luque’. Los pequeños se despidieron de sus
familias en la plaza de África y se trasladaron al campo
junto a los monitores de la empresa Acudeduca, quienes
prometieron deporte, ocio y también el fomento de valores
sociales.
”Comenzaremos trabajando la solidaridad, la cooperación y la
integración para seguir con el respeto al medio ambiente y
acabar con un circo y malabares. Actividades que pensamos
que pueden hacer todos los chavales”, explicó uno de los
monitores de la empresa local, Miguel Jiménez. Cinco
monitores para los talleres de día y cuatro más para el
despliegue nocturno será el equipo que la empresa Acudeduca
despliegue para esta sexta edición del campamento y el
cuidados de los niños, con edades comprendidas entre los 10
y 14 años.
Una noche italiana, donde no faltará la jugosa pasta y el
acento de la región, una cita dedicada a la relajación, “que
siempre viene muy bien, y en la última velada bajo las
estrellas, que será el viernes, los roles se invertirán en
el complejo de Miguel de Luque. “Esa noche es de los niños y
deberán mostrarnos lo que han aprendido durante estos días y
sus capacidades”, informó.
Para recoger a los ceutíes en la Plaza de África, la
estrategia fue clave. “Nos disfrazamos de piratas porque, en
cierto modo, debemos ponernos a su altura, y luego ver quién
gana. El secreto para ser educador durante una semana es que
te gusten los niños y los comprendas en la edad que estén,
aunque debería ser siempre, que es lo difícil”, concluyó
Miguel Jiménez.
Manos alzadas, sonrisas que iban de oreja a oreja y rostros
de emoción fueron los últimos gestos que los pequeños
ceutíes mostraron al partir el autobús con destino al campo.
|