Todavía estamos entrando en el
tercer tercio del mes de agosto y con ello los alumnos no
han pensado, ni piensan que, en poco más de una semana,
especialmente los que tienen que recuperar alguna materia
que se quedó “olvidada” en junio, tienen que volver al
colegio.
A los profesores, para qué negarlo, en parte, les ocurre
otro tanto de lo mismo y se trata de aprovechar, al máximo,
las vacaciones que aún no han concluido.
Sin embargo, cuando se trata de los establecimientos que
tienen algo que ver con los colegios, no se les olvida que
hay que empezar a “hacer caja”, porque el verano ha sido
duro, caluroso y con muy pocas ventas.
Especialmente las grandes superficies anuncian, como si lo
fueran a regalar, todo tipo de productos, para los nenes,
para los jovencitos y para todos aquellos que en dos semanas
habrán entrado en acción, nuevamente.
No anuncian rebajas, eso es cierto, pero la forma de
exponerlo es más atractiva, si cabe, que las mejores rebajas
de enero o de julio.
Y es que, en vez de rebajas, en grandes almacenes o en
grandes superficies, como El Corte Inglés, por ejemplo, se
habla de “las mejores ventajas” con lo que suena casi igual
y como hay cosas que son necesarias, y esto, muy por encima
de todo, no queda otro remedio que entrar allí donde la
“oferta” es mejor.
Y he hablado de “oferta”, porque así es como
enmascaradamente se presenta, cuando nos dicen que en moda,
uniformes y zapatería puedes pagarlo en tres meses. ¡¡Lo que
hay que hacer para vender más!!.
Y luego viene lo otro, eso de los descuentos en libros. Los
libreros de verdad, y bien harían, debieran plantarse ante
ofertas engañosas que se dan en muchas grandes superficies
con descuentos, incluso, superiores al 10%.
Y he dicho que bien harían en plantarse, porque algunos de
esos descuentos, en el filo de la navaja sobre lo que está
permitido, no siempre son reales, sino que más bien
representan un gancho para que la madre entre en busca de
ese precio inferior en los libros, y una vez dentro compre
otras cosas más.
Luego, los libros rebajados o no existen o no hay el que
vamos reclamando. Hace unos años, no más de cuatro, me
propuse desenmascarar una de esas tramas y en una gran
superficie, una de las que no existen en Ceuta, me pasé
media tarde con una lista de libros, lista confeccionada al
azar, tanto en materias como en cursos o editoriales. Mi
sorpresa dejó de serlo, por cuanto resultó lo que me
esperaba y es que de más de tres docenas de los que fui
buscando, tan sólo logré encontrar tres. Los otros o no
habían llegado o estaban “agotados”.
Era una falsedad en la publicidad que habían hecho, falsedad
que el organismo pertinente de esa ciudad peninsular no
había detectado.
Llegados a este punto la pregunta es ¿Por qué?. Lo dije
entonces, cuando en mi propia familia había librería y lo
digo ahora que el negocio ha girado hacia otra parte, pero
que la situación hacia los libreros es la misma.
Buen cuidado he tenido de no citar el nombre de esa gran
superficie, para no hacer publicidad gratuita a nadie, pero
sí he dicho que, de momento, esa gran superficie de origen y
capital francés no está asentada en Ceuta. Estamos en la
publicidad falseada.
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