Muchas veces en el ojo del
huracán, la barriada del Príncipe se divide entre una
mayoría honrada que reclama, entre otros servicios públicos,
más presencia policial, y los pequeños grupos de
alborotadores y otros de delincuentes con causas abiertas
con la Justicia que tratan de impedir la normal prestación
de los mismos. Cuando hay una emergencia, un incendio u otro
peligro que amenace la integridad de los vecinos, los
Bomberos han de ir escoltados por la Policía Nacional.
Aunque en los últimos tiempos se han reducido los ataques a
estos y a vehículos policiales y de transporte público,
siguen dándose casos como el que ayer obligó a la Policía a
ayudar a una grúa de Amgevicesa y a un periodista de esta
casa a realizar su labor. Los delincuentes quedan para la
policía, pero los ciudadanos de bien han de colaborar en la
medida de sus posibilidades en la erradicación de los actos
de vandalismo juvenil.
|