Decenas de familiares, amigos y conocidos del joven
submarinista que perdió la vida en las aguas de la playa de
San Amaro entre la tarde del viernes y el amanecer del
sábado, Jesús Lladó Murcia, se congregaron ayer en el
tanatorio municipal esperando la llegada del féretro con sus
restos mortales. Los médicos estaban practicándole la
autopsia pasado el mediodía de ayer, mientras el entierro
está previsto para hoy a las doce en la necrópolis de Santa
Catalina. La morgue reunió ayer a una multitud inconsolable
que no terminaba de creerse lo que había sucedido al joven
vecino de Ceuta.
El tanatorio municipal de Ceuta vivió ayer el goteo de
familiares, amigos y conocidos de Jesús Lladó Murcia, el
joven submarinista que pereció ahogado en la playa de San
Amaro entre los pasados viernes y sábado cuando practicaba
la pesca subacuática a catorce metros de profundidad.
En la sobremesa de ayer todavía no había llegado a la morgue
el féretro con los restos mortales de este joven vecino de
Ceuta, pues los médicos tenían previsto practicarle la
autopsia en torno a la una de la tarde.
Durante toda la mañana no hicieron más que llegar coches con
personas más o menos allegadas al submarinista que no podían
disimular su conmoción por los hechos. Abundaban los
jóvenes, amigos del barrio, de pesca y otras de las escenas
y actividades en que se desenvolvió la vida de Jesús Lladó.
Llegaban, se abrazaban a los presentes y se enjugaban las
lágrimas. No cabía preguntar cómo se sentían: “¡Imagínense
ustedes!”, se limitó a expresar uno de sus amigos más
cercanos. Y ya no fueron necesarias más explicaciones.
Quienes por supuesto estaban también en el tanatorio
esperando para velar el cuerpo del joven submarinista eran
sus parientes más allegados. Su padre y su madre, su
compañera sentimental, su hermana, su cuñado...
La madre, Ana Murcia, ya había perdido la entereza con que a
la mañana siguiente del siniestro relató a EL PUEBLO cómo se
habían sucedido los trágicos hechos. No pudo articular
palabra, sentada en el banco aledaño a la entrada de la
morgue junto a su hija y hermana del fallecido, y su mutismo
lo expresaba todo.
Su padre acompañaba a algunos de los que iban llegando para
que pasaran al interior del edificio y esperaran la llegada
del féretro del submarinista al margen del calor que
sofocaba los ánimos de las decenas de allegados que se
habían agolpado a la puerta. La compañera sentimental de la
víctima también parecía inconsolable.
Apoyada en el flanco de la puerta, la madre del único hijo
que ha dejado Jesús Lladó en el mundo parecía realizar un
esfuerzo ímprobo para no desvanecerse aguardando los restos
mortales de su compañero sentimental. Únicamente el cuñado
del submarinista, que esperaba darle en breve un sobrino,
parecía soportar con cierta calma el compás de espera.
Cambio de agenda
Las autoridades civiles también se mantenían pendientes de
cómo se desencadenaban los hechos durante la jornada de
ayer. El presidente de la Ceuta, Juan Jesús Vivas, estuvo
supeditando toda la mañana su agenda de actos para hoy lunes
en función del calendario del sepelio. Finalmente, la Ciudad
Autónoma emitió una nota avisando del cambio definitivo de
agenda para que el presidente pudiera asistir al entierro,
previsto para el mediodía de hoy en Santa Catalina.
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