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OPINIÓN - DOMINGO, 22 DE AGOSTO DE 2010

 

OPINIÓN / SNIPER

De Melilla a Ceuta: ecos de Beni-Enzar en El Tarajal


José Luis Navazo
yebala06@yahoo.es

 

Tal y como estaba previsto, ayer a las 19.00 hora de Marruecos (dos horas menos aquí, en España) centenar y medio de activistas se concentraron en la frontera de El Tarajal con las consignas y los gritos de rigor. No se me confundan. No eran cuatro desharrapados ni mucho menos. Ayer estaba a las puertas de Ceuta lo más granado de la sociedad civil del norte experta en estas lides: desde el sonriente abogado tetuaní Hajji a responsables de influyentes cofradías como Abdeslám Ouazzani, pasando por Abdelmounim Chaouki, de Nador y el mismo Said Chramti, presidente de la Asociación Gran Rif de Derechos Humanos, a los que se unieron varias decenas de militantes asociativos venidos de Rabat y hasta de Casablanca. No, no fue la movida habitual a la que estamos habituados por estos lares. En las reivindicaciones se alternaban consignas a favor de la “marroquinización” de Ceuta y Melilla, junto con gritos en pro de los derechos humanos y en contra de ciertas actuaciones de las fuerzas de seguridad españolas, mientras alguno de los organizadores aseguraba a este escribano del “limes” que “también le llegará la hora a la policía marroquí y a muchos de sus excesos”, “de hecho ya echamos a las Fuerzas Auxiliares de la frontera de Beni-Enzar por extorsionadoras”, pero (continúa mi interlocutor) “el último hecho, aquí en Ceuta, con los subsaharianos arrojados al agua al lado de Castillejos por la Guardia Civil fue inhumano”.

La concentración, durante la que en ningún momento fue interrumpido el tráfico rodado de entrada y salida a Ceuta, fue seguida de una sabrosa y nutritiva “harera” con la que los esforzados activistas rompieron a la ahora preceptiva el ayuno de Ramadán. “Harera” completa: con su sopa, leche, dátiles, empanadillas, chuparkías y hasta una pequeña pizza, tras la que el abogado Hajji tomó la palabra a fin de volver a caldear los ánimos y gritar las últimas consignas de rigor antes de retirarse, mientras una discreta pero siempre efectiva presencia de las fuerzas de seguridad marroquíes se mantenía en las inmediaciones.

El ministro Moratinos podrá decir lo que quiera y el inefable Rubalcaba argumentará estos días más de lo mismo. Sin duda hay momentos de bonanza pero la crisis subyace, agazapada, en el mismo corazón de las espesas relaciones bilaterales hispano-marroquíes, esperando tan sólo la ocasión propicia para sacar cabeza. Esto va para largo, equivocado está Zapatero si piensa que con las últimas y cuantiosas ayudas donadas va a eliminar el problema. Podrán, por un tiempo, templarse gaitas pero los analistas de Rabat le han tomado la medida a este Gobierno y están ensayando sus cartas a fin de conseguir sus objetivos, con la idea preconcebida de que quizás no vuelva a repetirse otro momento como éste: una España en crisis (económica, autonómica...) y con un gobierno débil y abiertamente pactista. Marruecos exige apoyo expreso para las “Provincias del Sur” (Sáhara) y la apertura de algún tipo de reflexión sobre Ceuta y Melilla. Visto.
 

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