Y no lo digo tan solo por las
sucesivas gotas frías agosteñas y por lo que se equivocan
los hombres del tiempo. De hecho anunciaron para el
miércoles pasado una tormenta memorable en la ciudad de
Málaga, veintidós litros por metro cuadrado en una hora y
alerta naranja. Los de la feria malagueña “amargaítos”, los
unos y las unas vestidos de corto y de faralaes paraguas en
ristre, las chonis enseñando celulitis con el mini short y
amarradas al paraguas y los macarra-calorros, ofuscados
porque no les permiten ir sin camiseta por la feria de día,
esos sin paraguas porque no les importa mojarse pero también
sin lucir torsos depilados y musculitos de gimnasio y
proteínas de bote. ¿Se dan cuenta? Un día entero conteniendo
el aliento y allí por no caer no cayó ni una puta meada de
gorrión. Nada. Ni una gota.
Por supuesto que la culpa la tienen los tenebrosos de las
alturas, porque tienen tal gafe en lo alto que hasta hacen
que se equivoquen los del tiempo, yerren sus pronósticos,
digan que va a caer aquí y cae allí, en Córdoba, con riada y
fallecidos, pueblos asolados y semisepultados por el barro y
ningún protocolo de ayuda urgente, porque no hay dinero.
Normal, estos gafados prefieren gastarse las pelas en
regalarlas en “cooperación internacional y ayuda al
desarrollo” pero a los damnificados, arruinados y agotados,
no llegan con los sacos de los dineros para consolarles y
que repongan el mobiliario y los electrodomésticos averiados
por el barro. Ruina sobre ruina. Crisis e inundaciones. La
maldición del Universo sobre los renegados. Vale ¿Pero por
qué afecta siempre a los no-renegados y no les cae a los
siniestros y se les mete el barro hasta por el culo? El
Universo, a veces, tiene un sentido del humor algo
enrevesado y escribe derecho con renglones muy torcidos,
supongo que porque confía en que nos crezcamos al superar
las dificultades y crecemos seguramente ¡pero se pasa
fatal!.
Dicen los internautas que son los que más saben de todo y se
encuentran más al tanto de lo fashion, que el actual
Gobierno tiene en lo alto un mal de ojo y exudan mal fario
aunque se rocíen por las mañanas con los desodorantes Rexona
anti-manchas blancas 24 horas de protección. Además
aconsejan que, si en Madrid, se encuentra uno en la tesitura
de tener que pasar a la vera de un Ministerio, mejor es
prevenir y llevar en el bolsillo unos dientes de ajo, un
crucifijo, una medallita de la Santísima Virgen de Fátima,
un papelillo con el número de un abogado y , si perteneces a
la población que presenta factores graves de riesgo y
marcadores altos, es decir, abogados, promotores, políticos
del bando contrario, notarios, constructores o persona con
posibles, unos cuantos trankimazines camuflados para
comenzar a masticarlos si ves que te van a meter en una
movida, así te tranquilizas, te pones tonto y te das menos
cuenta de la vil putada que te están haciendo. ¿Qué dicen
con esas caras de ratas polares árticas? ¿Qué se han
enterado por internet (en mi barrio se pronuncia “inten-né”)
de que se están haciendo grandes reservas de trankis y demás
pastilléo para cuando le toque el turno a la Nueva Era
Democrática y se empiecen a echar las cuentas que todo
quisque tenga derecho a mascar su pastilleja? Sí, para eso
los peperos son muy mirados y evitan el daño gratuito, por
lo general. Y ahora que se van a prohibir los congresos “a
la búlgara” y la política de “el dedo ladino para elegir” va
a entrar mejor gente, se van a ir a tomar viento los que
pretendieran en su día hacer del cargo o carguillo una forma
de vida por los siglos de los siglos, amen y las listas van
a estar más movidas que un mojito elaborado en condiciones.
¿Qué como vamos a sacudirnos el mal vagío, el fario y el
gafe? Pues dale que te pego con rogativas, santos para
arriba, Santísimas Vírgenes para abajo y chumba, chumba el
himno nacional y los soldados saludando a las sagradas
imágenes y rindiendo honores, que honores se han de rendir a
Dios y no a hornadas de mamarrachos. Mejor que pongan a un
príncipe de la milicia de Ministro de Defensa, que ese sabrá
como comportarse y que, la muerte, no es el final. El himno
a la esperanza en la vida eterna, que no sé como estos
oscuros no lo han prohibido.
¡Pero que llueva en agosto y la riá nos espante a los
turistas! Eso es lo peor .¡Hay que tener mal vagío!.
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