Al principio escuchar la palabra
racista me hacía gracia, porque pensaba y sigo pensado que
la palabra racista la emplean aquellos que son más racista
que nadie, como escudo protector de su propio racismo.
Me pasaba igual con el asunto de los tan traídos y llevados
Derechos Humanos. Esos derechos nacen, precisamente, en un
país donde brillan por su ausencia. Otro escudo protector
tras el cual se ocultan, quienes menos Derechos Humanos
practican.
Eso los saben muy bien todos aquellos dictadores, algunos
dictadores de pacotillas, que escudándose en esos derechos
quieren que se les apliquen en su favor, cuando jamás ellos
lo aplicarían en favor de ningunos de aquellos a los que les
tiene el pie puesto en el cuello, para hacer imposible que
se muevan.
Lo de los Derechos Humanos es el cuento de nunca acabar
porque, siempre, se repite lo mismo. Lo cual me hace casi
imposible que pueda creer en sus defensores, esos que se
rasgan las vestiduras en defensa de los mismos.
Mientras no se me demuestre lo contrario se me hace muy
cuesta arriba creer en sus defensores. Puesto que, hasta
estos momentos, esos Derechos Humanos, parecen ser aplicados
a aquellos que menos derechos tienen a esos derechos. Me
explico.
Cuando un terrorista asesino mata a sangre fría a otro ser
humano que nada le ha hecho, por el simple hecho de matar y
este es detenido, hay que aplicarle todos los Derechos
Humanos del mundo mundial. Y yo me pregunto, cuál es el
Derecho Humano que asiste a aquel inocente que ha sido
asesinado.
Si, ya lo se, le asiste el Derecho Humano a ponerle una
bandera española sobre el ataúd, ser portado el mismo a
hombros de sus compañeros y el aplauso de despedida que le
dan todos los presentes. ¡Pedazo de Derechos Humanos!.
Y al terrorista asesino es al que hay que aplicarle todos
los Derechos Humanos habidos y por haber. En esa aplicación
de los mismos, se puede instalar en los bajos de la casa
donde vivía aquel que había asesinado o bien irse a otro
país, después de asesinar a veinticinco personas y vivir de
p…madre, sin que se le remueva la conciencia. Porque digan
lo que quieran decir, todos esos que sienten tan buenos y
luchan por la aplicación de esos Derechos Humanos a estos
asesinos, ellos nunca se arrepienten de sus asesinatos.
Para que todos tuviesen los mismos Derechos Humanos, metería
en la cárcel a los asesinos, y mientras no volviese el
inocente asesinado a declarar y dar su versión de los
hechos, los asesinos no saldrían de la cárcel.
No me negarán, todos esos defensores del asunto, que no
seria justa la cosa, para que asesino y asesinado tuviesen
los mismos derechos a la hora de impartir justicia. Pues
para que un juicio tenga lugar, se habrá de escuchar a los
dos partes.
Me da igual lo que opinen esos defensores de los Derechos
Humanos, mientras no se aplique al asesino y al asesinado el
mismo derecho. Pues si sólo se aplica al asesino, esos
Derechos Humanos, me darán la razón cuando digo que es el
escudo protector de todos aquellos dictadores que menos
aplican esos derechos. ¿O no?
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